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En una región olvidada del sur profundo, a mediados de los años 80, un joven cirujano comenzó a operar gratis los fines de semana para ayudar a su comunidad. En una región olvidada del sur profundo, a mediados de los años 80, un joven cirujano comenzó a operar gratis los fines de semana para ayudar a su comunidad. Décadas después, ambos comparten no solo su formación médica, sino un escaño en el Senado que les permite ampliar su influencia política.
Lía Díaz, senadora de Azua, y Dagoberto Rodríguez, representante de Independencia (ambos del partido oficialista), forman parte de una lista de seis senadores que optaron por combinar su pasión por la medicina con la política y llegaron a la Cámara Alta.
Sumados a ellos dos, los senadores que son profesionales en la medicina y pasaron de los consultorios al Congreso son Johnson Encarnación, de Elías Piña; Daniel Rivera, de Santiago; Moisés Ayala, representante de Barahona y Odalís Rodríguez, de Valverde. Todos pertenecen al Partido Revolucionario Moderno (PRM).
¿Por qué cambiaron la medicina por un escaño?
Las motivaciones varían, pero hay patrones claros. Algunos entraron a la política por influencia directa de sus pacientes, que se convirtieron en una base social agradecida que les otorgó capital electoral.
En el caso de Lía Díaz, el servicio comunitario como médico la llevó a asumir roles dirigenciales desde los años 90, hasta consolidar una carrera política que comenzó acompañando a su esposo en actividades partidarias.
Muchos de los senadores médicos han logrado acumular influencia significativa, no solo en el ámbito legislativo, sino también en el ejecutivo y presidir comisiones estratégicas, como la de Salud Pública, que les permite tener control sobre proyectos clave ligados a la salud.
La senadora Díaz, por ejemplo, no solo preside la comisión de Salud en la Cámara Alta, sino que ha tenido acceso directo al diseño y desarrollo de un nuevo hospital pediátrico para el sur del país, gestionado desde su provincia. También ha promovido leyes de alto impacto como la de Tamizaje Neonatal y la de Vacunas.
Díaz convirtió su experiencia médica en un historial que incluye la creación de leyes en salud preventiva, atención pediátrica y enfermedades raras. Su visión legislativa y médica fue forjada desde el dolor de haber sido diagnosticada en su adolescencia con una condición cardíaca rara.
Atención a pacientes lo empujó a la política
Para Dagoberto Rodríguez, el senador de Independencia, todo comenzó con una promesa desesperada durante el terremoto de México de 1985. Desde el décimo piso de un edificio que temblaba, prometió que, si salía con vida, la dedicaría a servir a su pueblo.
Regresó a República Dominicana enfocado en esa misión. En Duvergé, organizó su primera jornada quirúrgica. Al siguiente fin de semana, una docena de pacientes tocaron a su puerta sin ser convocados y así nació un programa quirúrgico que durante años operó hasta 30 personas cada fin de semana sin costo para ellos.
El programa adquirió tanta fama que los pacientes llegaban desde Pedernales, Las Matas y Padre Las Casas. Algunos se atendían sin siquiera tener seguro. Él asumía el costo de los materiales o conseguía médicos dispuestos a operar sin honorarios.
Esa entrega médica, según dice, fue la que lo empujó a la política. Rodríguez aseguró que no fue él quien quiso lanzarse como candidato político, sino que fue la comunidad que lo convenció. Ganó las primarias en 1993 y se convirtió en senador en 1994. Desde entonces, ha hecho de su escaño una plataforma para ampliar su impacto con centros diagnósticos, hospitales municipales y operativos oftalmológicos, cardiovasculares y odontológicos.
El legislador precisó que muchos de esos logros no habrían sido posibles si no tuviera acceso directo a ministros y funcionarios como legislador.
El poder que se expande
Ambos senadores coinciden en que la política es una herramienta para multiplicar su vocación médica, pero también han aprendido a navegar las estructuras del Estado, a gestionar obras, canalizar recursos y sostener liderazgos duraderos.