El presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, ha vuelto a poner esta noche sobre la mesa la que es ahora la principal reivindicación de Esquerra, y la única clave que puede desencallar el bloqueo de la política catalana, resumida en palabras del aún jefe del Ejecutivo catalán en «tener la llave y la caja».
Durante la entrega de premios anuales de la patronal catalana Pimec, y sin aludir en concreto a este hecho como la condición que su partido pone para investir a Salvador Illa (PSC) como presidente de la Generalitat, Aragonès ha dibujado de nuevo con claridad las líneas de la negociación, una «soberanía fiscal para avanzar hacia un concierto catalán».
En lo que se ha leído como una advertencia al PSOE en la negociación que ahora se abre, Aragonès ha advertido que «no podemos aceptar que nos hagamos trampas o aceptar gato por liebre». Los términos, pues, son claros, aunque a diferencia de una intervención la semana pasada, y sin que esto presuponga que sus palabras reflejan el momento de la negociación entre socialistas y republicanos, la consecución del «concierto catalán» es ahora un objetivo a futuro y no una demanda inmediata.
En este contexto, Aragonès ha recurrido de nuevo al discurso del «expolio«, denunciando, según sus cálculos, la aportación de Cataluña: «Aportamos el 19,2% y recibimos el 13,6% del gasto», una diferencia de 22.000 millones de euros al año, «el 9,6% del PIB» catalán«.