Un viaje en tren a la capital de Francia fue el nexo de unión entre la española Teresa, de 87 años, y el alemán, Erhard Bake, de 90. Ella iba de camino a unas clases de inglés en Londres, y él acababa de terminar un curso de Estudios Hispánicos en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
«Aquello fue en el año 1957 y desde entonces, entre el noviazgo y el matrimonio, nunca más nos hemos vuelto a separar», presume ella. De hecho esta pareja celebrará el próximo 31 de julio sus sesenta y cinco años de felices nupcias, patentes en cada mirada y gesto que se hacen entre ambos.
Compartir un rato junto a ellos en su nuevo hogar en Las Arcadias (El Encinar de los Reyes, Madrid), es contagiarse de su alegría, vitalidad y evidente compenetración. Esta es la historia (y los entresijos) de esa chispa surgida en aquel vagón de tren que salía de la antigua Estación del Norte (Madrid) camino de la Gare du Nord (París).
De aquel largo trayecto en tren salieron con una cita para visitar el Louvre. Después, cada uno siguió con su camino hasta que un tiempo después, Teresa escribió a Erhard para pedirle las copias de las fotos de aquella jornada. Ese fue el inicio de una fructífera correspondencia epistolar que duró un año y medio hasta que a él, que trabajaba para una empresa alemana, lo destinaron a trabajar a España.
«En el momento en que esta compañía me propuso ir a trabajar a Venezuela, decidimos unir nuestros caminos y navegar juntos para siempre», rememora divertido Erhard. De la mano han vivido en destinos tan dispares como Venezuela (Caracas), (España, (Sao Paolo) Brasil (Villanueva de la Cañada, Jávea), Alemania (Selva Negra) … hasta hace un par de meses, que decidieron mudarse y probar el concepto de coliving de Las Arcadias, a las afueras de Madrid. Aquí disponen de todo lo necesario para mantener una vida activa pero con las ventajas de tener también restauración, limpieza, servicio de enfermería, peluquería, piscina… sin moverse de ‘casa’.
Después de una vida al más alto nivel como expatriados, pensaron en probar este formato, totalmente novedoso en nuestro país pero quizás más arraigado en el país natal de Erhard, donde este tipo de viviendas está cofinanciado por el Gobierno. «Llegamos el 15 de abril por sugerencia de una amiga. Nos convencieron unas instalaciones extraordinarias, que no veíamos en Bremen, por eso decidimos experimentar aquí», apuntan, mientras muestran el coqueto apartamento, decorado con los pocos muebles con los que han decidido vivir.
La mudanza y desprenderse de muchas de sus pertenencias ha sido duro. «Creo que todavía no lo hemos digerido. No ha sido doloroso pero sí difícil. A un árbol viejo ya no se le trasplanta, que reza el dicho», parafrasea ella. «Hemos tirado y regalado un montón y aún así todavía tenemos demasiado», asegura él, desprendido, mientras ella coqueta enseña los armarios, con ropa para seguir acudiendo elegante a cualquier cita. «Quizás la clave está en seguir siendo relativamente flexibles. Puede que eso sea lo que nos mantiene jóvenes», concluye ella.
Eso, y una envidiable actitud hacia la vida, donde comer bien y tomar un vino sigue estando entre sus planes. «Queremos empezar a salir a tapear a la capital, empezar a salir a Museos, actividades, a disfrutar de los servicios y las comodidades que nos ofrecen desde Las Arcadias…», anuncia Teresa. «Son las ventajas de tener una mujer más joven», ríe divertido él. «Juntos, nos lo hemos pasado muy bien todos estos años», reconoce Teresa, quien señala que quizás una de las claves de su larga vida juntos es que han compartido mucho tiempo de ocio en pareja. «Hemos hecho de todo, y siempre hemos reservado un rato para el deporte juntos: hemos montado a caballo, jugado al tenis horas y horas, al golf…».
«Sesenta y cinco años son palabras mayores», admite este hombre, totalmente jovial, quien cree que «no hay secretos para haber llegado hasta aquí, sencillamente, nos llevamos bien», apunta. A su lado Teresa, sin embargo, piensa que algo tiene que ver el hecho de que «Erhard no conoce el rencor y esto para que funcione una relación es muy importante». «Sobre esto ya se ha escrito mucho… No digo nada nuevo pero creo que nunca hay que irse a la cama enfadados», corrobora él.
Para esta mujer, también es importante el hecho de que «siempre hemos sido muy honestos el uno con el otro, no nos hemos engañado. Nos hemos dicho la verdad, aunque a veces haya resultado grosera. Creo que esto ha sido la base principal para que nuestro matrimonio haya durado tantos años». «No somos el matrimonio ideal, tenemos nuestras discusiones. Las hemos tenido, las seguimos teniendo y las tendremos», admite.
Solo tuvieron un hijo, por una incompatibilidad sanguínea, explica Teresa. «Mejor uno solo y sano», concluyeron entonces. «Estaba escolarizado en el colegio alemán en Venezuela, e iba adelantado un curso», presumen. Hoy tienen dos nietos treintañeros con los que siguen viajando y compartiendo su tiempo de vez en cuando.
