Home » «Me retiré de los toros con sólo 32 años porque estaba pasando más miedo que nunca»

«Me retiré de los toros con sólo 32 años porque estaba pasando más miedo que nunca»

by Marko Florentino
0 comments



El torero sevillano Eduardo Dávila Miura, que tomó la alternativa el 10 de abril de 1997 en la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla con Emilio Muñoz de padrino y Víctor Puerto de testigo, recuerda en esta entrevista su participación en unas cuatrocientas corridas a lo largo de sus doce años como matador. Fue declarado dos veces triunfador de la Feria de Sevilla y también cosechó grandes triunfos en los San Fermines de 2003 y 2004 y en las plazas de Bilbao y Gijón. Se retiró el 12 de octubre de 2006 en la misma plaza donde tomó la alternativa, acompañado de José María Manzanares y Miguel Ángel Perera, en un buen momento profesional. En un alarde de sinceridad, el día que arranca una nueva temporada taurina en Sevilla, reconoce las causas de aquella temprana retirada, con sólo 32 años.

-Estuvo 12 años en las plazas. ¿Cuál fue el mejor momento de su carrera como torero?

-Tengo un gran recuerdo de del día de mi alternativa en Sevilla, el 10 de abril del 97. Para mí fue un sueño cumplido convertirme de matador de toros y hacerlo en Sevilla. Y casi todos los recuerdos buenos que tengo están vinculados con la plaza de toros de Sevilla. Recuerdo la reaparición en 2015 con la corrida de Miura, cuando llevaba nueve años retirado para celebrar los 75 años de esta ganadería en Sevilla. Y también tengo un gran recuerdo del festival benéfico organizado por la hermandad de la Macarena en 2018, que yo lo viví como un organizador junto con mis compañeros de junta, aunque llega un momento en que me doy cuenta de que también voy a torear. Recuerdo que se me había olvidado que era torero y que había estado tan inmerso en la la preparación del festival que temí llegar a la plaza de Sevilla y pegar un petardo. Pero ahí me ayudó la Virgen porque me salió un novillo muy bueno de Daniel Ruiz y resultó uno de los días más bonitos que viví en Sevilla.

-¿Y el peor momento de su carrera?

-Las cornadas las veía como algo normal de la profesión, me lo tomaba como algo intrínseco y normal. Para mí los peores momentos se produjeron cuando no fui capaz de responder a las expectativas que había creado, esas tardes importantes en las que, por una cosa o por otra, no das el paso adelante y regresas al hotel siendo consciente de que no has dado todo de ti. Ese momento me ha dado mucho miedo por los aficionados y por los profesionales. Aunque hay que asumirlo porque la de matador de toros es una profesión muy difícil.

-¿Entre los toreros se habla de «dar un petardo»?

-Sí, como lanzar un cohete. O tener la sensación de pegar un mitin, como decimos muchas veces aquí en Sevilla. A mí eso me marcó mucho. Yo creo que eso también va un poco unido a la vanidad personal del ser humano. Cuando triunfaba, te encantaba vivirlo y todas las enhorabuenas; y cuando las cosas no salían bien, yo casi no quería ir a la Feria. Recuerdo que mi mujer me decía: «Bueno, Eduardo, que tú no has matado a nadie». Pero me costaba mucho asimilarlo.

-¿Sintió alguna vez miedo a morir en la plaza?

-Yo creo que los toreros nunca llegamos a pensar en eso. Pasamos mucho miedo al físico, evidentemente, a que un toro te coja un toro, te hiera. Pero en la muerte nunca he pensado. Sí ha habido veces en tardes importantes, en plazas de repercusión máxima, donde yo sabía que me jugaba mi carrera, que intentaba salir con una mentalidad que definía el maestro Antonio Ordóñez en esta frase: «Para ser figura del toreo hay siete ocho tardes a lo largo de la temporada en las que hay que salir del hotel dispuesto a no volver a él». Esas tardes salía muy mentalizado y sabía que eran días que si un toro me tenía que coger, pues me tenía que coger. Y esos momentos son duros, pero esta profesión te lo exige.

