Home » ¿Por qué mucha gente no entiende a Donald Trump?, por Rafael Pampillón Olmedo

¿Por qué mucha gente no entiende a Donald Trump?, por Rafael Pampillón Olmedo

by Marko Florentino
0 comments



La figura de Donald Trump sigue siendo una de las más polarizadoras en la historia de la política estadounidense. Para muchos, sus políticas y decisiones parecen caóticas, impredecibles o incluso destructivas. Sin embargo, quienes observan con más detenimiento su ideología pueden encontrar en ella ecos del pasado. En particular, Trump ha reconocido su afinidad con el modelo de William McKinley, presidente entre 1897 y 1901. Las similitudes no son meramente anecdóticas, sino que revelan una visión económica y política que rescata elementos del proteccionismo, el imperialismo y el nativismo.

McKinley gobernó en la llamada «Edad de Oro» de Estados Unidos, una época de expansión industrial sin precedentes. Bajo su mandato, el país se anexionó Alaska, Hawái, y asumió el control de territorios como Puerto Rico, Filipinas y Cuba. De esta forma, consolidó un poder global. En el ámbito económico, el proteccionismo fue clave en su administración, impulsando altos aranceles para proteger a las industrias nacionales de la competencia extranjera. También promovió el dominio del gran capital, en una época en la que Wall Street, así como los magnates del acero y los ferrocarriles dictaban el rumbo del país.

Trump, en muchos sentidos, ha tratado de recrear este modelo. Su eslogan Make America Great Again (MAGA) evoca la nostalgia por un pasado en el que Estados Unidos dominaba la economía global. Su guerra comercial con China y con Europa, sus pretensiones de anexionarse Groenlandia, controlar el Canal de Panamá y dar una solución «creativa» a la franja de Gaza, sus políticas de reducción de impuestos para grandes corporaciones, y su hostilidad hacia la inmigración… Son medidas que reflejan la misma combinación de proteccionismo, imperialismo y privilegio a los nativos o autóctonos frente a los inmigrantes que definió la era de McKinley. La gran diferencia radica en que el mundo ha cambiado: las estructuras económicas actuales son mucho más interdependientes y el peso del Estado en la economía es significativamente mayor.

DOGE: el nuevo modelo de gobierno de Trump y Musk

Uno de los aspectos más radicales de la administración Trump en esta nueva etapa es la creación y puesta en funcionamiento del Department of Government Efficiency (DOGE), liderado por Elon Musk. Este departamento tiene como objetivo reducir drásticamente el aparato burocrático del gobierno federal. Es decir, algo parecido a lo que hizo Musk cuando compró Twitter.

Al igual que McKinley permitió que los titanes de la industria dirigieran el desarrollo del país, Trump ha entregado a Musk una parte significativa del control sobre la estructura gubernamental. A través de DOGE, Musk ha despedido a empleados federales en masa, ha cerrado agencias clave como USAID y ha puesto en marcha una estrategia de desmantelamiento del gasto público. Su argumento es que la burocracia supone una carga ineficiente que drena los recursos del país. A su juicio, la intervención estatal debe ser mínima.

Sin embargo, esta política tiene paralelismos con la historia de EEUU. Antes de la Gran Depresión, el sector público estadounidense era mucho menor en comparación con el tamaño de su economía. Entonces, el país se diferenciaba de otras potencias como Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón, donde el Estado había desarrollado un papel protagonista incluso antes del auge industrial. En Estados Unidos, por el contrario, las grandes corporaciones siempre llevaron la delantera y el gobierno operaba a su servicio. No es casual el apoyo que recibió entre los empresarios y en el propio Congreso de EE. UU. la proposición de Henry Ford en 1933: «El Gobierno debe preocuparse de gobernar. Dejemos que las empresas se apañen solas».

La visión de Trump y Musk parece querer regresar a esa época. Al eliminar restricciones burocráticas y reducir el tamaño del gobierno, buscan un modelo en el que la eficiencia privada y el libre mercado tomen las riendas del país. Sin embargo, los críticos argumentan que esto puede llevar a una concentración extrema del poder en manos de unas élites empresariales. Esto ya ocurrió en la época de los magnates del acero y el petróleo.

¿Funcionará el modelo de McKinley en el siglo XXI?

La administración de McKinley coincidió, como está ocurriendo ahora, con un crecimiento acelerado de la economía estadounidense, pero las condiciones actuales son muy distintas. En su tiempo, el país aún estaba en proceso de consolidación como potencia industrial, con vastos recursos naturales y una población en expansión. Hoy en día, la economía global está interconectada y el crecimiento estadounidense depende tanto del comercio internacional como del consumo interno.

Uno de los puntos más cuestionados del enfoque de Trump es su creencia de que los recortes de impuestos y la desregulación conducirán automáticamente a un crecimiento económico sostenido. En la década de 1890, la economía estadounidense aún tenía margen para expandirse sin restricciones estatales. Sin embargo, en el siglo XXI, los efectos de la globalización hacen que un enfoque excesivamente proteccionista pueda tener consecuencias perversas, como el encarecimiento de productos y la pérdida de competitividad en mercados internacionales. 

Por otro lado, la reducción drástica de la burocracia puede traer problemas graves. El caso de la USAID, que fue prácticamente desmantelada por DOGE en cuestión de semanas, muestra lo que puede suceder cuando se eliminan agencias sin un plan de transición claro. Aunque el gasto gubernamental puede ser ineficiente en algunos casos, su eliminación abrupta puede generar caos.

Conclusión

La clave para entender a Trump es reconocer que su visión del mundo no es nueva, sino un intento de revivir un modelo político y económico del siglo XIX. Su afinidad con McKinley no representa una simple coincidencia, sino una estrategia que busca replicar una era en la que EEUU se expandía sin restricciones y el sector privado tenía un control casi absoluto sobre el desarrollo del país.

Sin embargo, el gran interrogante es si este enfoque puede funcionar en el siglo XXI. La economía moderna no responde de la misma manera que la del siglo XIX. Y las dinámicas de poder han cambiado. Aunque la reducción de la burocracia y la desregulación pueden tener beneficiosos a corto plazo, la eliminación de estructuras gubernamentales clave puede traer consecuencias inesperadas.

Lo que está claro es que Trump, con el respaldo de Musk y el DOGE, está llevando a cabo una de las transformaciones más radicales del gobierno estadounidense en la historia moderna. El tiempo dirá si esta estrategia «poco convencional» (como dirían los asesores de Trump) tiene resultados favorables o perjudiciales.

Por otro lado, el adanismo de Trump parece llevarle también a hacer una enmienda a la totalidad a la tradicional posición política y militar de EEUU en Europa. Sus declaraciones sobre una salida negociada a la guerra de Ucrania recuerdan a la estrategia de apaciguamiento que las democracias europeas siguieron con la cesión de los Sudetes a Hitler. Posiblemente, dentro de unos años, los analistas dedicaran al presidente de Estados Unidos la famosa frase del filósofo español George Santayana: «Aquellos que no conocen la historia están condenados a repetirla». 





Source link

You may also like

Leave a Comment

NEWS CONEXION puts at your disposal the widest variety of global information with the main media and international information networks that publish all universal events: news, scientific, financial, technological, sports, academic, cultural, artistic, radio TV. In addition, civic citizen journalism, connections for social inclusion, international tourism, agriculture; and beyond what your imagination wants to know

RESIENT

FEATURED

                                                                                                                                                                        2024 Copyright All Right Reserved.  @markoflorentino