El choque del Benito Villamarín entre el Betis y el Real Madrid, que acabó con victoria verdiblanca y enfado considerable de Carlo Ancelotti con sus pupilos, tuvo sus jugadas polémicas, pero en ningún caso llegaron al nivel de ruido que alcanzaron en otros partidos recientes de los blancos. La más llamativa fue la del penalti de Rudiger, la única que no fue bien resuelta por el equipo arbitral del partido, encabezado por Hernández Hernández.
El colegiado acertó a la hora de señalar penalti en el área del Real Madrid por derribo del central alemán, pero no estuvo tan fino a la hora de elegir un castigo para el madridista. Así explica Martínez Montoro, árbitro de ABC, lo que sucedió en el minuto 53: «Internada de Jesús Rodríguez y cuando está dentro del área y va a rematar llega por detrás Rudiger y le arrolla. Hernández Hernández señala penalti y acierta, pero le muestra amarilla cuando para mí es roja. El defensor no tiene opción de jugar el balón y evita una ocasión manifiesta de gol».
Poco después, en el minuto 56, la controversia cambió de área, cuando fue el Real Madrid el que reclamó un posible penalti sobre el brasileño Rodrygo. Una acción que no fue sancionada, esta vez con pleno acierto. «El defensa le mete el cuerpo. No hay empujón ni derribo, así que hizo bien no indicando nada», explica Martínez Montoro.
El árbitro de ABC también analiza la caída de Jesús Rodríguez en el lateral del área del Real Madrid en el minuto 65, una acción que tampoco considera merecedora de penalti. «Tchouameni se interpone en la carrera y le mete el cuerpo. Es disputa de balón».
Acierto casi pleno por tanto de Hernández Hernández y su equipo arbitral, con el borrón del color de la tarjeta a Rudiger.
Enfado de Vinícius
Pero ni así se libraron los colegiados de la habitual discusión con el madridista Vinícius. El brasileño, muy discreto en el Benito Villamarín, se quejó amargamente tras recibir una tarjeta amarilla en la recta final del encuentro.
«Para mí siempre es tarjeta», se lamentó el delantero del Real Madrid, que tuvo que sufrir los cánticos de la grada del estadio del Betis, que le dedicó un «tonto, tonto».
