El miércoles 12 de marzo, PSOE y PP votaron juntos en el Parlamento Europeo una resolución en la que se reclamaba un aumento del gasto en Defensa y planes concretos para poder llevar a cabo actuaciones similares «a las que se emplean en tiempos de guerra» para garantizar la seguridad europea.
El jueves 14, los líderes de esos mismos partidos políticos mantuvieron un encuentro de 40 minutos y no quisieron saber nada del acuerdo del día anterior en el Europarlamento. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, partidarios ambos de un aumento del gasto militar sin ninguna duda al respecto, no quieren, sin embargo, que los españoles los vean juntos. Prefieren la discordia, incluso cuando comparten el fondo de la cuestión, como es el caso. En ese disenso coinciden ambos plenamente.
El encuentro del presidente del Gobierno y el líder de la oposición fue el primero de la ronda de consultas convocada por Sánchez para abordar el compromiso del Gobierno español con la UE de aumentar el gasto militar hasta llegar al 2% en 2029. Hay que recordar que este deber lo asumió Mariano Rajoy en la Cumbre de la OTAN en Gales de 2014. Aunque 10 años después, los gobiernos del PSOE y del PP no lo han cumplido.
Ahora no tendrán más remedio después de que Trump haya abandonado a su suerte a la UE. La ronda de consultas con los grupos parlamentarios -a Sánchez le gusta mucho este formato de recibir en Moncloa- ha tenido un resultado mejorable o, por decirlo de otro modo, no ha dado frutos. El primer resumen de todos los grupos convocados es coincidente. «No sabemos muy bien para qué nos convocó. No nos informó de gran cosa, no concretó cómo piensa aumentar las partidas destinadas a la Defensa, ni los plazos, ni los planes».
ACUERDO SIMBÓLICO
El segundo resumen es que Pedro Sánchez no tiene el respaldo suficiente de la Cámara para sus planes de rearme militar. Se lo dejaron claro la mayoría de los portavoces. Ni siquiera tiene el apoyo de Sumar, cuyos ministros se sientan alrededor de él en la mesa del Consejo de Ministros. Razón por la cual, el presidente ha optado por no acudir al Parlamento para someter a votación su política de seguridad y defensa. «No se entiende muy bien esta polémica, es una controversia más política que real. El Gobierno no tiene por qué llevar nada al Parlamento sobre los gastos en Defensa. De hecho, este Gobierno ha aumentado las partidas de Defensa sin necesidad de autorización parlamentaria. El presidente sólo tiene obligación de someter al Parlamento el Presupuesto y eventualmente las intervenciones militares en el exterior», aseguran fuentes gubernamentales. «Nos hemos metido nosotros solos en un debate algo ficticio, poniendo el foco en un aumento de los gastos militares que los grupos parlamentarios han respondido con apriorismos y falta de rigor. Los del eslogan de No a la OTAN no saben de lo que hablan. La UE ha llegado a un acuerdo simbólico para que los ciudadanos estén preparados para invertir más en la Defensa europea, tras el portazo de Trump, pero faltan las concreciones de cómo se articulará una industria de la Defensa que, hoy por hoy, no es suficiente para las necesidades. Tampoco sabemos qué pasará con la OTAN», advierten las mismas fuentes el Gobierno.
Sánchez y Feijóo cumplieron las expectativas de escenificar el disenso sobre el fondo que ambos comparten como líderes de las dos fuerzas políticas que gobiernan la UE. Las razones de la negativa de Alberto Núñez Feijóo a situarse al lado de Sánchez son nítidas y fáciles de entender. Las explican así sus colaboradores: «Sánchez decretó el mando único en la pandemia y quiere ese mando único para siempre. Carece de un plan para la Defensa nacional o, si lo tiene, no nos lo ha concretado. En 40 minutos no se puede improvisar ningún tipo de acuerdo sobre un tema tan complejo. No le pidió nada a Feijóo y, por tanto, el Gobierno no puede pretender que el PP le ofrezca nada. ¿En virtud de qué vamos a comprometer nuestros votos para un plan que ni siquiera conocemos, sólo para garantizar la tranquilidad de la supervivencia de Sánchez en La Moncloa?». El PP está convencido de que Sánchez «no quiere nada» con ellos y que su actuación política sólo busca «aislar y cercenar a la alternativa».
Idéntico convencimiento de fondo albergan el PSOE y el Gobierno acerca de las intenciones de Feijóo. «El PP ha demostrado que no es de fiar y que, lejos de echar una mano en temas de Estado como lo es la estrategia de Defensa nacional, prefiere jugar a desgastar, sin más, al Gobierno de España. Además, el PP no puede dar lecciones sobre este particular porque descuidó el gasto militar y dejó a las Fuerzas Armadas sin medios y en precario», señalan fuentes socialistas y del Gobierno.
‘Aznar, antecedente de progreso’
El argumentario del Gobierno para defender sus acuerdos con los nacionalistas y la negativa a llevar al Congreso el aumento de los gastos militares apela como antecedentes a las decisiones de Aznar como presidente. La tesis es que Sánchez cede las competencias en inmigración igual que Aznar acabó con los gobernadores civiles entre otras cosas. Tampoco, señalan en Moncloa, Aznar consultó con el Congreso la participación en la Guerra de Irak. Aunque sí sometió a votación una proposición no de ley vinculante que salió adelante con la mayoría absoluta del PP. Faes, la fundación que preside, dedicó un editorial a la comparación del pacto del Majestic con la negociación de Suiza y Waterloo en el que dice lo siguiente: «Un consejo para la siguiente trola en la próxima rueda de prensa: señor ministro, señora ministra, cuidado con pillarse los dedos con las analogías, no sea que algún militante despistado crea que están presentando al presidente Aznar como antecedente del progreso».