El imaginero Manuel Martín Nieto afronta un gran reto en su carrera profesional: la confección del futuro misterio del Señor de la Humildad para la localidad sevillana de Mairena del Alcor. Este proyecto, de gran relevancia para la hermandad y para la Semana Santa de la localidad.
El misterio del Señor de la Humildad que Manuel Martín Nieto está creando para Mairena del Alcor será una obra de gran envergadura y detalle. Estará compuesto por tres figuras de 1.70 metros y será confeccionado en madera de cedro, un material que asegura durabilidad y belleza en la representación. El misterio representará el momento posterior a que Jesús fuera despojado de sus vestiduras, un pasaje que no se encuentra específicamente en los evangelios pero que la tradición ha considerado relevante.
Boceto del misterio del Señor de la Humildad de Mairena del Alcor
Este instante de la pasión es particularmente significativo, ya que se ubica justo antes de la humillación de Cristo por los soldados, y la tradición lo ha mantenido como una escena de gran devoción y simbolismo. El hecho de que la túnica de Jesús sea arrojada en ese momento es un detalle importante en la representación, ya que resalta el contraste entre el sufrimiento del Señor y el desprecio humano que sufrió en su camino hacia la cruz.
En esta composición se encuentran dos momentos bien diferenciados. En primer lugar, un soldado romano arrodillado en la parte delante mira al Señor, a la vez que le acerca un recipiente con vino con hiel. Era la bebida dada a los reos para aliviar el suplicio al que eran enfrentados antes de ser crucificado, como aparece en el evangelio de San Mateo (27,33-36), Exise un diálogo entre ambos, el Señor y el soldado que, levanta su mano con el recipiente para acercar aún más si cabe la mirada a Cristo.
En la trasera del paso, la figura de otro soldado romano se posiciona con una lanza en la mano derecha, mientras sostiene en la mano izquierda el cartel de la sentencia que Pilatos ordenó colocar sobre la cruz, el INRI. Este cartel, que llevaba la inscripción «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos», fue colocado por Pilatos como parte de la burla hacia Jesús, y su presencia en el paso subraya la injusticia de la condena de Cristo.
Este soldado no solo refuerza el tema de la humillación pública a la que fue sometido Jesús, sino que también representa el poder romano, un poder que, a través de su lanza y el INRI, subraya la condena de un hombre inocente. La lanza, en manos del soldado, evoca el acto posterior de atravesar el costado de Cristo, lo que añade un peso simbólico aún mayor al momento representado.
El cartel de la sentencia (INRI) se convierte en un símbolo clave de la irónica realeza de Cristo: condenado como un falso rey, pero en su crucifixión y sacrificio, revelando su verdadera majestad divina. Esta escena, situada en la parte trasera del paso, genera un equilibrio narrativo con el soldado en el frente y enfatiza la dualidad de poder y sufrimiento que Jesús enfrenta durante su pasión.
Al lado del soldado romano, se encuentra un sayón, una figura clave en la escena que añade una gran carga emocional y simbólica al conjunto. Este sayón, retratado con una buena expresión y un movimiento anatómico fluido, resalta la brutalidad y el sufrimiento que vivió Jesús durante su pasión. La anatomía de la figura está cuidadosamente trabajada, mostrando tanto la fuerza física del personaje como el desprecio con el que se comportaba hacia el condenado.
Una de las características destacadas de esta figura es su parcial desnudez, que no solo refleja la crueldad del momento, sino que también resalta la humillación a la que fue sometido Jesús, siendo despojado de su dignidad. La desnudez del sayón en la obra, por su parte, puede simbolizar la vulnerabilidad humana frente al poder y la violencia de la época.
El movimiento anatómico del sayón, junto con la expresión de su rostro, puede sugerir una acción inminente, como si estuviera a punto de intervenir en la escena con el actuar de la tortura o el despojo de las vestiduras de Cristo, completando la atmósfera de desgarradora tensión que el paso quiere transmitir. Esta figura contribuye a la narrativa de la inhumanidad y el dolor físico que Jesús sufrió en su camino hacia la cruz.Al lado del soldado romano, se encuentra un sayón en buena expresión, movimiento anatómico y parte de desnudez.
