
El récord de Marita Koch parecía tallado en granito. Los 47.60 que logró una tarde de octubre en Australia… hace 40 años, son una de esas plusmarcas que se antojan intocables, inabordables. Varias generaciones de cuatrocentistas (con nombres ilustres como la francesa Perec o … la australiana Freeman) han nacido y desaparecido sin posibilidad alguna de acercarse a ese mítico récord… hasta que llegó Sydney McLaughlin.
Lo visto en las semifinales de Tokio alimenta todas las esperanzas de que el legendario récord va a ser enviado al baúl de los recuerdos. Sydney McLaughlin, uno de los mayores talentos que ha pisado jamás una pista de atletismo, voló en el Estadio Nacional de Tokio sin dar ninguna sensación de esfuerzo. Ganó su semifinal con más de 10 metros de ventaja y, al mirar el marcador, quedó bien satisfecha. 48.29. Un crono que ya de por sí habría supuesto una marca espléndida para ganar la final. El récord ha pasado de imposible a muy probable.
¿Qué queda de Marita Koch? Luces y sombras. Las luces de una velocista magnífica, una atleta de pura fibra que era capaz de brillar en cualquier distancia, desde los 60 a los 400 metros. Las sombras son, sin embargo, demoledoras. Koch, voluntaria o involuntariamente estaba incluida en el siniestro plan nacional de dopaje que alimentó los éxitos de la RDA. Las atletas tomaban cada mañana una píldora de Oral Turinabol, un esteroide de potentes efectos anabolizantes (constructores de músculo), prohibido por la reglamentación antidopaje. Aquellas malditas alubias azules, como las llamaban en la Alemania comunista, que tantos problemas de salud han causado. Los informes rescatados de aquellos años señalan que Koch consumió Oral Turinabol entre 1981 y 1984 con dosis que fluctuaban entre medio gramo y 1,5 gramos diarios.
Mc Laughlin no lo va a tener fácil. Su brutal exhibición en semifinales le otorga una buena probabilidad de batir el récord pero esas 70 centésimas que tiene que reducir pueden atragantársele. La atleta de Nueva Jersey no tiene tanta experiencia en distancias en liso y podría notarlo. A su favor está el dato de tendrá dos tremendas rivales empujándola, la bareiní Naser (48.14) y la dominicana Paulino (48.17). Eso siempre ayuda.
Manel González, olímpico en Los Ángeles y uno de los grandes talentos del 400 español, lo tiene claro: «En mi opinión McLaughlin va a rebajar este récord tan emblemático. La realidad es que tanto las plusmarcas de Koch, como las de Kratochvilova o Göhr han quedado tiznados por el estigma y la sombra del dopaje».