-Y el toro le cogió más de una vez…

-Tuve nueve cornadas pero tampoco he sido un torero muy castigado por los toros. Curiosamente nunca me hirió un toro en Sevilla ni en Madrid, pero tuve dos cornadas fuertes en Bilbao y una muy fuerte en Barcelona. A mí las cornadas tampoco me afectaron mucho. Me recuperaba bien mentalmente, pero ahí es donde vería lo que marca la diferencia de ser figura del toreo. Para ser figura esa exigencia, ese compromiso, debes de ser capaz de tenerlo muchas tardes a lo largo de su trayectoria. Yo siempre digo lo mismo: estoy muy contento con lo que he sido en el toreo. Creo que ni en el mejor del sueño pensaba que iba a conseguir lo que conseguí, pero soy consciente que se me han quedado muchas cosas por hacer y que no conseguí mi ilusión y mi sueño de ser figura del toreo. La verdad es que eso está al alcance de muy pocos y me han faltado cualidades para serlo. Por eso admiro y respeto tanto a las figuras.

-El tema de la salud mental de los toreros ha cobrado mucha actualidad con las confesiones de Morante a ABC. Sin embargo, cuando usted toreaba, nadie hablaba de esto porque se interpretaba como una debilidad.

-Totalmente. Y lo considero un gran error porque, si hay una profesión que requiere tener la mente casi perfecta, es la de torero. Los toreros se enfrentan al miedo, a la responsabilidad, a la soledad, el jugarte la vida tarde tras tarde. Y eso era algo que había que hablarlo e intentar normalizarlo porque el torero es persona. Y para que el torero triunfe, lo primero que tiene que estar bien es la persona. Y si la persona no está bien, es muy difícil que triunfe en la plaza. Cualquier deporte de élite está acompañado de esa figura del psicólogo y creo que no pasa nada porque los toreros lo tengan. Es verdad que en mundo del toro hay apoderados o personas en una cuadrilla -como un banderillero- que pueden tener dotes de psicólogo a la hora de saber de hablar el torero, de conocerlo. Mi mayor preocupación como apoderado era precisamente conocer al torero, saber cómo estaba y hablarle en los momentos que había que hablarle y ser capaz de aportarle.

-¿Es fácil hablarle a un torero?

-No, no es fácil. Y y el día que torea es muy difícil.

-¿Se trata de animarlo o, más bien, de calmarlo?

-En primer lugar, hay que saber cómo llega el torero al compromiso. Un torero se puede llevar dos meses pensando en la tarde que va a torear en Sevilla o Madrid. Dos meses sin dormir, preparándose, entrenando, pasando miedo, tensión y presión. Hay que ser capaz de transmitirle al torero la importancia que tiene esa tarde, que sea consciente de eso, pero tampoco hay que sobrecargarlo con una presión y una responsabilidad. Conocer a la persona y aportarle sabiendo como a él le gusta que se le digan las cosas y en el momento en que hay que decírselo. Porque es muy duro decirle a un torero que «tienes que jugártela y tienes que salir a la plaza dispuesto a que te pase lo que te tenga que pasar». Pero los toreros hay un momento que necesitamos que nos digan eso, pero también necesitamos sentirnos capaces de hacerlo. Hay que transmitirle ese mensaje de de «tú estás anunciado en Sevilla y en Madrid porque eres buen torero y eres capaz de llegar a la plaza y triunfar».

-¿Ve esta temporada, que arranca este Domingo de Resurrección, a muchos toreros con posibilidades de triunfar?

-Venimos de unos años extraordinarios. Soy de la opinión que la Feria de Sevilla está siendo últimamente más exitosa que en muchos años anteriores, al menos en los que yo he vivido. Y lo está siendo fundamentalmente por la baraja de toreros que hay y porque el toro está en un momento extraordinario. Creo que las ganaderías están en el mejor momento desde hace mucho tiempo. La ganadería brava está más brava que nunca y los toros actuales son capaces de responder a la exigencia que hoy día piden las plazas de primera. Y con la baraja de toreros que hay se están consiguiendo ferias históricas en cuanto a triunfos. Y me remito a los datos de orejas y de puertas del Príncipe, incluso indultos que hemos vivido en estos últimos años en Sevilla. Vivo con la ilusión de que este año se repita, pero también con la incertidumbre de saber que esto es muy difícil. Aquí dos y dos no son cuatro y se tienen que reunir tantas cosas para un triunfo: que el toro embista, que el torero esté bien, que el público esté receptivo, que no moleste el aire. Y por eso el toreo es tan grande, porque esto es muy difícil; y cuando todo se reúne, se produce algo inigualable.

-¿Cuáles son, en su opinión, los dos o tres hitos de esta feria?

