La víctima se daba cuenta al poco de que había sido engañada y presentaba la denuncia ante la Policía Nacional

«Hola, mamá, has recibido mi SMS, estoy actualizando el nuevo móvil, ahora te hablo«. Es el mensaje, vía wasap, que recibía una mujer, supuestamente de su hija. Y arrancaba la conversación entre ambas, hasta que en un momento, pedía a su progenitora que le hiciera una transferencia de 8.000 euros.
La mujer, que hasta entonces pensaba que estaba charlando con su hija, hacía el envío de dinero. Aunque poco después algo lo sonaba raro y ese mismo 9 de abril ya comenzaba a sospechar que estaba siendo víctima de una estafa. No lo dudó y se ponía en contacto con su entidad bancaria para intentar frenar el traspaso y acudía a presentan la denuncia en la Comisaría de la Policía Nacional de Valladolid.
Con los datos de lo sucedido, los agentes llevaban a cabo una investigación en la que lograban identificar al presunto autor de los hechos, la estafa conocida como ‘hijo en apuros’, a la vez que solicitaban mandamiento judicial para la retrocesión de la cantidad ingresada en la cuenta de la supuesta hija.
Días más tarde, el banco procedía al ingreso en la cuenta de la mujer de los 8.000 euros, según ha dado a conocer la Policía Nacional, que ha explicado que en la estafa conocida como el ‘hijo en apuros’, los estafadores realizan envíos masivos de mensajes a teléfonos móviles de posibles víctimas haciéndose pasar por uno de sus vástagos, dicen que su móvil se ha estropeado y que por eso escriben desde otro teléfono, que pertenece a la organización.
Siempre usan el español como idioma para comunicarse, llegan a enviar o utilizar fotografías de sus hijos en el perfil del teléfono fraudulento, alegando durante la conversación la imposibilidad de recibir llamadas. Y una vez la víctima contesta al supuesto hijo, comienza el verdadero embuste, solicitando dinero bajo diferentes excusas. Eso sí, siempre necesitan el dinero con una transferencia urgente -que no da opción a comprobar la veracidad de los hechos- para saldar una supuesta deuda cuyo montante suele oscilar entre los 2.500 y 3.000 euros.
Para evitar estas estafas, desde la Policía recomiendan comprobar la veracidad de los mensajes, llamando al número que se tiene de su hijo o si no responde al de alguna otra persona que pudiera estar con él. Si no es posible contactar con él, preguntarle al interlocutor algún dato que sólo puede saber su hijo o ponerle algún «cebo» para comprobar que el interlocutor es verdaderamente su hijo, como como decirle por ejemplo que si se toma todos los días las pastillas (cuando por ejemplo no toma ninguna medicación) o cómo está su perro (cuando no tiene ninguno).