Imagine una Semana Santa de Sevilla sin los pasos llevados a hombros por los costaleros. O unos Sanfermines sin sus encierros multitudinarias. Ahora pruebe a imaginar unas Fallas de Valencia sin sus fallas. Demasiado surrealista? Pues en este escenario se ha instalado el debate sobre la fiesta en Valencia: qu quedara de ella sin los monumentos que le dan sentido y que atrajeron a 800.000 turistas el ao pasado (y de cuyo bolsillo salieron nada ms y nada menos que 269 millones de euros).
Nadie discute que las Fallas son una de las fiestas populares de Espaa ms multitudinarias y reconocidas internacionalmente. Ahora, sin embargo, se han metido en una encrucijada: puede sobrevivir una fiesta declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad si no lo hace tambin su primer eslabn? Dicho de otro modo: tienen futuro las Fallas si no lo tienen los artistas falleros que crean sus monumentos?
No es una cuestin menor, pues hay quien ya apunta a que el mundo fallero est viviendo su particular «gran renuncia», al estilo de la gran dimisin laboral que surgi en Estados Unidos a raz de la pandemia. «Es algo que est pasando», asegura Gil-Manuel Hernndez, de la Asociacin de Estudios Falleros. «Se trata de un problema grave que obliga a replantear la fiesta».
Toda una paradoja teniendo en cuenta que la fiesta gener un impacto econmico global de 733 millones en 2023, segn un estudio de la Ctedra de Modelo Econmico Sostenible de la Universitat de Valncia y del Instituto Valenciano de Investigaciones Econmicas (IVIE). Y, sin embargo, otro dato: uno de los grandes artistas falleros acaba de decir adis a la seccin Especial… porque semejante esfuerzo no est pagado.
Se trata de Pere Baenas que, tras 25 aos consecutivos plantando monumentos en la mxima categora -la que estos aos ha servido de gancho para el boom turstico-, acaba de anunciar que 2024 ser su ltimo ao haciendo fallas de Especial. El artista fallero no solo justifica su decisin por la «autopresin de la competicin», sino tambin por la propia evolucin de la profesin: «El oficio se ha vuelto cada vez ms insostenible». Y apunta a las «demandas logsticas, financieras y emocionales».
Plantar los grandes monumentos, en definitiva, ya no sale a cuenta.
As que la pregunta es qu est pasando en las Fallas. Su maquinaria tiene un problema: los artistas que moldean los principales monumentos -los que hacen ‘marca Valencia’- denuncian que el oficio ya no es rentable. «Hemos convertido una fiesta popular en una fiesta turstica que apenas tiene retorno para nosotros», lamenta Paco Pellicer, maestro mayor del Gremio de Artistas Falleros. «Las Fallas son una fiesta que pagan las comisiones falleras, pero de la que se benefician sobre todo los hoteles, los restaurantes…».
Si el primer eslabn de la cadena no gana dinero -o no tanto como debera o querra-, pueden acabar las Fallas muriendo de xito? «S, pero no de forma diferente a los Sanfermines o el Carnaval de Cdiz», expone Pau Rausell, un economista que dirige la Unidad de Investigacin en Economa de la Cultura y Turismo en la Universitat de Valncia. «Actualmente, slo una pequea parte de la generacin de valor llega a la creacin de las fallas».
Esto es, a sus principales artfices. A quienes son capaces de convertir el dibujo de un boceto en todo un monumento para que lo disfruten cientos de miles de personas la calle.
«Las Fallas son una fiesta que pagan las comisiones falleras, pero de la que se benefician los hoteles, los restaurantes…»
En su opinin, revertir esta situacin podra pasar por ejemplo por la instauracin de una tasa turstica con la que «mejorar la viabilidad de la actividad fallera». Rausell subraya que tampoco hay que perder de vista los llamados «costes de congestin»: si para ver una falla hay que hacer cola durante horas, llegar un momento en que simplemente nos parecer una prdida de tiempo. «Hay ciclos en los que las Fallas o cualquier otra fiesta pierden inters», alerta.
Jos Manuel Pastor, director de la Ctedra universitaria y coautor del informe econmico de la fiesta, admite que la masificacin de las Fallas puede acabar provocando su «desnaturalizacin», al margen de las «externalidades negativas» que ya son obvias: suciedad, ruido, conflictos entre vecinos y falleros… Eso s, recalca que «todos los sectores econmicos se benefician indirectamente», aunque el gran beneficiado es la hostelera, que se queda con un tercio del impacto econmico de las Fallas (247 millones).
«Y qu hay de nosotros?», se preguntan un representante del gremio fallero. «Aqu no es como en el ftbol, donde un jugador gana mucho dinero porque lo genera. Los artistas falleros no generamos ms de lo que hacemos».
A ms turistas, ms ganancias? No en este caso. Y eso sin entrar a hablar del encarecimiento de los materiales en estos ltimos aos, de la subida de los costes salariales y de todo tipo de trabas a su labor artstica…
«La parte ms dbil de la cadena es el artista fallero», sentencia Gil-Manuel Hernndez, para quien la declaracin de las Fallas como Patrimonio de la Humanidad no ha beneficiado en realidad a los artistas. Sus problemas, dice, vienen de lejos.