-Morante, del que hemos hablado antes por el problema que ha tenido -que Dios quiera que lo tenga ya superado o lo pueda superar, no ya por el torero, sino por la persona que es.- Yo creo que José Antonio Morante de la Puebla es un torero único, extraordinario y que lo valoraremos más con el paso del tiempo. Yo creo que hemos tenido la suerte de vivir y de poder disfrutar a un torero que va a pasar a la historia del toreo como un torero extraordinario, único. Y luego, por supuesto, otro hito es la ambición que representa ahora mismo Roca Rey, echarse el peso de la temporada taurina como figura del toreo que es. Y después, toreros de ese corte que tanto gustan en Sevilla como Pablo Aguado o Juan Ortega. Y hay que estar atento a cualquier novedad de toreros jóvenes que vayan llegando, que esto es lo que hace que que un torero que llega tapado a la feria sea el que a lo mejor, al final, salga como triunfador.

-¿Es difícil para un torero ver cómo se apagan los focos tras retirarse de los toros?

-Es tremendamente difícil. Y me retiré el 12 de octubre del 2006 en Sevilla y al día siguiente por la mañana, cuando me levanté, me di cuenta de lo bonito que era ser torero y tenía la sensación de no haberlo disfrutado lo suficiente. Por eso yo cuando hablo con toreros jóvenes que están en activo les animo mucho a disfrutar del día a día, porque las cosas las valoramos cuando no las tenemos. Es verdad que hubo momentos complicados después pero he tenido la suerte de que rápidamente empecé nuevos caminos profesionales, siempre vinculados al toro. Todo lo que hago a partir de mi retirada está vinculado estrechamente al mundo del toro. A mí lo que me me hubiera gustado es poder seguir toreando, pero hay momentos donde la profesión te aparta porque es ley de vida. Por eso valoro tanto a los toreros que con mi edad siguen toreando.

-¿A qué edad se retiró?

-Muy joven, a los 32 años. Hice reapariciones puntuales en Sevilla, Madrid y Pamplona, que fueron muy bonitas. Cuando me retiré, todo el mundo se sorprendió. Y mucha gente me decía: «¡Eduardo, en el buen momento que estás!». Pero yo no estaba en realidad en un buen momento, llevaba un tiempo en el que estaba pasando más miedo que nunca, en el que veía que mi compromiso con la profesión había bajado y me daba cuenta de que iba a la plaza con una con un espíritu de conservación mucho mayor al que se debe de ir. Y eso, unido a que veía toreros jóvenes que le hacían cosas a los toros que yo en aquel momento era incapaz de hacerle, me hicieron ver que lo más honesto era retirarme. Sin embargo, a las reapariciones que hice después llegué con todo eso que me faltaba en aquel momento, la ilusión y la motivación. Llegué tremendamente ilusionado y con una gran motivación. Me preparé para esas reapariciones como si fuera a torear tres temporadas y fueron tres tardes que me aportaron mucho.

-¿Qué es el espíritu de conservación para un torero?

-Es algo que el torero debe olvidar. Porque como el torero vaya a la plaza dispuesto a que el toro no le coja, es imposible el triunfo. Y sobre todo, es cuando es más fácil que te coja un toro y que te haga daño. Es como el futbolista, el que mete el pie al balón con miedo es más fácil que se lesione. El torero tiene que ir a la plaza dispuesto a triunfar y arriesgar.

-Ha montado varias empresas relacionadas con la divulgación del toreo y da conferencias donde intenta crear afición en los más jovenes.

-Sí, desde el primer momento vi que el mundo de la comunicación me gustaba. La primera experiencia fue con la Cadena SER retransmitiendo la Feria de Sevilla y después algunas colaboraciones con televisión, primero con Movistar Plus y después con OneToro. Me encanta esa faceta porque vivo la corrida con mucha intensidad, porque empatizo mucho con mis compañeros. Gracias a Dios que me llaman hoy día muchas empresas para dar conferencias de motivación.

-¿Es usted un coach?

