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Nuria Roca y Juan del Val: «El ataque y el odio a Pablo Motos desde Moncloa es constante, agotador e injusto»

by Marko Florentino
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«Recuerdo exactamente cmo empez todo», afirma Nuria Roca (Moncada, 1972). «Todo» es el momento en que su relacin con Juan del Val (Madrid, 1970), que asiente a su lado, se convirti en una de las ms comentadas y analizadas de Espaa, que ya es decir. Fuimos a El Hormiguero y Pablo Motos empez a hablar de las parejas que llevan muchos aos juntas. Dentro de ese contexto, pregunt si nuestra relacin es abierta, dije que s y el resto es historia, rememora la presentadora mientras su marido, consciente de que siempre es l quien habla demasiado, salta: «Fue ella, que quede claro».

Aquello fue en 2017. Entonces, Roca ya llevaba mucho tiempo siendo estrella de la tele, pero Del Val an no era el tertuliano de xito que es hoy y, aunque su ascenso no fue inmediato, aquella aparicin viral tampoco le perjudic. «Haba publicado novelas, estaba haciendo radio, pero no era famoso. Odio el trmino, pero supongo que es lo que hay. Aparec de esa manera tan contundente en esta sociedad tan pacata y se empezaron a quedar con mi cara. Lo que no sabamos es que el tema nos iba a perseguir hasta hoy».

Tanto les ha perseguido que han optado por esconderse a plena vista en Cita doble, el podcast que estrenan este lunes 15 de abril en Podimo y trata sobre… las relaciones de otras parejas de famosos.

Pregunta. Es una genialidad tctica, hablar de las relaciones de los dems para que dejen de hablar de la vuestra.

Del Val. [Risas] Hay que despistar. En realidad, de nuestra relacin se habla mucho pero muy pocas veces con precisin.

Roca. Mucha gente tiene una imagen predeterminada y no quiere que se la cambien.

P. Os molesta esa falta de precisin?

DV. Nos da igual. Hay gente que tiene una idea idlica de nuestra relacin y a lo mejor tampoco es as. Y otras personas tienen… otras fantasas.

R. Muchas y variadas [risas].

DV. Somos la fantasa sexual de media Espaa.

R. La gente tiene la sensacin de que contamos muchas cosas sobre nuestra intimidad, pero lo cierto es que jams hemos hablado de nuestra relacin. Nadie puede decir si tenemos una relacin de un modelo o de otro.

P. Pero, a ver, centrmonos, es abierta o no es abierta?

R. No es ms ni menos abierta que la tuya o la de cualquiera. Todas las relaciones son abiertas porque a todas las relaciones les pueden pasar cosas. De hecho, pasan. Luego estn las renuncias y los compromisos que cada cual asuma. Ahora, si me preguntas si mi pareja puede sentir deseo por otras personas… Eso espero. Si no, estara muerto.

P. Ests muerto, Juan?

DV. An no. En realidad, todo tiene que ver con la idea de la fidelidad y del deseo. La fidelidad es un tema al que esta sociedad concede una importancia que no tiene. A m la fidelidad me da exactamente igual, me parece una gilipollez y no le doy ningn valor.

R. Yo s, eh [risas].

DV. Lo s y lo respeto. Es simplemente mi forma de pensar y es lo que dije. A partir de ah la gente se puso a especular y nos han llegado a decir que somos una pareja de poliamor.

P. No lo sois?

R. Yo no saba ni lo que era eso la primera vez que nos lo dijeron!

DV. De repente pareca que nuestra casa era una comuna, con gente entrando y saliendo todo el rato para acostarse con nosotros.

R. Alucino porque no hay una relacin ms aburrida que la nuestra.

DV. Tres hijos, 25 aos juntos, dos perras y una hipoteca. Lo que pasa es que si nos ponemos a hablar sobre conceptos de pareja, a lo mejor mis ideas no tienen que ver con lo convencional… o con lo que se dice que es lo convencional. Porque con esto hay una enorme hipocresa social. Resulta que la infidelidad es una cosa que jams se ha producido en la historia de la humanidad. En ningn lugar de trabajo, con ninguna compaera o compaero…

R. Los aos aportan algo, aparte de las arrugas, y es que te pronuncias dndote igual lo que piense la gente. Hablamos sobre la infidelidad y las relaciones de pareja en trminos generales y la gente lo asoci inmediatamente a nosotros. Se han hecho su idea, les gusta, les entretiene… Bueno, que lo disfruten.

