Los narcos de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) manejaban el teléfono personal de Miguel Ángel Rodríguez Ortiz, ex director de Puerto III, la mayor cárcel de España. Una investigación policial sostiene que trataban de influir, y que lo consiguieron en varias ocasiones, en la concesión de beneficios penitenciarios a algunos presos recluidos en dicha prisión gracias a la influencia que Rodríguez Ortiz siguió ejerciendo sobre algunos empleados del centro tras jubilarse.
Así lo acredita la Guardia Civil en la documentación remitida al juez que investiga una presunta trama de corrupción al más alto nivel en la que están involucrados, entre otros, el propio Miguel Ángel Rodríguez Ortiz y Trifón M. M., administrador del centro de reclusión durante años. Rodríguez Ortiz dirigió Puerto III desde 2012 hasta enero de 2021, cuando se jubiló. Los implicados, según la investigación policial, cobraban entre 6.000 y 15.000 euros, dependiendo del tipo de beneficio solicitado.
En base a la documentación a la que EL MUNDO tiene acceso, el 20 de abril de 2023, Miguel Ángel Rodríguez recibió en su teléfono personal la llamada de María Ángeles R. F., mujer de un narcotraficante de Sanlúcar de Barrameda apodado el Tapaera. Primero fue Miguel Ángel Rodríguez quien, según confirma la Guardia Civil mediante el registro de llamadas, da dos «toques» de un segundo de duración al teléfono de la pareja del narco. Se dieron a las 12.55 horas, en una franja temporal de 16 segundos.
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La mujer de el Tapaera devolvió la llamada a Miguel Ángel Rodríguez Ortiz 57 minutos después de esos dos «toques». A las 13.52, el ex director de Puerto III ve aparecer en su teléfono móvil una llamada entrante del número que corresponde a la mujer de el Tapaera, aunque los investigadores sostienen que al otro lado del teléfono está el propio narcotraficante. La conversación se alarga durante algo más de cinco minutos.
Inmediatamente después, Miguel Ángel Rodríguez Ortiz llamó a su sucesora en la dirección de Puerto III, Esther Serrano, quien había ascendido desde la subdirección tras la jubilación del investigado. Rodríguez Ortiz le pide que «amplíe la autorización» del permiso del que ya gozaba un interno, Luis D. M. El ex director de Puerto III le dice a Esther Serrano que el abuelo del reo se encuentra gravemente enfermo y hospitalizado.
Algunos de los mensajes a la directora Esther Serrano, incluidos en el atestado.
A las 14.21 horas de aquel día, 20 de abril de 2023, Serrano volvió a llamar a su antecesor para confirmarle que se le concedía esa ampliación al reo. Cuatro minutos después, Rodríguez Ortiz llama de nuevo al teléfono registrado a nombre de la mujer de el Tapaera para comunicar la noticia.
Pero ese beneficio concedido a dicho preso que ya se encontraba de permiso se basó en una mentira. Su abuelo no estaba enfermo. La directora de la prisión se enteró más tarde, y así lo conoció también la Guardia Civil. Ese recluso necesitaba más tiempo en libertad para mover «un barquito» vinculado con el tráfico de drogas.
Seis días más tarde de aquellas llamadas cruzadas entre el teléfono de la mujer de el Tapaera y el del ex director de Puerto III, la Guardia Civil siguió a Rodríguez Ortiz por las calles de Sanlúcar de Barrameda, una localidad con problemas desde hace décadas con el narcotráfico por su proximidad a la desembocadura del río Guadalquivir, lugar de entrada en España de grandes cantidades de hachís (y ahora también cocaína) en narcolanchas.
Encuentro en un bar
El 26 de abril de 2023, el ex director del penal, ubicado en El Puerto de Santa María (Cádiz), se reunió con el Tapaera, con otros «dos delincuentes conocidos del ramo» y con un abogado. Se vieron en el interior de un bar. Los investigadores afirman que ese encuentro «se produce con la única finalidad de tratar sobre la situación penitenciaria de internos relacionados con ellos».
Los investigadores incluyen en sus atestados algunos de los mensajes que tanto el ex director de Puerto III como el administrador de la prisión, Trifón M. M. (jubilado tras ser detenido en junio de 2024), le enviaron a Esther Serrano cuando ella alcanzó la dirección del centro penitenciario. «Esther, dime algo, que ya sabes lo persistente que (es) nuestro amigo Miguel Ángel», le escribió Trifón M.M.
Otro de los mensajes incluidos en la causa judicial es el que le envió el ex director de la prisión a su sucesora para que ésta intercediera en favor de un preso del que Rodríguez Ortiz decía conocer a su hermano, tener «compromiso» y ser «amigo» de su abogado. «Delito de 2017 (…) No problemas tóxicos, buena acogida familiar y contrato de trabajo (…) Muy arrepentido y de baja reincidencia. Besos y trátalo con cariño, que estamos en Navidad, chiquilla».
Junto a Miguel Ángel Rodríguez se investiga a Trifón M. M.; a un abogado sevillano que habría intentado obtener beneficios penitenciarios para dos presos; a un recluso que se dedicaba a captar clientes dentro de la cárcel, y a un antiguo reo que ejercía de enlace en la calle con familiares y letrados de los interesados.
También se investiga a un concejal del PP en El Puerto de Santa María. Está acusado de inducción necesaria para la comisión de un delito de tráfico de influencias. Presuntamente, intercedió para que los miembros de esta trama consiguieran poner en libertad al sobrino de un empresario que se encuentra privado de libertad.