-Yo no me considero coach. Lo que sí intento trasladar lo que he vivido, mi carrera de torero al día a día del directivo de empresa: el miedo, la incertidumbre, el trabajo en equipo, la cuadrilla, lo importante que es comprometerse. Al final creo que todo en la vida solo es lo mismo. Creo que Juan Belmonte o Joselito el Gallo dijeron que «en la vida todo se torea». Porque al final todos pasamos miedo, todos pasamos incertidumbre, todos buscamos el éxito. El torero lo hace delante del toro y los demás fuera de las plazas. Mucchas veces, cuando tengo una preocupación empresarial, me digo «voy a pensar en torero, cómo actuaría yo como torero». Porque ahí es donde hay que tirar para adelante, confiar en uno y eliminar todos los pensamientos negativos. Y si un torero es capaz de convencer a un animal irracional como el toro, pues todos somos capaces de convencer al de enfrente.

-Hábleme de su proyecto de los aficionados prácticos.

-Lo hemos hecho para que la gente pueda acercarse al mundo del toro, abrirle las puertas, que una persona pueda con un capote, una muleta, que aprenda a torear de salón, que le pegue siete o ocho muletazos a una becerra, porque esto era algo que parecía imposible o prohibido. Y yo me preguntaba, junto con Nacho, Manolete y Rafa Peralta, que somos los tres socios: ¿Por qué una persona puede jugar al golf y no va a ser golfista o al tenis y no va a ser tenista profesional, y una persona no puede aprender a torear de salón con el capote y pegarle muletas a una becerra?«. Si encima es aficionado, eso le va a hacer vivir la corrida totalmente distinta. De momento, valorando más al torero, porque sabe lo que pesa una muleta, sabe lo mal que se pasa delante una becerra. Y luego vivir la corrida de toros con mucho más fundamento.

-Desde hace varios años, la llamada «fiesta nacional» es víctima de ataques de algunos partidos políticos, incluso desde un sector del propio Gobierno de España, que ha cancelado el premio nacional de Tauromaquia. Hace ya tiempo que se cerró la plaza Monumental de Barcelona y se prohibieron los toros en Cataluña. ¿Ha habido cierta pasividad frente a estos ataques por parte del mundo del toro?

-Yo creo que hay un tema clave que es el desconocimiento. Yo he vivido situaciones en las que sabía que me estaba dirigiendo a personas que eran antitaurinas o que no le gustaban los toros, pero que tampoco han tenido acceso a lo que nadie les explique lo que es este mundo. Cuando una persona va a una finca de ganadería brava y ve cómo se cuida al animal, cómo se desviven los ganaderos, la gente del campo, la cosa cambia. O se vvie por lo que pasa un torero. A mí me han llegado gente a decir: «Oye, mira, yo no era taurino, pero a mí esto que he vivido me ha cambiado la percepción. Yo no sé si voy a los toros o no voy a ir, pero a mí esto me ha cambiado. Yo no sabía que esto era así».

-¿Ha faltado pedagogía taurina?

-Yo creo también en el mundo del toro hemos sido siempre muy herméticos. Nos ha faltado comunicar más, contar más las cosas. Y yo creo que esa labor es clave, pero es de todo el mundo. Los toreros tienen que hablar, los pueblos del campo tienen que hablar y todos tenemos que enseñar a la gente que esto es mucho más que una corrida de toros que dura una hora y media. Que esto no es solo un toro que se lidia, un torero que se pone delante de él y que lo mata. Aquí hay mucho más

-En Portugal y México se está avanzando en una modalidad de la fiesta que prohíbe la muerte del toro. ¿Qué le parece?

-.Yo creo que sería un gran error. En Quito se decidió dar una feria sin matar al toro y perdió todo el sentido. Tengo muchísimos amigos portugueses, ganaderos, toreros, aficionados, que me dicen que les da mucha pena de la situación de que viven en su país, de que un animal, después de ser lidiado, se meta para adentro y a las dos horas le peguen un puntillazo o un tiro en la cabeza en un matadero. Eso es una incongruencia y, al final, una falta de respeto al animal. Porque el toro brav, nace para morir en la plaza peleando. Eso lo notas tú en el campo, que una vaca recién parida con un ternero que tiene horas de vida, se te arranca y te berrea. Esa es la sangre brava del animal de pelear, de demostrar su bravura. Yo creo que el toro nace para morir en la plaza.

-¿Eso acabaría con la afición?

-Sí. Porque le falta todo el sentido. Nosotros mismos nos llamamos matadores de toros. Yo estoy convencido que el toro, si pudiera hablarlo, diría yo quiero morir en la plaza peleando.

-Hace algunos años salían noticias de antitaurinos que iban a las corridas al antes de que el torero entrara en la plazaa y le gritaban «asesino».

