La libertad de prensa es uno de los pilares más importantes sobre los que se levanta una democracia. Sin medios de comunicación libres e independientes que garanticen el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz no hay funcionamiento democrático sano. Es algo que está en el ADN de una sociedad libre. Así lo supieron ver los padres fundadores de la democracia estadounidense, así lo recogen las constituciones más avanzadas del mundo, como la española, y así se ha comprobado a lo largo de los últimos siglos. Sin periodismo libre no hay democracia.
No corren buenos tiempos para la libertad de prensa en el mundo. Sobran los ejemplos de mandatarios que tratan de limitarla, coartarla, eliminarla. Y los españoles no tenemos que mirar fuera para encontrar uno de manual porque el Gobierno de nuestro país es uno de los que, con más insistencia y fiereza, está atacando desde hace tiempo a este pilar de la democracia.
Pedro Sánchez se ha declarado enemigo de la libertad de prensa, y hay que decirlo y denunciarlo con esta claridad. Su Ejecutivo está haciendo todo lo que puede para ahogar a la prensa que le resulta incómoda y para poner a su absoluto servicio los medios de comunicación públicos. Ningún gobernante ha hecho tanto daño a la libertad de prensa desde que en 1978 los españoles aprobáramos la Constitución que protege dicho derecho.
Hace unos días se cumplió un año de la célebre carta de Sánchez a la ciudadanía. Una maniobra que ha sido objeto de múltiples burlas, pero no hay que perder de vista la gravedad de su contenido. Porque ese texto, con el que dijo que se retiraba a reflexionar sobre si seguía o no en el poder, y las decisiones que le siguieron recogen toda una declaración de guerra en respuesta a la causa abierta sobre los negocios que su esposa realizó presuntamente desde La Moncloa. Declaración de guerra a los tribunales que la investigan por presunta corrupción, a la oposición que denuncia su comportamiento… y a los medios libres que informan sobre todo ello. Y que, a pesar de los ataques del poder, continúan haciéndolo, realizando un gran servicio a España.
Ese autoritarismo de Sánchez ya se había manifestado sobradamente con anterioridad, pero desde entonces ha experimentado un enorme acelerón. El PSOE asaltó hace unos meses RTVE para poner el Consejo de Administración a sus órdenes y garantizar una programación y línea editorial 100% afín. Con anterioridad ya había puesto a dirigir la Agencia EFE al que fue su primer secretario de Estado de Comunicación. Estos nombramientos demuestran que es urgente una reforma que garantice la independencia de los medios de comunicación públicos para que sirvan al interés general y no a un Gobierno, un partido o un político. Los españoles que los sostienen con sus impuestos merecen recibir a cambio el mejor servicio.
«El Gobierno de Sánchez está haciendo todo lo que puede para ahogar a la prensa que le resulta incómoda y para poner a su absoluto servicio los medios de comunicación públicos»
Además de esa colonización de los medios públicos, el Gobierno hace un uso arbitrario de la publicidad institucional para perjudicar a la prensa que no es de su agrado. Saltándose cualquier criterio objetivo, reparte ese dinero de los ciudadanos a su antojo, sometiendo a un chantaje inaceptable a los profesionales de la información.
Igualmente, ha lanzado un ‘Plan de Acción por la Democracia’ -el nombre no puede ser más orwelliano- que, entre otras cosas, aumenta el dinero que el Gobierno destina a esa estrategia de uso espurio de los fondos públicos y alumbra un ‘registro de medios’ que pretende controlar el propio Ejecutivo.
A ello se suma la ofensiva declarativa contra la prensa libre, tildando de ‘pseudomedio’ a todo el que da cuenta de la corrupción socialista y de ‘bulo’ cada novedad sobre esos escándalos. Una ofensiva de la que participa prácticamente todo el Gobierno y todo el PSOE. Siguiendo el manual del buen populista, cultivando la polarización y emponzoñando la convivencia un poco más cada día.
En esta tesitura, quiero destacar y reconocer expresamente la labor de los periodistas de nuestro país que no se pliegan a presiones ni coacciones y realizan su trabajo con profesionalidad, comprometidos con ofrecer a los ciudadanos información veraz, rigurosa y honesta.
La historia nos demuestra que cuando alguien quiere socavar una democracia comienza por intentar neutralizar a los medios. Eso es lo que está haciendo Sánchez. Eso es lo que está en juego y, por ello, los españoles que creemos en nuestro sistema de libertades tenemos que unirnos para defenderlo.
Y, en cuanto Sánchez se atreva a convocar elecciones, debemos aprovechar esa oportunidad para abrir una nueva etapa de regeneración y libertad. Será entonces cuando al nuevo Gobierno que encabezará Alberto Núñez Feijóo le corresponda realizar el auténtico rescate democrático que necesita nuestro país. Descolonizar las instituciones, restaurar la convivencia, garantizar de nuevo el ejercicio de los derechos más fundamentales.
Comenzando por el respeto y protección de la libertad de prensa que este sábado celebra su Día Mundial. Es esencial en una democracia el papel de una prensa independiente y plural. Garantizar que los profesionales puedan ejercer este derecho para que el conjunto de los españoles pueda beneficiarse de ello y mejorar así la calidad democrática del país será una prioridad. Así lo haremos. Es nuestro compromiso, es nuestra obligación, es nuestra voluntad.
