República Dominicana tiene el mérito de que hay cosas que son según el cristal con que se miren, y abundan los que actúan dependiendo de hacia dónde sople el viento, lo que se observa ahora en la discusión sobre las delaciones que “premia” el Ministerio Público y la aplicación del criterio de oportunidad. Se bate el tema de salir airoso si se reconoce el robo pero solo se devuelve parte del botín, lo que genera críticas y aplausos “a sigún”. Lamentable, porque cuando las cosas se ven de esa manera, sesgadas y a conveniencia, siembran la sensación de que “na e’na” y dan pábulo a letras como las del tango Cambalache: “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor”; y “lo mismo un burro que un gran profesor”.
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