-Sí, ha habido auténticas faltas de respeto, de llegar a una plaza y encontrarte gente que te insulta de esa forma. ¿Qué pasa? Que el mundo del toro siempre ha sido muy educado, muy de orden, y no quiere formar jaleo. Pero llega un momento en que hay que decir hasta aquí llegamos. Se están dando pasos para demostrar que esto es muy importante para el país y me acuerdo de la fundación Toro de Lidia. A pesar de todos estos ataques, veo a muchos chavales jóvenes que quieren ser toreros y que llenan las escuelas taurinas. Yo veo a la juventud cada vez con más inquietud y con más ganas de acercarse a los toros. Lo noto en mis hijos, los amigos de mis hijos.

-¿Observa un renacer de la afición en la gente joven?

-Sí. Si coges fotos antiguas de toros, hay muy poca gente joven. Siempre ha sido una fiesta de gente mayor. Sin embargo yo de un tiempo para acá, ha cambiado. Recuerdo que cuando era pequeño, que a mí me sacaban una grada de sol, tenía algunos amigos o conocidos que iban a los toros, pero era algo muy raro. Sin embargo, ahora veo a muchísima gente. También ha habido una labor importante ahí en la plaza de toros de Madrid, por ejemplo, que en un principio los taurinos nos poníamos un poco la mano en la cabeza. ¡Una discoteca en Las Ventas! Es que la vida avanza. A lo mejor no nos podemos quedar tan arcaicos en esas cosas. Que la gente joven vaya a los toros y que después se pueda tomar una copa y que haya música, me parece bien. A lo mejor la gente va todo por eso y cada día va a venir más. Hay cantidad de gente joven que van a los toros a Madrid.

-¿Y haría usted algo así en Sevilla?

-El viernes 25 hacemos un día de puertas abiertas en la Maestranza gracias a los maestrantes y a la empresa Pagés con la opción de pisar el ruedo de la Maestranza. Y el 24 van niños de colegios. Se abre la puerta de la plaza de toros y se llena de gente con capote, con muleta. Y los padres hacen fotos a su niño, el niño montado en el caballo, un niño con la muleta en la mano. Ese niño ya tiene algo ahí y ya se acordará pisar el ruedo de la Maestranza. Antes era impensable que se abriera la puerta de la Maestranza para que cualquier persona pisara al ruedo. Es como si me llevo a mi niño al fútbol, -en mi caso al campo del Sevilla-, me dejan pisar el césped y me dan un balón para que mi hijo pueda jugar un rato allí con profesionales. Eso ya queda para toda la vida. Y eso cosas creo que son fundamentales.

-Vargas Llosa, que murió hace unos días, era un gran amante de los toros y muy crítico con las prohibiciones de Cataluña y la actitud intolerante de algunos antitaurinos. Dijo en una entrevista con ABc que «si no te gusta el marisco, no lo comas, pero no impidas que lo pueden comer los demás».

-Supongo que esa frase alude al respeto al que no piensa como tú. Yo lo valoro todo y lo respeto, y cuando alguna vez he estado con algún antitaurino o ha surgido el tema, en ningún momento he tratado de convencerlo de nada. Y la verdad, con la gente antitaurina que me he encontrado siempre he tenido un respeto por ambas partes. Pero lo que si he notado que que aquí se da un poco la acción contraria, que es lo mismo que pasa con el toro bravo. El toro bravo, mientras lo dejas tranquilo en el campo y no te metes él, va a lo suyo, es un animal incluso vago. Pero cuando tú al toro lo encierras y le pegas dos puyazos en las costillas, se transforma. Y yo creo que tantos ataques han transformado al taurino, que ha dicho hasta aquí llegamos. He notado más unión en los taurinos ahora y sobre todo gente que no se consideraba ni aficionado a los toros que dice: «¿Por qué van a prohibir esto?». Y esa reacción creo que ha sido muy positiva.



Source link

You may also like

Leave a Comment

NEWS CONEXION puts at your disposal the widest variety of global information with the main media and international information networks that publish all universal events: news, scientific, financial, technological, sports, academic, cultural, artistic, radio TV. In addition, civic citizen journalism, connections for social inclusion, international tourism, agriculture; and beyond what your imagination wants to know

RESIENT

FEATURED

                                                                                                                                                                        2024 Copyright All Right Reserved.  @markoflorentino