«El Parque Nacional de Cabañeros no sufre ninguna situación de emergencia medioambiental ni padece una gestión deficiente y negligente de su territorio». Así ha respondido el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN) a las preguntas de este diario sobre la situación que ha generado la sobrepoblación de ungulados silvestres, en especial los ciervos y jabalíes, cuyo número se ha visto incrementado desde que en 2020 entró en vigor la prohibición de la caza deportiva y comercial en todos los parques nacionales. Una situación que ha propiciado que el organismo haya sido denunciado ante las instituciones europeas por parte de la Asociación de Afectados del Parque Nacional de Cabañeros.
Los parques nacionales, la joya de la corona del patrimonio natural español, no están exentos de peligros, incluso naturales. Uno de ellos es la sobrepoblación de especies. Herbívoros como el ciervo pueden arrasar con la vegetación de los parajes y desde ahí impulsar efectos en cascada a otras especies. También aumenta el peligro de transmisión de enfermedades. Hasta hace cuatro años, estos animales se mantenían a raya en parte gracias a la caza en las fincas privadas de la zona. Pero la ley de parques de 2014 fijó que a partir de 2020 eso ya no sería posible, y que a cambio había que fijar indemnizaciones por el cese de actividad entre los afectados.
El OAPN reconoce que los ungulados silvestres, en su conjunto, «superan ampliamente los niveles poblacionales establecidos como objetivo en el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG)». Es decir, el organismo admite que existe sobrepoblación y que esta afecta a la flora y fauna del parque, por lo que en 2023 aprobó un plan de gestión para el control de estos animales en un intento por evitar daños al ecosistema. Sin embargo, asegura que está cumpliendo con los cupos de extracción previstos para las fincas de propiedad estatal, que suponen el 55% del parque.
Cupos de extracción
En concreto, según los datos aportados, el plan de gestión contemplaba la extracción de 2.045 ciervos y 626 jabalíes en 2023. De ellos, se han eliminado 1.909 individuos a través de capturas y recechos, a los que el organismo suma otros 201 ejemplares que murieron por enfermedad hemorrágica epizoótica. En el caso de los jabalíes, se han retirado 487 ejemplares.
Este plan, sin embargo, solo se ha llevado a cabo en las fincas públicas ante la falta de acuerdo con los dueños de las fincas privadas, que siguen esperando a que las indemnizaciones lleguen y se cubran gastos en los procesos de extracción de animales para contribuir a una mejora de la situación en esta mitad del parque.
«Al quitar la caza, han dejado las fincas sin la herramienta principal que se usaba para controlar las poblaciones y no se ha dotado de ninguna otra medida», decía hace unos días en ABC Rafael Sánchez, ingeniero forestal y portavoz de la Asociación de Afectados del Parque Nacional de Cabañeros. Según los datos de la asociación, en la parte pública de Cabañeros ya hay unos 35 animales por km2, cuando el plan rector de uso y gestión dice que la capacidad de carga -el máximo que el territorio puede soportar sin daños- es de 25 animales por km2. Las cifras son aún peores en la parte que alberga las fincas privadas, donde directamente no se ha llevado ningún control en estos años. «Estamos ya en mas de 80 animales por km2».