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¿Netanyahu eurovisivo?, por Tadeu

by Marko Florentino
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Mucha tinta eurotontina se ha vertido en la prensa de lo hunos y los hotros acerca de la participación de Israel en el festival de Eurovisión: el culmen, la petición de una auditoría pedida a la UER por el gobierno sanchorro sobre el voto popular de España, que dio la máxima puntuación (y la segunda mejor puntuación a Ucrania, 10 votos; hace tres años ganó Ucrania en otro claro voto político, ya es tradición en la geopolítica Eurovisión) a la cantante israelí,  Yuval Raphael, superviviente de la masacre de Hamás el 7 de octubre de 2023,  que, de este modo quedó segunda gracias al voto popular; y no si no ganó fue por la bajísima puntuación de voto de los jurados  llamados profesionales, que la colocaron en uno de los puestos de cola, el 20º, antes de voto popular. 

Dicen ahora que el soft power israelí es bueno, pero es que el antisemitismo barre mejor.  Y el día que Israel presente a un cantante de la minoría árabe, apagón televisivo garantizado.

Y es que no es sólo España, muchos otros votos populares se sumaron a la tendencia española de lo doce puntos, incluso la muy propalestina Irlanda, le otorgó 10 puntos.

No es que en España el votante popular haya querido castigar, que también, al Gobierno y las intervención sesgada y sectaria “sesgaria” de TVE: es que fue consciente de que cantaba un mujer israelí que se libró de la muerte a manos del brazo armado los fanáticos musulmanes de Hamás, una mujer liberada y libre…

El comportamiento de TVE fue infecto, tanto en las semifinales como en la final (durante el prólogo de la actuación de Yuval Raphael en semis, los comentaristas Tony Aguilar y Julia Varela recordaron que el ente (nunca mejor dicho) había solicitado formalmente a la organización del festival que se abriera un debate sobre la continuidad de Israel en Eurovisión en medio de la ofensiva israelí en Palestina. No obstante, lo que no gustó en absoluto a la UER fue que dijeran que «las víctimas de los ataques israelíes en Gaza superan ya las 50.000, entre ellas, más de 15.000 niños y niñas, según Naciones Unidas», soslayando lo locutores cualquier referencia a que la cantante judía que iba a actuar acto seguido era una superviviente del pogromo del 7 de octubre.

 La UER le recordó entonces a RTVE que las normas de Festival «prohíben las declaraciones políticas que puedan comprometer la neutralidad del concurso» y la amenazó con castigos pecuniarios, de momento.  Así que en la final,  ya advertido el ente (qué bien le sienta), emitió un rótulo mefítico y anacolútico en español que rezaba: Frente a los derechos humanos  (querrían decir, se supone,  “Contra la violación de los derechos humanos…”) el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina”. En inglés les salió major. (“When human rights are at stake, silence is not an option, etc”.  

Taimados como son, emitieron el rotulín segundos antes de la conexión con Eurovisión para eludir la anunciada sanción, que habría ocurrido de haberse durante el desarrollo del concurso.

Dejemos la Eurovisión, y vayamos a la visión de Europa:

Cuesta comprender el consenso creciente (salvo raras excepciones, como la del lúcido ministro Valls, que aún conserva el orden de las prioridades) para sancionar a Israel, sin reparar en lo esencial: Hamás —y sólo Hamás— es el máximo responsable de los crímenes más atroces cometidos en la región y origen del infierno actual. Y no sólo porque los judíos encarnan, al menos en Occidente desde el Holocausto, el símbolo más doliente de la humanidad; su proyecto es genocida en origen y en propósito: exterminar a los judíos “por el mero hecho de serlo” y fundar un Estado palestino “del río al mar”. El río e el Jordán, para los de Saber y Ganar.

Se afirma que Israel no desea detener la guerra, pero es Hamás quien se niega a entregar las armas y liberar a los rehenes —vivos o muertos— que retiene como moneda de chantaje.

Algunos gobiernos europeos acusan a Israel de genocidio, pero tal afirmación es, además de falsa, groseramente contradictoria: si Israel pretendiera aniquilar a los palestinos “por el mero hecho de serlo”, lo haría también en Cisjordania e incluso con lo que viven en su propio territorio.

Hamás, en cambio, utiliza a su población como escudo humano, y cuantos más niños mueran, más se dignifica su causa, dopada de victimismo: ya sea para lograr una tregua, imponer un alto el fuego o forzar una conferencia “de paz” que acabe con Israel aceptando el estatuto que Hamás desea para Gaza: el de una dictadura presta a seguir amenazando la existencia del estado israelí.

Conviene recordar que Hamás ganó en Gaza las elecciones en 2007 —asesinando a sus adversarios como  modus operandi de  campaña— y que desde entonces no ha habido ni oposición, ni reclamación electoral, ni protesta popular en Gaza. Los gazatíes nunca han repudiado a Hamás.  Y celebraron con júbilo la masacre del 7 de octubre. Son carne de su carne. Hoy de cañón…

Desde el día después  al 7 de octubre, Israel ha endurecido sus represalias, centrando su acción en destruir a Hamás. Y es comprensible. Pero ha olvidado que las guerras tienen sus leyes, y que respetarlas es lo que lo  puede diferenciar no sólo del agresor sino también de su barbarie. Existen en la guerra reglas de combate y tratados internacionales. Y quien los viola incurre en crímenes de guerra. No hay vuelta de hoja.

