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En la Espaa de los Juegos Olmpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, las mujeres tenan 1,3 hijos de media y eran madres por primera vez a los 27,5 aos. Era 1992. Las ltimas estadsticas, 30 aos despus, dibujan otra tendencia evidente: tenemos menos hijos y ms tarde. El Instituto Nacional de Estadstica recoge que en 2022 (ltimos datos disponibles) la edad media para iniciarse en la maternidad es 31,5 aos y que cada mujer tiene 1,16 hijos. Estas cifras incluyen a mujeres espaolas y extranjeras, pero si slo ponemos el foco en las primeras, la brecha se agranda un poco ms: slo tienen 1,12 hijos y se estrenan a los 32,2 aos.
Paula Garca tiene 28 y apenas le quedan un par de meses para dar a luz. Ser parte del 4% de mujeres que tienen un beb con esa edad. No diramos que son precoces pero, en los tiempos que corren, las madres de entre 30 y 38 aos son las que tienen la mayora de criaturas. A Paula, periodista de formacin, empleada en una consultora de comunicacin y casada desde hace un ao y medio, le han hecho ya todas las preguntas clsicas: por qu un hijo tan joven?, el embarazo ha sido buscado?, tienes motivacin religiosa?, tu marido es mayor?, no temes las renuncias que llegarn con el beb?, etc. Si Paula tuviera 35 aos, probablemente nadie le formulara esas preguntas. YO DONA tampoco.
El primer hijo con veintipocos… hace medio siglo
Hace medio siglo, las mujeres tenan su primer hijo con veintipocos y en 1975, por ejemplo, daban a luz casi a tres criaturas de promedio. Los motivos por los que retrasan ahora su maternidad y traen al mundo menos hijos son diversos, pero se pueden resumir en tres: la transformacin sociocultural que ha atravesado el pas; la necesidad de alcanzar primero la estabilidad econmica, laboral y personal; y los problemas de infertilidad.
Albert Esteve, demgrafo, investigador y director del Centro de Estudios Demogrfios (CED), matiza: «Las causas no son las mismas para una persona con 22, 32 o 42 aos. A la primera, cuya abuela probablemente ya haba sido madre con su edad, ni le pasa por la cabeza tener un hijo. Sencillamente, no ve que sea el momento. En la dcada siguiente seguro que s pesan los condicionantes materiales y, a partir de los 40, llegarn las dificultades de fertilidad». El quid de la cuestin es que esa «ventana de posibilidad» que existe en la vida de las fminas para procrear se va estrechando hasta un punto, contina Esteve, en el que no se estn alcanzando los 2,1 nacimientos por mujer necesarios para que la poblacin del pas se mantenga.
Fecundidad parecida a Japn y Corea del Sur
Las razones culturales no diferencian a Espaa del resto de pases de nuestro entorno, pero es en el tramo de la treintena donde la brecha se evidencia. Dice Eurostat que de los 27 estados miembros de la UE, los jvenes espaoles son de los ltimos en emanciparse, junto con Croacia, Grecia, Bulgaria y Eslovaquia: se van de casa a los 30,3 aos, frente a la media europea de 26,4. «Puede que lleguen a tener el primero, pero el segundo hijo ya cuesta ms. Nuestra fecundidad es ms parecida a la de Japn o Corea del Sur (que est por debajo de un hijo) que a la de otros como Suecia, Noruega y EEUU», explica el demgrafo. La primera consecuencia, de entrada, es el adelgazamiento de la poblacin infantil. «La inmigracin puede compensar algo los nacimientos, pero no llenan una escuela. No tienen muchos ms hijos que los autctonos, aunque s son padres un poco ms jvenes. Ellos rellenan la poblacin por arriba, pero no por abajo», concluye Esteve.
