En muchas ocasiones, advierte David Ruiz Molina, compositor y doctor en Patrimonio, «se prioriza el aprendizaje de asignaturas como Matemáticas o Lengua, pero comprender el lenguaje musical desde una temprana edad puede resultar muy beneficioso para nuestros hijos «. Estimulación de la imaginación, potenciación de la creatividad y la memoria, mejora en la motricidad y sociabilidad… La lista de beneficios , afirma este profesor, doctor de la Universidad Internacional de Valencia y Máster en Interpretación e Investigación Musical, «es muy amplia y variada. De hecho, la música puede desarrollar la sensibilidad y el oído de los más pequeños, facilitándoles otras tareas en la edad adulta «. Por todo ello, asegura Ruiz Molina, «resulta vital comprender la importancia de la educación musical, especialmente a los más jóvenes: Aprender música estimula todo el potencial intelectual de tu hijo«. Noticias Relacionadas estandar Si Orientadores, el ‘escudo’ contra la ansiedad, el estrés y la depresión en las aulas Miriam Antolín estandar No Así ayuda el OMEGA 3 DHA a mejorar la conducta de los niños con TDAH Carlota FominayaEs una realidad que, en nuestro país, en muchas ocasiones se prioriza el aprendizaje de asignaturas como matemáticas o lengua. Me consta que no ocurre así en países de Europa del norte. ¿Qué opina?El quid de la cuestión no está en la prioridad que se le da al aprendizaje de las matemáticas o la lengua, sino en cómo se aborda la adquisición de las competencias matemáticas y lingüísticas. Pongamos en comparación España y Finlandia, por exponer un caso del norte de Europa. Ellos invierten -según comparativas y datos OCDE- alrededor de un 30% menos de horas en matemáticas que en España (cerca de un 40% menos en el 1er ciclo de primaria); sin embargo, en lengua invertimos una cantidad lectiva similar.Encontramos más diferencias en otras asignaturas. Por poner un ejemplo, nosotros invertimos más porcentaje de horas en asignaturas como ciencias sociales (un 8% frente a un 3%) o a la primera lengua extranjera (un 11% frente a un 6%). Entonces, ¿por qué -si bien ha habido un descenso en el ranking de Finlandia- seguimos estando por debajo de ellos y de la media europea según los informes PISA?En mi opinión, la razón estriba en la diferencia de horas que invertimos en otras áreas cruciales para la adquisición global de las competencias; y aquí, podemos poner el foco en el hecho de que nosotros dedicamos tan solo un 2% en artes frente a un 13% en el caso finlandés. Así mismo, no impartimos asignaturas relacionadas con artes visuales, artes y oficios… A partir de estas materias se desarrollan muchos ámbitos competenciales relacionados con la creatividad, la expresión corporal y afectiva, el desarrollo manipulativo y de la psicomotricidad fina, resolución de problemas… que, finalmente, facilitan la asimilación de las competencias matemáticas y lingüísticas con menor necesidad de dedicación a las asignaturas en sí. -Dice usted que comprender el lenguaje musical desde una temprana edad puede resultar muy beneficioso para nuestros hijos. ¿Cuáles son esos beneficios?-Hilando con lo anterior, el aprendizaje de la música facilita la adquisición de lo que hoy llamamos competencias clave. Pensemos que, la música es, en sí misma, una realidad compleja que comporta un pensamiento abstracto; por ejemplo, encierra muchas realidades matemáticas: relación de intervalos -distancia entre los sonidos musicales-, duración de las notas y proporciones rítmicas… Pero, a su vez, su concepción melódica, las estructuras de las canciones y otras cuestiones guardan un estrecho vínculo con la lengua. Si añadimos que trabajamos la discriminación auditiva o la sensibilidad expresiva, por ejemplo, esto nos da pistas sobre su posible impacto en la consecución de capacidades en lectoescritura y matemáticas o el aprendizaje multilingüe. Y esto es solo la punta del iceberg…Cantar, tocar y bailar juntos -lo que yo llamo, experiencias musicales compartidas- reportanhabilidades personales y sociales, la resolución de conflictos y la expresión de las emociones; lo que, a su vez, reporta beneficios relacionados con la competencia ciudadana. La búsqueda de un resultado artístico satisfactorio para el grupo en torno a un repertorio musical nos lleva a la competencia en conciencia y expresiones culturales; crear un proyecto musical -inventar una canción, un baile, una actuación, un concierto…- y ponerlo en marcha, redunda en la competencia emprendedora; fabricar instrumentos con material reciclado, grabar música o crear proyectos audiovisuales o acercarnos al conocimiento acústicos del sonido, resultan cauces naturales para la adquisición de la competencia en ciencia, tecnología e ingeniería…Cuanto antes se inicie a un niño en todas estas destrezas, tendrá más herramientas para alcanzar su potencial intelectual y competencial; especialmente, para la adquisición de la competencia, a mi juicio, más importante, la de aprender a aprender, lo que nos lleva a un proceso de autoestimulación en nuestro proceso de culturización, nos vuelve más sensibles a otras realidades y conocimientos, estimula nuestro pensamiento crítico… Nos hace mejores seres humanos. -También se habla mucho de los beneficios para niños con dificultades de aprendizaje. ¿En qué ayuda a este colectivo?Por supuesto que puede ayudar. Por todas las razones antes expuestas; pero, podemos exponer más argumentos: Sabemos, por ejemplo, que muchas dificultades en lectoescritura están relacionadas con problemas psicomotrices o en la definición de la lateralidad, o en la falta de tono muscular. Pues la música puede ayudar a mejorar todos esos aspectos a través de la danza, la percusión corporal, la coordinación para la ejecución instrumental…Otros problemas en lectoescritura pueden estar relacionadas con dificultades en la asimilación de determinados fonemas o con la dicción, que pueden revertirse a través de la entonación, la educación vocal, la correcta