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El presidente del grupo Prisa, Joseph Oughourlian, ha sacado adelante la refinanciación de su deuda tras un bronco debate por la polémica ampliación de capital que le blinda ante las arremetidas de los accionistas rebeldes. La compañía cerró a primera hora del miércoles la suscripción de las nuevas acciones y se apresta a firmar en las próximas horas el acuerdo definitivo con la banca que -en principio- da tranquilidad financiera al editor de El País hasta el año 2029.
En total, hablamos de unos 700 millones de euros, tras el pago de 40 millones recaudados en la ampliación de capital, cancelando así la totalidad de la deuda junior, la más costosa y con mayores intereses. El grupo ha indicado que se trata de una ampliación del plazo de vencimiento de la deuda super senior a junio de 2029 y de la deuda senior a diciembre de 2029, a cambio de una comisión de refinanciación, un ajuste en márgenes y una flexibilización de algunos compromisos contractuales que «permite suavizar las ratios financieras exigidas por sus respectivos contratos, así como disponer de mayor capacidad de financiación local en Latinoamérica».
En cualquier caso, estas condiciones son mucho peores que las que se tenían casi cerradas a comienzos de año, entre otras cosas por las fuertes presiones del Gobierno de Pedro Sánchez, que ha intentado torpedear las conversaciones de Oughourlian y frenar la renegociación de la deuda, como ha podido confirmar THE OBJECTIVE. La refinanciación del pasivo se convirtió en las últimas semanas en otro de los frentes de la lucha entre los rebeldes del grupo Prisa que buscan desbancar al presidente no ejecutivo, y Moncloa entró en la batalla para intentar desestabilizar los planes del empresario franco-armenio.
Presión del Gobierno
El Ejecutivo mantuvo varias reuniones con la banca acreedora -en las que incluso habrían participado ministros- y donde se les transmitió la idea de que la salida de Oughourlian es lo mejor para los intereses de España. Se recordó que un fondo como Amber Capital no puede tener control del principal grupo de medios del país y que el éxito de la rebelión de Alconaba, Adolfo Utor y Diego Prieto sería lo mejor para la tranquilidad y la estabilidad de Prisa. Por su parte, los rebeldes también han mantenido contactos con los acreedores para asegurar la tranquilidad financiera en el caso de que consigan su objetivo.
Unas presiones que no consolidaron un bloqueo de la banca a Oughourlian, pero sí que entorpecieron las negociaciones y encarecieron de manera notable las condiciones. Este diario ha podido saber que la operación estaba prácticamente cerrada en enero, pero que las informaciones que se publicaron respecto a la rebelión de un grupo de accionistas hicieron que algunos bancos dieran marcha atrás en sus acuerdos, condiciones que tuvieron que ser renegociadas al alza, con mayores tipos de interés y cláusulas de pago más duras.
Del mismo modo, desde el entorno de los actuales directivos de Prisa se indica que la incertidumbre de la puesta en marcha del canal de televisión de Andrés Varela y José Miguel Contreras, que llegó a la prensa a mediados del año pasado, también afectó las condiciones de refinanciación y encareció los nuevos acuerdos, hasta el punto de que se ha tenido que incluir una cláusula mediante la cual no se pueden impulsar operaciones corporativas con menos de un 25% del capital. Se limitaría así emprender inversiones arriesgadas que puedan perjudicar el pago de la deuda renegociada.
Ampliación de capital
No es la primera vez que el Gobierno entra en acción. El diario francés Le Point publicó hace dos semanas que el ministro de Transformación Digital, Óscar López, junto con el presidente de Telefónica, Mar Murtra, se reunieron con el consejero delegado de Vivendi, Arnaud de Puyfontaine, para sugerirle que vendiese sus acciones en Prisa al grupo de los rebeldes. Por otro lado, THE OBJECTIVE publicó también de las presiones del Ejecutivo a Carlos Slim en los últimos días para que diese su apoyo a la destitución del presidente no ejecutivo.
Con todo, el acuerdo con la banca es un espaldarazo para los actuales gestores. Desde que estallaran las hostilidades de manera pública hace tres semanas, Oughourlian puso sobre la mesa la refinanciación de la deuda de 750 millones de euros como uno de sus primeros objetivos para consolidar su gestión. Su plan para resistir las arremetidas del Gobierno tenía como primer hito esta operación que impulsó en paralelo a una ampliación de capital y que ha dado entrada a fondos cercanos que le apoyan, y ha diluido las acciones del resto de socios.
Accionistas de Prisa
En principio, tras la ampliación de capital, la entrada de accionistas cercanos al empresario franco-armenio y la reducción del porcentaje de participación del resto de los socios se hace mucho más difícil alcanzar el 51% para desbancarle. Los rebeldes deberán ahora redoblar esfuerzos para conseguir el apoyo de todo el resto del capital y, de momento, valoran emprender acciones ante los tribunales y ante la CNMV impugnando la operación aprobada.
Esta nueva composición accionarial obliga a Alconaba, Adolfo Utor y Diego Prieto a tener a todos los accionistas de su lado contra Oughourlian -incluyendo a Vivendi y a Carlos Slim- e incluso así no tendrían asegurada la mayoría. Tras la dilución sumarían entre todos de un 54% a un 55%, pero esto sin incluir los bonos convertibles que el presidente de Prisa dice que tienen otros fondos que también le apoyan y que tendrían que aflorar en las próximas semanas. Esto podría suponer otro 5% del capital que restaría peso a los rebeldes.
Con todo, la sensación que queda en el entorno del equipo de Oughourlian es que si el Gobierno está dispuesto a presionar a la banca acreedora para intentar apartarle de la gestión de Prisa, podrían estar dispuestos a realizar nuevos movimientos de cara al futuro. Y no se equivocan, ya que en este nuevo escenario, el Ejecutivo no descarta ningún escenario y ya trabaja en alternativas para recuperar el control editorial de la compañía.
OUGHOURLIAN ARENGA A LA REDACCIÓN.- El presidente no ejecutivo arengó el pasado martes a la redacción de ‘El País’, minutos después del consejo de administración que aprobó la ampliación de capital. Una operación que, además de asegurar la reestructuración de la deuda, terminaría por dar entrada a accionistas afines que le dan un apoyo fundamental para resistir las arremetidas de los rebeldes liderados por Andrés Varela. Un exultante y pletórico Oughourlian transmitió a los trabajadores del periódico que se había terminado la etapa de sometimiento al Gobierno y que ahora empezaba una nueva, centrada en unos ideales de izquierda, pero sin ningún tipo de atadura al Ejecutivo de Pedro Sánchez.