Un dibujo de un personaje de caricatura

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

El ejército israelí incurre, es evidente, en acciones al margen del derecho bélico. El gobierno aplica bombardeos indiscriminados, bloquea ayuda humanitaria, no respeta la vida de los civiles, impide el trabajo de la prensa libre, en Israel y en Gaza. Es natural, por tanto, que Netanyahu y varios ministros de ala “racista” hayan de acabar pagando por ello, y estén imputados por el onusiano Tribunal de La Haya por crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Netanyahu, además, prosigue con su enloquecida ofensiva porque es la manera de retrasar las elecciones, que se le presentan muy complicadas, con una fuerte contestación popular y de la oposición: quiere una victoria que le garantice impunidad frente a sus múltiples causas judiciales. Pero la presión interna crece.

Su único respaldo firme es Trump —el pirómano de la Riviera gazatí— y Putin, ese abominable hombre de las nieves,  otro criminal de guerra con cita pendiente en La Haya. Ambos deben ser juzgados. Pero también deberían serlo muchos líderes saudíes, sirios, chinos, venezolanos, cubanos y demás filántropos… 

 Pero así rueda el mundo.

Coda 1) Un Turull, sectario general de Junts, hablando de “las Españas” (sic) dice que “El presidente de la Generalitat Illa debería hablar más con los catalanes que intentar agradar al resto del Estado”.  Puestos, pudo haber dicho “…a los restos del Estado”.

Coda 2) Feijóo, cheerleader del PP, afirma antes del cónclave: “No queremos gobernar por el desgaste del PSOE”.  Entonces es que no quiere gobernar.

Coda 3) Mazón propone una reunión con las víctimas de la DANA. Siempre por delante de su tiempo. Serán seguramente las de la siguiente DANA…

Cuestionario maldito a Citizen Arcadi

20 años sí es nada

Se cumplen, dentro de unos días, 20 años del Manifiesto fundacional de lo que acabó siendo el partido Ciudadanos: el experimento político más sorprendente, embriagador (y fracasado) en política española del siglo XXI. 

Recordatorio:  pasó de ganar las elecciones en Cataluña en 2017 (con más de un millón de votos) y de lograr casi el sorpasso al Partido Popular, en abril de 2019 (más de 4 millones de votos, apenas a 200 mil votos de Pablo Casado)…  a desmoronarse de la forma más estrepitosa cinco años después.

Cuestionamos acerca de todo ello a Arcadi Espada, uno de los principales Founding Fathers de Ciudadanos:

Como uno de los parteros y luego niñero del primer invento, ¿fue su blog precursor en el marketing político en España?

-No. Mi blog siempre fue por libre. Pero Ciudadanos fue el primer partido importante, que yo conozca, que se hizo por internet.

Dice el cofundador y amigo suyo Ferran Toutain: “Éramos los únicos que defendíamos la legalización de la prostitución o las drogas y las células madre”. ¿Qué cambiaría hoy de aquel Manifiesto fundacional del 7 de junio de 2005?

-No recuerdo lo de las drogas. Pero sin duda cambiaría eso.

“Ni de izquierdas ni de derechas”, ni rojos ni azules decía Albert Rivera. ¿Aquello podía funcionar?

-Es lo único que puede funcionar. 

¿Qué habría pasado de haber gobernado en Cataluña y (co)gobernado en España?

-No viviríamos en este ambiente miserable.

¿No fue un error elegir a un pipiolo de 26 años como Rivera, sin experiencia política alguna para encabezar tan arriesgada aventura?

-Lo eligió el alfabeto. Pero Rivera hizo varias cosas bien.

Después de su  doble descalabro de 2024 en el Parlament (sólo 22 mil votos) y  de no conseguir ni un solo europarlamentario, sus votantes han ido bifurcando hacia el PSC, el PP y hasta de Vox, ¿qué reflexión le inspira la orfandad del espacio que ocupó Ciudadanos?

-La orfandad.

¿Se equivocó Inés Arrimadas al no presentarse a la investidura en Cataluña? ¿Y yéndose poco después a hacer política en Madrid?

-Lo de la investidura fue un grave error. Podría haberle sacado un gran rédito político. No veo igual lo de su marcha a Madrid. 

¿Cuándo se jodió el Perú de  Rivera? (Usted tildó a uno de sus discursos más importantes de kennediano…)

-Pocas cosas más obvias: cuando no obligó a Sánchez a gobernar en coalición.

“¿Sabes que serás el próximo presidente del Gobierno?”, le preguntó Juan Carlos Girauta a Rivera en diciembre de 2012 mientras recorrían Madrid en taxi, a lo que éste contestó, sin dudar: “Sí ”. ¿Qué les habría dicho de haber ido en el taxi?

-Lo que le dije a Girauta: “Vols dir…?” [“¿Quieres decir?” “¿Estás seguro?”, nota de Tadeu]

¿Le decepcionó Rivera más cuando el vídeo del perrito “que olía a leche” o cuando se marchó al día siguiente de la debacle en las elecciones generales de noviembre de 2019 (pasó de 57 a 10 diputados en el Congreso)?

-Su marcha fue una indignidad. Pero en fin: fue el rotet  [el eructito, nota de Tadeu] del biberón. 

¿Por qué, según usted, Arrimadas no logró enderezar el rumbo del partido tras aquellos malos resultados?

-No era su misión en la vida, francamente. 

¿La nostalgia es un error?

-Uno más.

Y por último: ¿si algún día le pidieran encabezar una lista ciudadana o al Senado, quién sería su segundo/a en el ticket?

-En estos casos es obligado buscar una chica.

Mejor no le pregunto por la chica…



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