P. Proyectan en vosotros fantasas que no se atreven a realizar?

DV. Sin duda.

R. Mis amigos me llaman para decirme: «Estoy hasta las narices de que me pregunten cmo es vuestra vida». La gente se monta sus pelculas. Pues, oye, muy bien, espero que salgamos guapos [risas].

P. Os han hecho proposiciones sexuales?

DV. Joder, muchsimas. Por redes sociales ha habido momentos alucinantes. Nos proponan las cosas ms locas. Y yo: Disculpe, seora, tpese un poco.

R. En serio?

DV. No te hagas la loca.

Nuria y Juan se han convertido en la power couple del momento en la tele espaola, quizs slo por detrs de Ana Pastor y Antonio Garca Ferreras en cuanto a presencia, influencia y capacidad de retroalimentarse el uno al otro. Mientras se mueven vestidos de gala por el set de grabacin, minutos antes de recibir a sus primeros invitados (Sandra Gago y Feliciano Lpez), dos cosas saltan a la vista: la comodidad con su estatus y la complicidad.

Son 25 aos desde que Del Val, reinventndose como periodista tras una fase esclarecedora trabajando de albail (lo odiaba), abord a Roca a la salida de TVE para hacerle una entrevista. Le dio largas porque se iba de viaje, l se empe en llevarla al aeropuerto y ella perdi el avin. El camino ha sido largo. «Nunca nos hemos planteado las cosas con ese objetivo. Ha sido una evolucin orgnica dentro de la lgica de una carrera profesional. Ese poder ha llegado sin buscarlo», reflexiona Nuria.

DV. La gente piensa que piso ahora por primera vez un plat, pero llevo currando 33 aos. Debut en la tele con Ana Rosa Quintana, que me llam para ser analista poltico. Entonces me sentaban en el lado de la izquierda, que ahora de repente parece que me toca ser de derechas.

P. Se ha movido la sociedad o te has movido t?

DV. Depende del da [risas].

R. En realidad, el mismo da y por la misma frase eres de izquierdas para la mitad y de derechas para el resto. Es acojonante.

DV. La gente oye lo que quiere or… El caso es que yo era guionista de El Hormiguero y en la pandemia, como no haba invitados, Pablo Motos decidi hacer el experimento de la tertulia y me propuso salir. Como estaba todo el mundo en casa, las audiencias fueron siderales y yo funcion bien. Se mantuvo el formato con la vuelta de la normalidad y la popularidad sigui creciendo.

P. Nuria, llevas siendo famosa 30 aos con un perfil muy blanco, sin molestar a nadie. Cmo te sientan las polmicas de Juan?

R. [Resopla] Lo sobrellevo. Es que es superpolmico todo el rato, entra a cada capote y encima me salpica.

DV. Tiene que ver con mis formas, que son vehementes. Por algn motivo, impongo y doy una imagen de categrico que asusta, piensan que voy por ah pegando a la gente, pero la verdad es que Nuria es muchsimo ms complicada que yo en el trato.

R. Dnde va a parar… Soy mucho ms inaccesible. Juan entra a todo, pero yo mido cada palabra. Evito las polmicas y las evitar siempre.

P. Es difcil evitar las polmicas trabajando en El Hormiguero

R. Es constante el ataque y el odio a Pablo [Motos]. Agotador e injusto. Cuando algo funciona, parece fcil y todo est bien, no mola. Para ir de guay o de moderno tienes que odiarlo. Y esto sucede con El Hormiguero.

