Los analistas y los organismos internacionales apenas están empezando a aproximar la factura que la ofensiva arancelaria global de la Administración Trump puede pasarle tanto a la economía global como a la de los principales países afectados. En medio de una incertidumbre máxima, … por la imprevisibilidad en torno a las cargas comerciales efectivas que finalmente Estados Unidos acabará imponiendo a sus socios comerciales y, por tanto, por los potenciales efectos que estas pudieran tener, empiezan a emerger las primeras conclusiones: que la guerra comercial lastrará de manera generalizada el desempeño económico en todos los países, incluidos los menos expuestos a la guerra comercial; que tendrá efectos inflacionistas; y que dañará de manera más intensa a sus principales actores, Estados Unidos y China.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprovechado la celebración de su tradicional cumbre de primavera en Washington y la publicación de su Informe Global sobre Estabilidad Financiera para difundir una primera valoración del impacto que los aranceles pueden tener sobre las dos grandes potencias económicas del planeta, al alimón actores principales de este crudo choque comercial, y su primera conclusión es que si bien la aplicación de aranceles perjudicará más a la economía china, el contexto de incertidumbre económica generado por su imposición generará un perjuicio similar sino incluso mayor sobre la economía de Estados Unidos.
Puesto en cifras, la estimación, que se incluye en un artículo titulado ‘La economía global entra en una nueva era’ y difundido este martes en el blog del organismo multilateral, concluye que la activación de los aranceles previstos, del 145% sobre los productos chinos en el caso de Estados Unidos; y del 125% sobre los productos ‘made in USA’ por parte de China restará ya este mismo año 1,2 puntos de crecimiento a la economía china, por solo 0,4 décimas a la economía de Estados Unidos, plasmando los diferentes grados de dependencia comercial de ambos países.
Los analistas del Fondo Monetario consideran, no obstante, que ese impacto asimétrico no se reflejará de manera tan directa sobre las expectativas de crecimiento de ambos países, ya que estas estarán sometidas a otros factores no irrelevantes. De hecho, el FMI considera ahora que la economía de Estados Unidos avanzará este año 2025 un 1,8%, nueve décimas menos que la previsión inicial del 2,7% que el organismo realizó en enero cuando la guerra comercial era solo una amenaza improbable; en tanto que la economía China crecerá un 4%, solo seis décimas menos que el 4,6% estimado en enero.
¿Cómo es posible si el propio Fondo estima que el impacto de los aranceles será más perjudicial sobre la economía china? Pues porque mientras en Estados Unidos el impacto directo de los aranceles se verá multiplicado por la situación de inestabilidad general causada por las políticas de Trump, en China el plan de apoyo fiscal que prevé desarrollar el Gobierno absorberá la mitad del impacto sobre la economía de los aranceles. En ambos casos, no obstante, el FMI entiende que la guerra comercial se traducirá en tensiones inflacionistas que añadirán alrededor de un punto a la previsión de evolución de los precios formulada hace apenas un par de meses.
El Fondo cree que España esquivará el golpe
«La incertidumbre y la falta de predictibilidad política se han convertido en un factor esencial en las previsiones», admite el artículo del FMI, que advierte que de mantenerse el pulso arancelario en las condiciones actuales «el crecimiento global se ralentizará de manera muy significativa».
De momento, el FMI parece restringir el impacto más duro de la guerra comercial a Estados Unidos y China, con ecos menos dañinos sobre la economía europea, que se dejaría dos décimas de crecimiento, y las economías emergentes, que perdería medio punto de su por otra parte tremendo impulso económico, que les permitirá crecer de manera agregada un 3,7% este año.
El crecimiento mundial se verá afectado en medio punto y la previsión pasa del 3,3% al 2,8%, más de la mitad de ese ajuste se explica por la fuerte revisión a la baja de las expectativas para Estados Unidos y China. España es uno de los escasos países que esquiva de momento la revisión generalizada a la baja de las expectativas de crecimiento para 2025, que el organismo sigue manteniendo en el 2,5% bajo el argumento de su escasa exposición directa a Estados Unidos. Peor le ha ido a otras economías del euro. El Fondo entiende ahora que Alemania no crecerá en 2025 y tendrá que esperar a 2026 para iniciar su recuperación con un crecimiento del 0,9%; a Francia el crecimiento se le ha revisado del 0,8% al 0,6%, mientras que para Italia la previsión ahora es de un crecimiento del 0,4% cuando hace apenas tres meses era del 0,7%.
La amenaza de un bloqueo con el de la pandemia
Los analistas del Fondo subrayan que ese impacto podría diluirse si Trump diera un paso atrás en su política comercial, pero también advierten de que su mantenimiento en el tiempo podría generar cicatrices mucho más relevantes sobre el crecimiento mundial.
El escenario que perfila el organismo en ese caso es sombrío. Entiende que la densidad de las cadenas de suministro global «pueden magnificar los efectos de los aranceles y la incertidumbre» y generar disrupciones en toda la cadena de valor generando un impacto similar al que se vio durante la pandemia. Considera también que en un contexto de escalada las empresas pueden responder reduciendo inversiones y recortando gastos, y las entidades financieras reconsiderando los criterios de riesgo que utiliza a la hora de conceder su financiación al sector privado generando una dinámica de consecuencias inquietantes.
«Los riesgos sobre la economía global se han incrementado y un empeoramiento de las tensiones comerciales podría conducir a una depresión del crecimiento económico», alertan.