En concreto, podra decirse que se remontan 15 aos atrs. A 2009, en concreto, el ao en que se plant el monumento ms caro de la historia de Valencia. Se trataba de falla mastodntica, de 50 metros de alto por 50 de ancho, con ms de un centenar de piezas y que cost un milln de euros. Lo nunca visto. Y lo que nunca ms se ha vuelto a ver desde que se pinch la burbuja inmobiliaria que infl aquella falla y que dio forma al barrio que la acogi, Nou Campanar.
Aquella falla de rcord qued reducida a cenizas, como todas las dems, pero cambi la historia de la fiesta como ninguna otra. Fue un punto de inflexin, el inicio de unas Fallas ‘a lo grande’ cuyas consecuencias se arrastran hasta hoy, a pesar de que acab desapareciendo por la simple razn de que era inviable. Y, claro, ningn artista se hizo rico con ella.
Para entender la dimensin del fenmeno que supuso Nou Campanar solo hay que fijarse en las cifras de este ejercicio: el conjunto de las comisiones falleras de Valencia invertir este ao un total de 8,8 millones de euros en la construccin de los monumentos. Solo las grandes fallas de Especial se gastarn este ao 1,5 millones. La ms cara no pasar de los 245.000 euros.
Aun as, la presin que meti aquella falla sobre los artistas sigue pesando en la actualidad. «Lo elefantisico, el monumentalismo desaforado ha arrastrado a los artistas falleros, que se han metido en arenas movedizas», dice el experto de la Asociacin de Estudios Falleros, que opina que los artistas han cado en la trampa del «gigantismo».
Nou Campanar puso el listn demasiado alto y, pese a que ya es inalcanzable, para mal o para bien sigue siendo la referencia. Los grandes monumentos pueden alcanzar hoy los 20 metros de altura. Ahora bien, lejos de presentar una estructura de falla piramidal con un cuerpo central y un nico remate, parecen ms una «montaa rusa». «Muchas fallas se han convertido en monumentos infantiles grandes: cuantas ms cosas, mejor», dice Hernndez.
[Apunte para los no entendidos: las fallas infantiles se suelen caracterizar por sumar multitud de pequeas figuras que acaban conformando una escena. Recuerda lo del centenar de ninots de Nou Campanar? Pues eso].
«El monumentalismo desaforado ha arrastrado a los artistas falleros, que se han metido en arenas movedizas»
Esto plantea otro problema: el de los materiales con los que se hace una falla. Hasta la fecha, el corcho blanco era el rey. Relativamente barato, fcil de trabajar… pero muy contaminante al entrar en combustin. De la famosa noche de la Crem del 19 de marzo nos quedamos siempre con esa imagen de la fallera llorando, los ‘ninots’ o figuras consumindose en medio de las llamas… La imagen que no se ve tanto es la del cielo de Valencia cubierto de humareda negra tras una lluvia de ceniza. Para los ecologistas, un horror medioambiental.
La fiesta no es ajena tampoco a este debate de la sostenibilidad. Hace tiempo que se plantea qu hacer con los materiales de la falla. Se ha probado con corcho orgnico y hasta con paja del arroz de manera experimental. Incluso hay quienes proponen volver al pasado para retomar la madera. Es factible? «Los artistas tienen ante s el reto de la reconversin de los materiales, pero lo cierto es que la volumetra no da para eso. Habra que rebajar el volumen de los monumentos«, apunta Gil Manuel Hernndez.
Es decir, si queremos nuevos materiales ms sostenibles, las fallas no pueden ser tan grandes. Y esto, en un mundo donde las principales comisiones falleras dependen tambin de los patrocinios privados para sus monumentos, es difcil de cambiar. Por no decir imposible.
«La palabra clave es decrecimiento», advierte este experto. Este concepto, casi un tab en Valencia, aboga por fallas ms pequeas que invadan menos espacio pblico, que reconstruyan los vnculos con el vecindario (el antifallero, se entiende) y en definitiva, que cuiden de sus artistas. «La fiesta est en un punto crtico», seala Hernndez, que plantea por ejemplo mecanismos para que la subvencin que reciben las comisiones est condicionada a que el presupuesto de los monumentos supere un mnimo. «El objetivo es que las comisiones se gasten ms dinero en la falla», dice. «De lo contrario, cada vez sern ms los artistas que hagan como Baenas».
Los incentivos para huir no son pocos. Para empezar, el maestro mayor del Gremio confirma que a un artista ya le sale ms rentable plantar en otros pueblos y en categoras ms modestas, donde el margen de beneficio es mayor. Aunque muchos no quieran verlo, el mundo no se acaba en las Fallas. «Para los artistas, cada vez hay ms mercado fuera», explica Hernndez.
Lo confirma el propio Pellicer. Escenarios de festivales de msica, de parques temticos o de series televisivas tienen el sello y la firma de artistas falleros. Hay vida ms all de las Fallas, s. La cuestin es intentar que tambin la haya en las Fallas. Que la fiesta no mate a la fiesta.