Las carreras de Chris Pratt (Minnesota, 1979) y Millie Bobby Brown (Marbella, 2004) son algo así como dos líneas convergentes. Dos inicios alejados entre sí que han acabado encontrándose en el mismo punto: el cine comercial y las superproducciones. La de Pratt es la historia de un actor que llegó ya cumplidos los 30 con Parks and Recreation para acabar reventando la taquilla con las sagas de Vengadores, Guardianes de la galaxia o Jurassic World. El de Bobby Brown es el caso paradigmático de niña estrella descubierta en Stranger Things y que ha ido encadenando grandes proyectos desde su inicio. Y ahora ambos han confluido en la gran apuesta de Netflix para este año, Estado eléctrico, que se estrena este viernes en la plataforma.
La película de los hermanos Russo supone el mayor desembolso que haya hecho nunca el gigante del audiovisual en un proyecto cinematográfico. Según las distintas estimaciones, el presupuesto supera los 300 millones de euros para construir una historia distópica sobre las consecuencias que ha dejado una guerra entre humanos y robots. Con las máquinas subyugadas y encerradas en una zona de exclusión, con un magnate despótico al mando de todas las operaciones y con un clima de violencia a punto de estallar que permite intuir un paralelismo con la actual situación de los Estados Unidos. «Creo que lo realmente interesante de esta película y la razón por la que Chris y yo queríamos ser parte de ella es porque es una historia muy original, nada está basado en nadie. Es una película original con personajes originales», elude la comparación Millie Bobby Brown en una estancia del Hotel Four Seasons de Madrid, sobre el parecido entre el magnate que interpreta Stanley Tucci y el actual presidente del país, Donald Trump.
Su compañero, a quien se ha vinculado al sector republicano por evitar mostrar su apoyo a Joe Biden en 2020 y a Kamala Harris ahora, como han hecho las principales estrellas del Universo Marvel, evita el terreno político, pero se zambulle de lleno en los problemas derivados de la tecnología. «En 2060, cuando miremos atrás y analicemos nuestra relación actual con los teléfonos, nos sorprenderá que hayamos permitido que los menores de 18 años estuvieran con el iPad para que nosotros pudiéramos estar con el teléfono», expone Pratt, que cita La generación ansiosa, el ensayo de Jonathan Haidt, como base de esta tesis. «Hay mucha negatividad en nuestro teléfono, pero también es una herramienta increíblemente poderosa para la creatividad, la organización, la comunicación, la fotografía, la realización de películas. Hay que tratar de averiguar qué partes son buenas y malas para nuestro cerebro. Eso es un verdadero desafío», incide.
El actor, padre de cuatro hijos, todos ellos menores de edad, vincula esa preocupación precisamente a la crianza. «Me gustaría influir en el bienestar de la próxima generación, el algoritmo está dejando a nuestros hijos con una ansiedad increíble y problemas de salud mental. Es desafortunado, pero esta generación son conejillos de indias en términos de cómo les afecta esto. Mi expectativa es que algún día lo vean como ahora vemos el tabaquismo. En los años 50 y los 60 había madres embarazadas fumando y amamantando a sus hijos y ahora no lo vemos normal», apunta mirando a su compañera. «Yo estoy completamente de acuerdo con Chris. Ojalá esto sea algo que podamos controlar en un futuro cercano».
Millie Bobby Brown es precisamente una de las figuras con mayor influencia entre las generaciones jóvenes desde que Stranger Things la convirtiera en un icono global. Y, en los últimos días, ha salido a criticar la forma en la que se ha tratado su cambio físico y las acusaciones de que había recurrido a operaciones de cirugía estética en su cara. «Todos los jóvenes, especialmente en el mundo de hoy, tienen desafíos y dificultades, especialmente las mujeres jóvenes. Estar siempre en el foco de atención trae aún más, pero no es nada para lo que no esté preparada», expone la actriz con su marcado acento británico. Y sigue: «Entiendo la responsabilidad y el altavoz que tengo. Y si puedo usarlo para influir en que todos esos jóvenes quieran cambiar el mundo, para que tomen decisiones positivas, para que encuentren su lugar en el mundo, entendiendo la responsabilidad que supone, lo voy a hacer y será un orgullo».
Que Estado eléctrico sea también su primera película con los hermanos Russo, sumado a su popularidad y a su buena relación con Chris Pratt, abre la puerta a que Millie Bobby Brown se plantee dar el salto hacia el universo Marvel. «Me encantaría ser parte del Universo Marvel, por supuesto siempre estaré abierta a algo así. Nunca voy a decir que no a volver a trabajar con los Russo ni con Chris», apunta la intérprete, que aún así elude la presión de enfrentarse a una superproducción como la que Netflix ha puesto en marcha como su gran apuesta para el presente año. «No hay nada malo en todo eso, no es cuestión de dinero. Cuando trabajas con los Russo, se trata de familia. Ellos llevan a su equipo de película en película. No se trata de cuán grande es el presupuesto, no piensas en eso cuando estás rodando. Lo que importa es la trama y esa gran película épica que se va a ver en la pantalla», remarca la actriz británica.
Porque esa es la premisa que se ha fijado tanto en Netflix como en todo el equipo de la película, presentar Estado eléctrico como una película familiar, para todos los públicos, con un elenco de estrellas que incluye a los dos protagonistas, pero también al citado Stanley Tucci, al oscarizado Ke Huy Quan y a Giancarlo Esposito. Además, las voces de los robots las ponen Brian Cox, Woody Harrelson, Colman Domingo, Jenny Slate, Billy Bob Thornton o Anthony Mackie. «Es un gran momento para discutir sobre la tecnología, los peligros de no poder conectar con nuestros semejantes y la naturaleza adictiva de salir y entrar en una versión alternativa de la realidad. Pero la película en sí es una gran aventura familiar, divertida. Aunque haya un levantamiento de robots fallido, elementos de guerra y una especie de realidad distópica, es colorida y no da miedo. Es una película familiar, pero con algunos temas realmente relevantes en la actualidad», indica Chris Pratt.
Una línea que sigue también Millie Bobby Brown. «Los niños alucinarán con los robots, pero los padres pueden verla para entender el problema del equilibrio con la inteligencia artificial, la tecnología, la realidad y mantenerse arraigado en la humanidad». La actriz, de hecho, insiste en ese papel de los progenitores. «Espero que los padres reflexionen sobre prohibir a sus hijos el uso de la tecnología para protegerlos y resguardarlos de la negatividad que hay en internet y sobre el tipo de contenido que sus hijos consumen».