Muchos de los grandes avances tecnológicos en medicina que podrían optimizar los resultados de los actuales sistemas sanitarios y ayudar a mejorar la salud de la población en general no llegan ni a los pacientes ni a los hospitales. «La tragedia del sector MedTech –abreviatura de tecnología médica– es que incluso las ideas que salvan vidas no llegan a ver uso clínico y ayudar a los pacientes». Con estas palabras, el doctor Nicolas Huber describió ante algunos corresponsales de la prensa extranjera en Londres uno de los grandes problemas de la actualidad, un momento en el que la tecnología está más avanzada que nunca antes en la historia y en el que sin embargo los mayores avances muchas veces no llegan a quienes más los necesitan.
«Queremos cambiar esto. Londres tiene la masa crítica para ser un punto de referencia mundial en MedTech, ya que contamos con investigadores y clínicos de primer nivel y una población de pacientes excepcionalmente diversa», continuó el médico.
MedTech se refiere a la aplicación de tecnología avanzada en el campo de la medicina para mejorar la atención de los pacientes e incluye una amplia gama de productos y servicios, desde dispositivos médicos como marcapasos y equipos de diagnóstico por imágenes hasta aplicaciones de software y herramientas de inteligencia artificial utilizadas para el análisis de datos médicos.
Y aunque el objetivo principal de esta tecnología sea hacer que la atención médica sea más efectiva, segura y accesible, beneficiando tanto a los profesionales de la salud como a los pacientes al proporcionar soluciones innovadoras y eficaces para los desafíos sanitarios, aún queda mucho por hacer para que la gente tenga acceso, ya que los obstáculos comerciales y las complejidades regulatorias dificultan el caminio. De hecho, un informe de la Asociación de Industrias Británicas de HealthTech (ABHI) y el Centre for Process Innovation (CPI), una organización de innovación tecnológica que ayuda a las empresas a desarrollar, probar y comercializar nuevas tecnologías y productos, concluyó que «casi la mitad de las empresas de HealthTech han retirado productos del mercado debido a desafíos regulatorios insuperables».
De ahí que hace unas semanas haya comenzado a operar uno de los proyectos más ambiciosos pensados para romper esta brecha, el London Institute for Healthcare Engineering (LIHE,por sus siglas en inglés), en el seno del King’s College London, el primer instituto de ingeniería sanitaria destinado a ser una gran aceleradora de empresas de tecnología médica en el Reino Unido, del que Huber es director de Operaciones comerciales y asociaciones. En su opinión, «al reunir a expertos clave y emprendedores en un sólo espacio físico tan cerca de la práctica clínica, daremos a las innovaciones la mejor oportunidad de llegar a los pacientes, a gran escala».
Las instalaciones del instituto, que pretenden que apoye a las nuevas tecnologías sanitarias a navegar «el complejo y a menudo bloqueado camino hacia el éxito clínico y comercial, reuniendo experiencia de investigación y desarrollo de clase mundial en la academia, el NHS (el sistema nacional de salud) y la industria MedTech», están directamente conectadas con el St Thomas Hospital, uno de los centros sanitarios más grandes e importantes de Londres, y cuyos pacientes serán los primeros en tener acceso a los avances que se desarrollen.
Universidad, NHS (sistema público de salud) e industria se sincronizan para cerrar la brecha entre la ingeniería sanitaria y el enfermo
«En el sector MedTech, la mayor parte de la innovación está liderada por pequeñas start-ups o spinouts universitarias, mientras que la traducción a gran escala la consiguen unas pocas empresas más grandes», explica el profesor Sebastien Ourselin, director del LIHE y miembro de la Real Academia de Ingeniería y de la Academia de Ciencias Médicas del Reino Unido. Ourselin apunta que el instituto «está diseñado como un ecosistema para reunir ambos lados de esta ecuación, y para apoyar a las empresas dentro de un marco integral que les permita crear impactos positivos en los pacientes, a gran velocidad». Se felicita, además, porque el centro proporcionará «un ecosistema importante para la próxima generación de innovadores, con estudiantes del King’s en los cursos de maestría en Innovación y Emprendimiento MedTech y Tecnologías Sanitarias que recibirán formación experiencial en el LIHE».
El contexto es favorable. Según datos del instituto, el Reino Unido es líder en el desarrollo de tecnología para el sector médico y es el tercer mayor contribuyente de MedTech en el mercado europeo de 160 mil millones de euros, y se proyecta en los próximos años un crecimiento sustancial para el mercado, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 14.9% (2019 – 2028) sólo para el submercado de la robótica intervencionista, un segmento específico del sector que se enfoca en el uso de robots para realizar procedimientos médicos y quirúrgicos.
Hypervision Surgical, una empresa derivada del King’s College, es una de las primeras que se han establecido en el LIHE. La compañía utiliza inteligencia artificial y tecnología de imágenes avanzadas para crear una plataforma de análisis de tejidos en tiempo real en el quirófano, con el objetivo de hacer que las cirugías sean más precisas, seguras y rápidas. La compañía, formada por clínicos, expertos en imágenes médicas y en IA, recaudó 6.5 millones de libras en inversiones iniciales el año pasado. Michael Ebner, su CEO y cofundador, realizó una demostración simulada de análisis de tejido en tiempo real en el quirófano del departamento de Ingeniería Quirúrgica e Intervencionista del instituto ubicado en las instalaciones del St. Thomas, que cuenta con tecnología de vanguardia.
El nuevo instituto es «único»
En su opinión, hay «lugares en Europa donde hay una fuerte innovación o un fuerte trabajo clínico, pero tener ambos combinados es increíblemente difícil y raro». De ahí que defina al nuevo instituto como «único». «No existe tal infraestructura en ningún otro lugar de Europa», asevera, y matiza que aunque en «los Estados Unidos hay lugares como la Universidad John Hopkins, con un concepto bastante similar, no tienen la industria in situ a esta escala». «Aquí tenemos tres pilares importantes, que siempre me gusta repetir, que son realmente claves: la universidad, el NHS y la industria; y tenerlos a todos ellos en un diagrama de Venn, trabajando en sincronía, es muy raro. Por lo general, hay una gran brecha entre ellos. Y en lo que estamos trabajando arduamente es en asegurarnos de que esas brechas se minimicen, o incluso que se eliminen por completo», dice Ebner.