Sigamos con Paula. Este embarazo no obedece a razones religiosas, sino al deseo de formar una familia. Ella s se independiz segn la media europea. Primer ‘check’ en verde. Otro ms para la estabilidad personal, econmica y laboral: «Mi marido tambin tiene 28 aos y nos conocemos desde los 20. Siempre quisimos tener hijos. Llevo seis aos en mi empresa trabajando muy duro para estar en esta posicin. Sabamos que cuando todo encajase sera el momento. Y el momento ha llegado», cuenta. Ellos, ojo, no fueron buscando decididamente un embarazo, pero tampoco lo impidieron. Y el Predictor dijo «s».
Una circunstancia familiar ha influido tambin de forma decisiva en esta maternidad un tanto adelantada. La madre de Paula sufri cncer de mama y ella no ha querido dejar pasar el tiempo y poner en peligro su fertilidad: «Es verdad que he tenido ese riesgo muy presente».
La precariedad laboral y econmica de los jvenes supone un freno para tener hijos que ellos no han sentido. No obstante, su solvencia no los sita en una posicin de privilegio como para no hacer clculos. La Comunidad de Madrid, donde residen, cuenta con ayudas a la natalidad para menores de 30 aos por valor de 500 mensuales hasta que el beb cumpla 2 aos. Uno de los requisitos es no superar los 30.000 de renta individual (o 36.200 en pareja): «Nos salimos por muy poco. Tampoco la oferta de escuelas infantiles pblicas es suficiente, as que hay una mayora de clase trabajadora joven a quien no nos salen las cuentas», protesta.
Existen voces, provenientes generalmente de generaciones anteriores, que apuntan al egosmo y el hedonismo de los jvenes actuales como freno real de la natalidad. Esther Vivas es sociloga y autora de ‘Mam desobediente’ (Capitn Swing, 2019). «La precariedad laboral y las dificultades para poder tener acceso a una vivienda digna hipotecan el deseo materno. No podemos comparar este escenario con el de nuestros padres. Quienes tuvieron hijos en los 70 tenan trabajo estable y casa. Ahora hay parejas cuyos sueldos juntos no suman uno decente», explica. Adems, aade Vivas, factores como el acceso a la salud sexual y reproductiva han hecho que las mujeres decidan sobre su maternidad, un concepto que ha evolucionado en el tiempo: «Ahora la decisin de tener hijos, de acompaarlos en su crianza, se toma desde un lugar ms consciente que hace dcadas», dice.
Seala que las prcticas sociales, mucho ms individualistas, colaboran en la construccin de esta atmsfera hostil para criar, carente de redes. Para Paula y su marido sopla el viento a favor: «Nuestros padres estn cerca, son jvenes y nos podrn ayudar. De todos modos, cuando se nos terminen las bajas, ya veremos si nos podemos organizar o si me tocar pedir una reduccin de jornada«, reconoce.
Brecha de planes con sus amigos
Toda eleccin conlleva una renuncia y, por tanto, Paula sabe que perder cosas. «De mi grupo, slo mi mejor amiga y yo vamos a ser madres ahora. S que las dems estn ahora en una etapa preciosa de viajes, independencia y diversin, y que mis planes sern distintos», afirma consciente.
Sospecha que le espera cierta soledad, mitigada por compaeras de trabajo que s son madres (y mayores que ella), con quienes espera compartir las conversaciones sobre biberones y paales. «Tambin me gusta pensar que mis amigos sin nios me ayudarn a desconectar de esa rutina, as que me vendrn muy bien», dice. La expectativa de liberarse de la etapa ms comprometida de la crianza antes de los 40 tambin arroja un futuro halageo, ese en el que Paula se visualiza retomando proyectos propios: «Podr pisar el acelerador de nuevo, centrarme ms en el trabajo y volver a correr, porque mi hija ya no ser un beb».
La cara B de una maternidad joven la tiene clara, pero tampoco niega el anverso: «S que unos padres mayores pueden tener ms herramientas emocionales para educar a un hijo, pero la juventud aporta la energa fsica que puedes necesitar para criarlo».