DV. Ya que me pones la muleta… Lo primero es que esa persecucin es consecuencia del xito. Si llevas 18 aos funcionando, las otras cadenas intentan acabar contigo con otros programas. Eso es lgico dentro de la competencia televisiva, pero…

P. Sospecho que este «pero» nos va a llevar a David Broncano y TVE.

DV. Broncano es un profesional fantstico y no tiene culpa de nada. Ser otro de los muchsimos competidores que han puesto enfrente de El Hormiguero sin que ninguno haya tenido xito. Todo eso est bien. El problema llega cuando eres incmodo para Moncloa y va a por ti de una manera que ya no es lcita: hacindote campaas ad hominem o utilizando a una tele pblica. Pablo te puede gustar o no, pero se estn haciendo campaas contra l sistemticamente y de una manera desmesurada. Eso ya no es juego limpio, es intentar dar una imagen pervertida de una persona.

P. Tampoco ser un santo.

DV. Hay vdeos que circulan de comportamientos que Pablo pudo tener durante un tiempo, como todos los presentadores porque nadie se libraba de eso hace 15 aos, y te los quieren meter ahora como que es machista. Te garantizo, y quien me diga lo contrario que me lo demuestre, que no ha habido en los ltimos ocho aos ni un comportamiento machista en El Hormiguero. Ni una frase. Estoy all todos los das y eso lo medimos hasta el extremo. Qu sucede? Que a base de repetirlo se va creando una burbuja que la gente compra como cierta.

R. Es el imaginario colectivo, como con nuestra relacin. La idea se queda y ya puedes hacer luego el pino-puente que da lo mismo.

DV.El Hormiguero te puede no gustar, pero en cuanto a estructura es simplemente perfecto. No hay ms. A partir de ah tienes la opcin de verlo o no verlo, pero la gente no es idiota y ah estn las audiencias. Y el que quiera venir a competir, que venga, pero con las mismas armas. Insisto: las mismas armas.

P. Qu pretendis mostrar con el podcast? Hay tantos tipos de relaciones?

R. En realidad hay dos, la que funciona y la que no, independientemente de cmo estn compuestas. Pero conocer las intimidades y caractersticas de cada modelo est muy bien.

DV. No somos demasiado pretenciosos a la hora de desmontar nada, pero queremos reflexionar sobre verdades absolutas que no lo son aunque nadie se atreva a discutirlo. La infidelidad, eso de que una relacin que acaba es un fracaso o que la libertad es ser soltero

P. Vivimos en una sociedad mojigata?

R. Vivimos en una sociedad donde est instalada la dictadura de la imagen. Tenemos que ponernos un filtro, real y figurado, para parecer la persona que se espera que seamos. Hay una hipocresa tremenda, porque luego cada uno en su casa hace lo que le da la gana, pero se respira un ambiente muy mojigato y muy aburrido.

DV. Hay un miedo tremendo a decir cosas porque siempre alguien se va a enfadar, lo va a publicar en redes y se va a convertir en una historia que puede hacerte dao profesionalmente. Entonces, qu hacen los famosos? Se asustan con que los cancelen y no dicen nada: «Esprate, que se van a enfadar los animalistas o los cojos o los de la nariz grande».

R. Yo lo entiendo, porque si te sales un poquito del tiesto, te montan el lo. Estamos instalados en una cultura del titular fake que destroza la naturalidad y la verdad. En cuatro horas y media de directo, digo una cantidad de gilipolleces alucinantes y s perfectamente, antes de decirla, qu frase se va a sacar de contexto y va a ser el titular del que se hable.

P. Y an as la dices?

R. Por supuesto, porque me la sopla.

DV. Lo interesante es que, adems, autocensurarse no compensa. Como dice ahora la gente joven, renta decir lo que piensas. Mrame a m… Te posiciona. La mayora de personas tiene una vida de verdad y no est en las redes sociales, que es donde cuatro te montan las campaas. La gente real, la que est en la calle y ve la tele, valora que digas lo que piensas aunque no est de acuerdo. Lo respetan. Si el envidioso que est jodido en casa porque a otro le va mejor decide convertirte en su enemigo, peor para l.

P. Vamos, que hay un plan tras tus polmicas.

DV. Hay un compromiso. Si te pones delante de un micrfono o de una cmara, debes decir lo que piensas. Y si no le gusta a alguien, qu le vas a hacer.

R. Vale, pero mdete un poco, bonito, a ver si tenemos un par de semanas tranquilas.

DV. No creo.

R. Ya.





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