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por qué es mejor dormir solo que mal acompañado

by Marko Florentino
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Compartir cama con la pareja parece algo tan natural como respirar, pero lo cierto es que no siempre fue así. La costumbre de dormir juntos comenzó a tomar forma después de la Revolución Industrial, cuando las ciudades crecieron, las viviendas se encogieron y la privacidad se convirtió en un lujo. Este contexto llevó a normalizar la idea de compartir cama como un símbolo de unión y afecto dentro del matrimonio. Tanto como para que ahora hablemos del sleep divorce o divorcio del sueño, un tipo de separación que no tiene por qué llegar a mayores.

A lo largo del siglo XX, el cine y la publicidad reforzaron esta imagen idílica de la pareja que duerme junta, abrazada bajo el mismo edredón. Sin embargo, la realidad cotidiana dista mucho de ser tan perfecta. Ronquidos, movimientos bruscos, insomnio o distintos horarios laborales son factores que convierten este sueño compartido en una auténtica pesadilla para muchas parejas.

En los últimos años, el sleep divorce o divorcio del sueño ha emergido como una alternativa para preservar tanto la salud como la relación de pareja. Esta práctica, cada vez más extendida, defiende que dormir en camas o habitaciones separadas no solo no debilita el vínculo afectivo, sino que puede fortalecerlo. ¿El objetivo? Dormir mejor para estar mejor con uno mismo y con el otro. Una tendencia al alza, como sucede en Estados Unidos, donde un tercio de las parejas admiten dormir separadas. Así lo corroboran datos de la American Academy of Sleep Medicine.

En qué consiste el ‘sleep divorce’ o divorcio del sueño

El sleep divorce no implica el final de una relación, sino un acuerdo para separar los espacios de descanso. Esta práctica se adapta a las necesidades individuales y puede ir desde dormir en camas separadas dentro de la misma habitación hasta mudarse a dormitorios distintos. El planteamiento es simple: priorizar el descanso sin que ello afecte al afecto. Un matiz fundamental que no significa dejar de quererse. Algo que plasman los expertos del sueño Jennifer Adams y Neil Stanley en el libro A Sleep Divorce: How to Sleep Apart, Not Fall Apart.

¿Por qué optar por esta solución? La biología juega en contra de las parejas que comparten cama. Es extremadamente raro que dos personas tengan ciclos de sueño idénticos. Mientras uno puede ser un madrugador que necesita silencio absoluto, el otro podría ser un trasnochador que disfruta viendo series hasta altas horas. Estas diferencias suelen provocar interrupciones constantes que perjudican la calidad del sueño de ambos.

Además, problemas como el insomnio, el síndrome de piernas inquietas o los ronquidos crónicos hacen que, en muchos casos, compartir cama sea más un acto de sacrificio que de amor. En lugar de resignarse a noches sin descanso, el sleep divorce se presenta como una solución pragmática: dormir separados para evitar roces innecesarios y mejorar la convivencia.

Los beneficios del ‘sleep divorce’

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Compartir cama puede ser complicado para gestionar el descanso de la pareja. ©Freepik.

Alejarse físicamente durante la noche no significa distanciarse emocionalmente. De hecho, muchas parejas que adoptan esta práctica aseguran sentir más cercanía durante el día. Dormir separados permite que cada persona ajuste su entorno a sus necesidades: elegir la temperatura adecuada, usar almohadas específicas o incluso mantener horarios distintos sin incomodar al otro. Conviene, además, saber que ronca no significa tener un buen descanso y que puede haber motivos detrás de ellos que sean peligrosos.

El cambio de roles clásicos también es clave en este fenómeno. Mientras que antes compartir cama era casi obligatorio, ahora surgen teorías que lo cuestionan. Algunas parejas optan por compartir habitación, pero no cama, mientras que otras prefieren habitaciones separadas. En países nórdicos, por ejemplo, es común el método escandinavo de no compartir edredón, del que ya te hablamos en THE OBJECTIVE. Cada persona tiene su propia manta, lo que reduce las peleas nocturnas y mejora la calidad del sueño. Este método, considerado una forma primitiva del sleep divorce, muestra que el descanso individual no está reñido con la convivencia.

Otro beneficio importante es la mejora en la salud física y mental. El sueño interrumpido se asocia con problemas como hipertensión, irritabilidad o dificultad para concentrarse. Por tanto, dormir mejor no solo influye en el bienestar personal, sino también en la dinámica de pareja. Una persona descansada es menos propensa a discutir y más capaz de mostrar empatía hacia su pareja.





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