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Muertes previsoras

by Marko Florentino
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Siempre me he fijado en las fechas de nacimiento y defunción de los escritores a los que leía, fijación que empezó en las clases de literatura del bachillerato. Hubo una de esas fechas –la de don Ramón María del Valle-Inclán– que me quedó grabada: 1936, principios de año. Qué suerte, pensé entonces, la que tuvo este hombre: zafarse por la puerta de atrás de la Guerra Civil, pensamiento me ha visitado en distintas ocasiones. Don Ramón era un hombre de carácter y con dotes de personaje estupendo, que en un manual de literatura quedan fetén, pero que en un conflicto civil, te pueden dar más de un disgusto. Cuando no el disgusto final. He vuelto a pensar en lo mismo con la muerte, esta semana, de Frederick Forsyth.

Forsyth escribió dos novelas muy buenas en su género: Chacal y Odessa. Que rápidamente tuvieron una afortunada adaptación cinematográfica que redobló las ventas de ambos libros. Muchos los conocimos ahí, en las salas de cine, porque, aunque hubiéramos leído a Dumas y a Dickens, en nuestra juventud le hacíamos ascos a los bestsellers contemporáneos. Todo eso que nos perdimos. Pero recuerdo que la luz gris de París –amorosamente recogida por el fotógrafo Jean Tournier en Chacal– siempre ha de ser, pase lo que pase, la verdadera luz de París. Y ahí detrás estaba Forsyth.

Como lo estuvo en 2014 avisándonos del peligro que se corría. Putin acababa de invadir Crimea –recuerden los buques de guerra, los impecables uniformes blancos, las banderas rusas ondeando en el Mar Negro– y Forsyth publicó un artículo titulado Sin histerias, por favor, o será la guerra. En él decía algunas cosas que nunca está de más repetir. Una –la verdad del barquero– era que «las guerras no nacen de la calma y de la lógica. Nacen de los egos estridentes, el orgullo herido y la ira desenfrenada». Forsyth sabía un rato largo de guerras locales e internacionales. Y durante toda la pieza establecía analogías sobre la guerra de Ucrania y la invasión de los Sudetes y el comienzo de la II Guerra Mundial. Acababa así: «Por favor, no nos engañemos más». Algo parecido le oí decir a Cartarescu, el escritor rumano, en conversación con Vargas Llosa, en Málaga.  

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Previa a toda guerra hay una degradación de la vida política. Una degradación cuya responsabilidad, quiero decir, está en sus políticos y de rebote en muchos periodistas –que a menudo son las sumisas correas de transmisión del poder– y eso revienta como un pozo negro, cuando la guerra estalla. Entonces se produce una degradación moral y civil, que ya ofrecía signos evidentes antes, pero cuya brutal magnitud siempre es insospechada.

«Son muchas las veces en las que los agitadores se exilian y beben champán en los restaurantes de Túnez, como Bettino Craxi»

Y son muchas las veces en las que los agitadores se exilian y beben champán en los cabarets de Estambul o los restaurantes de Túnez, como Bettino Craxi. Pero basta con leer tantos Diarios y Memorias de los que nos precedieron y luego echar un vistazo a nuestro alrededor. (Hace años, mi amigo Jordá y yo, pusimos nombre español de nuestra época a los revolucionarios que aparecen en la novela de Chaves Nogales El maestro Juan Martínez que estaba allí y créanme que no nos equivocamos mucho).

Ahora mismo la confusión no hace más que crecer: Ucrania, Gaza –no olvidemos la salvajada de octubre de Hamás– e Irán en el último minuto. Sus imágenes son aterradoras cuando empiezan a sucederse, pero al cabo de poco tiempo la gente se desayuna o cena delante de ellas. Es ese invisible proceso de degradación que no tiene límites y que crece en un caldo de cultivo como el que se da en estos momentos. Uno piensa que Frederick Forsyth –que sabía mucho al respecto– se ha muerto para no ver lo que puede llegar a ser y tantas señales hay. Hace 11 años avisó: «Sin histerias, que será la guerra» –dijo-, «las guerras nacen de los egos estridentes» –dijo–, «por favor, no nos engañemos más» –dijo–. Lo pidió educadamente; quizá lo comente ahora con don Ramón del Valle-Inclán, los dos a salvo de lo que los demás no lo estamos.      



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