respiración, la entonación de sonidos, juegos rítmico-silábicos o fonéticos…La música puede servir para canalizar y estimular a niños con dificultades de tipo emocional o de autocontrol; además, gracias al vínculo entre memoria y música -una realidad bien sabida y estudiada- se puede ayudar a niños con problemas en materias concretas (por eso aprendemos vocabulario extranjero o conceptos a través de canciones); también, la vivencia de la música ayuda a niños con trastornos del espectro autista en la relación social… Bueno, nos ayuda a todos, pues sus beneficios son innumerables.Se dice que incluso potencia la inteligencia, y que mejoran hasta las notas. ¿Es cierto?Aquí considero necesario establecer un matiz. Hace tiempo que hablamos de inteligencias en plural. De hecho, desde Howard Gardner distinguimos la inteligencia musical de otras: las inteligencias visual-espacial, naturalista, lógico-matemática, lingüística, corporal, intrapersonal e interpersonal. Pero, la música, por todo lo referido a lo competencial, puede estar involucrada en el desarrollo de todas ellas.Sin embargo, considero un error decir que nos vuelve más inteligentes. Creo que es más apropiado decir que estimula todo nuestro potencial intelectual , siempre y cuando, en la enseñanza musical, se aborde toda la capacidad pedagógica que esta encierra. Y claro está, el rendimiento académico, por lógica, será mejor; sin embargo -en mi opinión- sería interesante que, como sociedad, pongamos más peso en el desarrollo cultural y personal del niño que en el concepto «notas».¿Cómo es en la actualidad ese aprendizaje en los colegios españoles y cómo cree usted que debería ser?Entendiendo que siempre puede haber casos notables y particulares, pero la enseñanza musical en los colegios está muy condicionada por varias razones: el escaso peso lectivo de la asignatura -45 minutos por semana-, la formación de los profesores -a veces, deficiente en lo musical, otras en lo pedagógico musical (recordemos que ha desaparecido la especialidad de la educación musical, recluida a una mención en el último curso del grado de educación)-; por los recursos del centro (instalaciones, instrumentos…) y el grado de interés del conjunto de la comunidad educativa (centro, familias, profesores…).Y es que, desconocedores del potencial de la música como herramienta pedagógica (fíjese que no me refiero a la asignatura de música dentro de artística, sino a un concepto más amplio), esta enseñanza no cuenta con el apoyo necesario (seguimos hablando de «asignatura maría»); y, en muchos casos, se utiliza para añadir horario del programa de bilingüismo, para preparar las actuaciones de navidad o fin de curso y cosas similares. Y, algo parecido podríamos decir de la asignatura de plástica.Desde un punto de vista pedagógico (tentado estoy de decir, utópico), y por todo lo expuesto, lo más inteligente sería apostar por más carga lectiva en música y artes en general; y, a partir de ahí, explorar toda la potencialidad educativa que nos proporciona la música.Pero, como este es un cambio difícil de producirse de momento, desde los colegios pondría el énfasis en las experiencias musicales compartidas, como decía al principio: Cantar, bailar, tocar… Potenciar la escucha activa de la música, trabajar la introspección a partir de estas audiciones, la educación emocional, el disfrute por alcanzar cotas de gusto musical cada vez más refinadas… En definitiva, crear un caldo de melómanos que recuerden lo crucial que para ellos fue la música en la escuela y que, en un futuro, exijan un mayor peso de esta materia en la educación general del país.Esta asignatura se da en edades inferiores y en las superiores parece que hay un abandono. Si esa es la realidad, ¿cuál sería la solución?Más que un abandono, se trata de una distribución errática e inconexa de la materia en el currículo. En primaria apenas 45 minutos por semana (hay de aquel grupo que le coincida en el mes varias fiestas el día que tiene música), en primer ciclo de la ESO 2 horas (hay colegios que no da música en 2º de la ESO, concentrando las horas en 1º, o viceversa) y 2 horas en 3º de la ESO centrado en la historia de la música. Y, salvo bachillerato musical… se acabó. La solución pasaría por una reconsideración de la materia en el currículo partiendo del conocimiento de su potencial educativo, como venimos diciendo.¿Hablamos de aprender un instrumento, o valdría con otro tipo de aprendizaje musical, menos formal?Bueno, claro que sería genial que, como en otros países, hubiera hasta una agrupación musical – instrumental y/o vocal- dentro del colegio o del instituto. Pero, me centraría en, lograr primero, todo a lo que me he referido en preguntas anteriores. Es decir, integrar la música como herramienta pedagógica en la educación general. Es decir, que en los colegios -a diferencia de la enseñanza que se da en los conservatorios y otros centros musicales- nos sirvamos de la música para aprovechar su pleno potencial educativo.MÁS INFORMACIÓN noticia No La eterna asignatura pendiente de la cultura económica noticia No Claves para fomentar la lectura desde edades tempranas y conseguir que los niños lean noticia No «Es necesario que asumamos la idea de que jugar es tan valioso -y serio- como aprender» noticia No «Cuando se une la energía de la juventud con la sabiduría senior, es la bomba» noticia No Cómo mejorar la memoria y la concentración para rendir más y mejor noticia No Las señales que indican que tu hijo tiene altas capacidadesLo ideal podría pensarse que sería la confluencia de ambos mundos educativos musicales, de hecho, en esta línea ya existen centros integrados de música en colegios e institutos. Pero, no creo que sea estrictamente necesario; porque, insisto, más importante que hacer músicos -una decisión personal que ha de llegar con el tiempo según la vocación del educando- es no desaprovechar la música en la formación de nuestros niños.
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