La Macarena regresó en la noche de este martes a su camarín tras tres días expuesta a la veneración de los fieles. Esta vuelta a la ‘normalidad’ supone en la práctica que los esfuerzos se centren en los trabajos que deben revertir la controvertida intervención … que el profesor Arquillo y su equipo le practicaron a la Virgen de la Esperanza. Una actuación que, según se comprometió, iba a tratarse exclusivamente de una tareas de mantenimiento pero que, finalmente, ha modificado claramente los rasgos de la imagen, provocando un auténtico terremoto entre los fieles y hermanos.
Tras estos primeros días críticos, la junta de gobierno se centra ahora en recuperar el aspecto perdido de la Macarena y para ello ha mantenido reuniones con algunos de los profesionales más destacados en el ámbito de la restauración para conocer cuál es el estado real de la Virgen de la Esperanza y qué tipo de actuaciones hay que llevar a cabo. En la noche del lunes, Fuensanta de la Paz y Pedro Manzano visitaron la basílica y realizaron una inspección ocular de la dolorosa. Ambos, por separado, concluyeron en la necesidad de restaurarla. Además, el pasado martes por la noche también hubo un encuentro entre dos de los máximos responsables del IAPH y los oficiales macarenos para estudiar la colaboración con el Instituto durante este proceso.
¿Y cuál es ahora el siguiente paso? Para empezar, la necesaria restauración de la Virgen de la Esperanza no será inminente. Antes de llegar a ese punto es necesario cumplir con otros pasos previos, claves para garantizar el éxito de esta intervención. Ahora, una vez que la Macarena ha regresado a su camarín, la junta de gobierno solicitará a De la Paz, Manzano y el IAPH un informe sobre el estado de la talla. Este tipo de estudios requieren de un análisis a fondo, utilizando técnicas que ofrezcan los datos necesarios para fijar un criterio profesional. Algunos expertos aseguran que redactar un documento así, incluidas las pruebas que irán más allá del análisis ocular, podría tardar aproximadamente un mes. En el mismo se incorporará una propuesta de intervención, en la que se indicará los trabajos que deberían llevarse a cabo.
A partir de ahí, con los informes en su poder, la hermandad plantearía a un cabildo general extraordinario de hermanos cuál es el estado de la Virgen y las actuaciones que, según estos profesionales en la materia, sería necesario ejecutar sobre la talla para su recuperación. También el plazo de ejecución y en el tiempo en el que la Macarena estaría retirada del culto. Trámites que deben ser aprobados por los hermanos y que hay que comunicar a la Autoridad Eclesiástica. De esos informes dependerán los tiempos, pero es probable que la intervención de la imagen dure entre dos y cuatro meses. Lo que sí tiene claro la corporación es que el inicio de los trabajos no puede dilatarse y, por tanto, será clave en su elección el hecho de que el posible restaurador tenga disponibilidad inmediata para ello.
La otra cuestión es cuándo dejaremos de ver a la Macarena en su camarín. Para ello, lo primero es tener los informes de los profesionales, luego la convocatoria del cabildo general de hermanos que la aprueba y, finalmente, que se cierre la fecha para el traslado de la imagen. Si no hay inconvenientes, la Virgen de la Esperanza podría empezar a restaurarse en el mes de agosto, con la idea de que estuviera de vuelta antes de las elecciones de noviembre. Pero sí hay un asunto en el que todos coinciden: no se actuará con prisas. A unas malas, el mes de diciembre y los cultos a la Virgen de esa fecha serían la fecha límite.
