Los aranceles de Trump amenazan a un 25% de toda la venta exterior de aceite de oliva de Córdoba

El misil fiscal llega a una línea de flotación que representa, según datos oficiales de Comercio Exterior, el 25 por ciento de todo el aceite de oliva que la economía cordobesa exporta, y que en los últimos años ha multiplicado su valor y peso gracias al esfuerzo de grandes y pequeñas almazaras y agricultores por la calidad y la promoción en un duro mercado.

Las ventas al exterior del ‘oro líquido’ viven su particular época dorada en la provincia de Córdoba. El año pasado se batió récord y fue el segundo emisor más importante de Andalucía. Y máxime en un mercado como el norteamericano, que hace poco más de una década era casi inalcanzable, o al menos estaba conquistado por las sibilinas manos italianas. Los datos oficiales refutan este auge que ,a la par, produce más desazón aún en los productores cordobeses.

El pasado año 2024 se exportó aceite de oliva (a granel y envasado) a Estados Unidos por valor de 195,2 millones de euros. Es el mejor dato de toda la historia con el gigante estadounidense y representa el 23% de todo el aceite que se ha vendido fuera de nuestro territorio y de España. Para contrastar el gran momento coyuntural baste con comparar con los números de una década anterior. Según los datos de la Cámara de Comercio de Córdoba, en 2015 las ventas a EE.UU. llegaron a 55 millones de euros y su cuota en la tarta total exportadora apenas representaba un 10%.

Esfuerzo inversor

La progresión ha sido aritmética en todos estos años en los que Estados Unidos se ha convertido en el segundo mercado receptor tras Italia. El país transalpino copa el 37% del total de ventas al exterior (313 millones se dejaron para comprarnos aceite), el norteamericano un 23% y el salto al tercer puesto que ocupa Portugal conlleva un descenso al 7% de la cuota de internacionalización.

«Llevamos muchísimos años haciendo acciones de promoción y llevando nuestro aceite a EE.UU. y no se ha hecho en un año, ha sido una labor muy importante, con mucho esfuerzo y que finalmente es posible recoger los frutos», señaló ayer a ABC Macarena Sánchez de Aguilar, la gerente de la Asociación de Almazaras Industriales de Córdoba. Los efectos colaterales de esta decisión impositiva pueden ser un duro revés para muchas pymes del sector primario.

«Pese a que hora se está trabajando más que nunca por la exportación y se está invirtiendo más que nunca en promoción esta medida te puede sacar del mercado directamente. Hay muchas pequeñas y medianas almazaras que son el tejido más común y hacen un gran esfuerzo», apostilla Sánchez de Aguilar.

El precedente de Trump con el aceite español ya fue del 25% y esa medida supuso un laberinto para los empresarios y agricultores. Unos optaron por asumir ese sobrecoste. Otros intentaron negociar con el importador para repartir la carga fiscal -sin mucho éxito por cierto-. Otros tuvieron claro que había que reorientar la brújula comercial a otros destinos. China y Japón (a la que ahora se exportan 20,4 millones de euros) fueron los principales recambios en esta pelea.

«Seguro que el sector va a salir de ésta. Ha hecho un milagro económico en los últimos 20 años porque de 500.00 toneladas que producía entonces se ha pasado a 1,5 millones y se exportan dos tercios lo que dice que se ha sacado afuera mucho, se exporta cada vez más y se han hecho bien las cosas», reflexiona Rafael Navas, secretario general de Asaja Córdoba.

Este dominio productor que pretenden seguir países de la cuenca mediterránea -como Marruecos, Túnez, Turquía…- o algunos sudamericanos como Argentina y Chile tiene en Córdoba una buena piedra de toque teniendo en cuenta que es el segundo territorio español después de Jaén donde más aceite sale de las almazaras o cooperativas.

Los datos oficiales de la Cámara de Comercio indican que en 2024 se exportaron 106.397 toneladas de aceite de las que un 20% se dirigieron a Estados Unidos: 21,2 millones. Esa cantidad total de aceite exportado supone dos tercios del global que se produjo en la campaña agrícola, teniendo en cuenta el tirón cada vez mayor en el mercado español de nuestro ‘oro líquido’.

El rol de la Unión Europea

Hay una clave en estas cifras aún más llamativa por el valor añadido que se impregna a las operaciones. El número de toneladas vendidas al exterior ha ido disminuyendo, realmente, pero se debe a que la cantidad de aceite a granel que se comerciaba también lo ha hecho dando paso al embotellado. Lo que siempre fue la asignatura pendiente del tejido productivo cordobés. De ahí que se multiplique por cuatro el valor de las ventas exteriores (una botella vale más que un kilo a granel) y disminuya el peso real de lo exportado.

En este punto, Navas prefiere ser algo más prudente y esperar a la propuesta final de Donald Trump. «Todo depende de varios factores: a quién le pone aranceles, si sólo a España o también Italia u otros países europeos; o ver si es sólo al envasado o al granel». Hay gigantes como Dcoop que ya tiene fábricas en EE.UU. (Pompeya), donde envasa su propio aceite. Y más casos.

En lo que sí coinciden industriales y agricultores es en el rol que debe jugar la Unión europea en esta disyuntiva. «Tiene que pelear por que en un mercado común nos movamos en las mismas condiciones y que no haya un país con arancel y otros no. Tiene que dar la talla, igual que el Gobierno para defendernos», asegura a este periódico Rafael Navas.

En este mismo sentido se expresa la gerente de la Asociación de Almazaras Industriales. «La Unión Europea brilló por su ausencia en su día, y lo que se trata es de que haya relaciones diplomáticas al más alto nivel, que eviten esos aranceles», apostilla.