La ministra de Exteriores de México, Alicia Bárcena, ha anunciado este sábado la ruptura de las relaciones diplomáticas con Ecuador tras la detención del exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas Espinel, a quien México había acogido en su embajada brindándole asilo diplomático pese a las reticencias de las autoridades de Ecuador.
«En consultas con Presidente Andrés Manuel López Obrador ante la flagrante violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y las lesiones sufridas por el personal diplomático mexicano en Ecuador, México anuncia el inmediato rompimiento de relaciones diplomáticas con Ecuador», ha anunciado Bárcena en una publicación en la red social X, antes Twitter.
Así, «el personal diplomático de México en Ecuador abandonará ese país de inmediato», han agregado desde el Minsitero de Relaciones Exteriores, llamando a las autoridades ecuatorianas a ofrecer «las garantías necesarias para el abandono del personal mexicano». Además, México ha anunciado que denunciará a Ecuador ante la Corte Internacional de Justicia «por violaciones al Derecho Internacional».
Esta decisión llega, como ha explicado López Obrador tras conversar con Bárcena, después de que «policías de Ecuador entraran por la fuerza» en su embajada y «se llevaran detenido al exvicepresidente de ese país, que se encontraba refugiado y tramitando asilo por la persecución y el acoso que enfrenta».
«Se trata de una violación flagrante al Derecho Internacional y a la soberanía de México, por lo cual le he instruido a nuestra canciller que emita un comunicado sobre este hecho autoritario, proceda de manera legal y de inmediato declare la suspensión de relaciones diplomáticas con el gobierno de Ecuador», ha agregado el presidente mexicano.
Este viernes, el Gobierno de Ecuador declaraba que el asilo concedido a Jorge Glas Espinel por parte de México constituía a su juicio un acto «ilícito» y pedía que la entrega del exvicepresidente para ponerlo a disposición de la Justicia ecuatoriana.
López Obrador había confirmado previamente que, finalmente, las autoridades mexicanas brindarían asilo político a Glas, acusado de corrupción y alojado desde hace semanas en la Embajada de México en Quito. «Lo que estaban buscando es que nosotros aceptáramos que entraran en la Embajada o que nosotros les entregáramos al vicepresidente. Eso no lo podemos hacer, esa es una cuestión de principios. La política exterior de México se caracteriza por proteger a perseguidos políticos», manifestaba López Obrador.
Glas permanecía desde mediados de diciembre en la sede diplomática mexicana, a donde ingresó argumentando temor por su seguridad y libertad personal. La Embajada lo acogió como huésped y sus abogados ya informaron hace semanas de que habían entregado una solicitud formal para el pedido de asilo político.
Esta maniobra del exvicepresidente se produjo después de que la Policía Nacional ordenara su detención para prestar declaración ante la Fiscalía por el caso de posible malversación de caudales públicos en la reconstrucción de la provincia de Manabí tras el terremoto de 2016, que dejó más de 670 muertos.