Se trata de la infraestructura crítica más importante de Cataluña. Cuando en junio de 2024, el entonces jefe de los Mossos d’Esquadra nombró a un nuevo responsable de seguridad del aeropuerto de Barcelona, los delitos en la denominada zona ‘pública’ -antes de pasar el control hacia la restringida- habían incrementado más de un 81 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. De 387 a 702 ilícitos. En su mayoría, hurtos. «Era un momento muy complicado, con muchos hechos delictivos», ha recordado este jueves el subinspector Joan Alfred Vives quien, doce meses más tarde, puede presumir de haber doblegado la «curva delictiva» en las instalaciones, tal y como refrendan los datos.
Y es que, sólo en octubre del año pasado, en el aeropuerto de El Prat se registraron un total de 1.075 delitos, es decir, casi 36 al día y el doble que el mismo mes de 2023. En cambio, la tendencia se ha revertido entre este pasado febrero y mayo; últimos datos disponibles, que muestran una disminución relevante, hasta la mitad de los registrados durante el mismo mes de 2024. Pasando de 698 a 394 ilícitos. Para logarlo, la primera petición del subinspector fue «más músculo», es decir: contar con más efectivos. La estrategia pasaba por aumentar la visibilidad de los mossos uniformados, para incrementar la sensación de seguridad y tratar de disuadir a quienes hacen de la delincuencia su ‘modus vivendi’.
A la par, agentes de paisano, «que trabajan 24 horas al día» para «cazar a los multirreicidentes» que frecuentan el aeropuerto. También, gracias a la coordinación con la Fiscalía y los juzgados, han conseguido 58 medidas cautelares de prohibición de acercamiento a 500 o 1.000 metros de las instalaciones. «Hace un año no había ninguna, sí para la Sagrada Familia o algún punto de la AP-7», ha detallado el subinspector. En la actualidad, 28 de ellas siguen vigentes.
«Queríamos ser tenaces y, de momento, estamos ganando la partida», ha apuntado el director de la Policía, Josep Lluís Trapero, en la misma rueda de prensa desde El Prat, para detallar la bajada de la delincuencia en la infraestructura estratégica. El objetivo era «cambiar la percepción de inseguridad con la perspectiva de los datos», que ahora respaldan los cambios. Y es que el propio personal consular había trasladado al Govern que la gran cantidad de hurtos repercutía en la imagen de todos aquellos que aterrizan en Barcelona. «Sin emborracharnos de triunfalismo, las cosas empiezan a ir mejor», ha constatado.
Y es que sólo en mayo, 5,2 millones de personas han pasado por el aeropuerto de la capital catalana, ha apuntado la consejera de Interior, Núria Parlon, lo que lo convierte en un «lugar atractivo para los delincuentes». A la presión policial ha ayudado también el incremento de cámaras de vigilancia que permiten controlar «prácticamente» cualquier punto de la infraestructura, y los agentes detectan así rápidamente a los multirreincidentes. «Cuando los vemos entrar, a través del metro, el aerobús, o el parking, los tenemos controlados», ha precisado el subinspector Vives.
En total, son 203 los efectivos con los que cuentan los Mossos d’Esquadra para velar por la seguridad en la zona pública de ambas terminales. Hace un año eran sólo 126. La estadística muestra que los viernes a última hora y las mañanas de sábados y lunes es cuando mayor actividad delictiva se registra. Además de hurtos, también algunos robos en vehículos. Pero los primeros siguen siendo mayoritarios. «Muchas veces son consecuencia de que el objeto es de fácil acceso. Alguien que se encuentra en un espacio de restauración y deja la maleta sin controlar y se la acaban robando», ha indicado el mando. Y es que más de seis de cada diez se producen «al descuido». Los restantes, porque el delincuente «busca a la víctima». Fijándose en aquellas que van mejor vestidas o con bolsos o relojes de alta gama.
En ese último caso, actúan en grupos de tres o cuatro individuos. «Uno distrae, otro controla, uno toma la acción y el cuarto huye». Incluso hay multirreincidentes que siguen a sus víctimas desde Barcelona, cuando no han podido perpetrar el hurto. El aeropuerto sigue siendo un «reclamo» para este tipo de delincuentes, el problema es que la presión policial causa «desplazamientos» hasta el municipio de El Prat, el más afectado, al ser colindante. Para ello, desde el Cuerpo apelan al plan Kanpai, el diseñado para atajar la actividad de quienes acumulan decenas de antecedentes por delitos contra el patrimonio.
Otra de las problemáticas ante la elevada cifra de hurtos en el aeropuerto era el traslado de detenidos hasta las dependencias de la Policía catalana en El Prat, por lo que se perdían efectivos, encargados de ello. A partir de este lunes, 16 de junio, estarán operativas tres celdas de contención en la propia infraestructura, para custodiar allí provisionalmente a los arrestados y luego agilizar esos desplazamientos. Tras Hospitalet, el aeropuerto es donde más detenciones se producen en toda la región policial Metro Sur, según ha detallado Vives.