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El histórico apagón total que sufrió la península sirvió, en cierto modo, para recordar lo robusto que es el sistema nacional: es muy raro que sufra caídas como la de ayer. El mix eléctrico, apoyado, en gran medida en fuentes renovables, es capaz de responder a la demanda. Sin embargo, algo falló.
¿Cuál es la composición del sistema español?
En lo que respecta a la generación el sistema está compuesto de multitud de fuentes. En 2024 las que más peso tuvieron fueron la eólica (produjo un 22,9% del total), la nuclear (19,6%) y la solar fotovoltaica (16,7%), que el año pasado logró superar por primera vez a las centrales de ciclo combinado, que queman gas (13%). La hidráulica también ha tenido mucho peso históricamente (13% en 2024), aunque se ve afectada por las sequías.
Desde el punto de vista de la potencia instalada, la solar fotovoltaica ya es la principal fuente, con 33,6 GW, por delante de la eólica (32,3 GW) y el ciclo combinado (26,2 GW). Sin embargo, aunque mayor potencia supone mayor capacidad de producción, el parque de una tecnología en sí no implica que esta produzca más, solo que tiene capacidad de hacerlo. La nuclear, por ejemplo tan solo tiene 7,1 GW (1GW por reactor, aproximadamente), pero el hecho de que las centrales funcionen prácticamente todo el año dispara su aportación al mix.
¿Cuál es el papel de Red Eléctrica?
Como operador del sistema, tiene que equilibrar la demanda de electricidad con la oferta. Ambas deben encajar: un exceso de producción también puede hacer caer el sistema. Así, tiene capacidad para desconectar a productores si detecta que la demanda baja de forma inesperada, o para activar otras fuentes si en un momento dado hay un pico de demanda.
¿Sirven todas las fuentes para ello?
Sí, pero no todas actúan igual. Las intermitentes -eólica y solar fotovoltaica-, como es lógico, solo están disponibles si hay sol o sopla el viento. Mientras, la nuclear funciona más como un fondo de armario: siempre está ahí. Las centrales paran durante su recarga -siempre programada con mucho tiempo de antelación- o de forma puntual, pero casi siempre están produciendo. Lo hacen para dar estabilidad al sistema, pero también porque desde una parada total tarda bastante tiempo en volver a ponerse en marcha. Aunque ya están prácticamente desmanteladas en España, el papel de las centrales térmicas de carbón era muy parecido (en teoría, las nucleares terminarán su operación entre 2027 y 2035).
Así, las dos fuentes que más capacidad de actuación tienen ante incrementos puntuales de la demanda o, en general, tensiones del sistema, son la hidroeléctrica y el ciclo combinado, que quema combustible (generalmente, gas). En el caso de las presas, dependen de que haya agua, así que en años de sequía se pueden ver más afectadas. En el caso del ciclo combinado, la clave es que esté ya activo, aunque sea al ralentí: si no, tardará algo en ponerse en marcha, aunque no tanto como la nuclear.
¿Se pueden utilizar baterías para almacenar energía?
En cierto modo. De hecho, ya hay centrales de turbinación de bombeo que funcionan como ‘pilas’ gigantes: cuando hay exceso de producción, se usa la electricidad para subir el agua a una presa superior; cuando hace falta generación, la dejan caer.
También la solar termoeléctrica permite almacenar el calor del sol en unas sales fundidas que horas después pueden liberarlo para generar electricidad.
A muy largo plazo, la única forma de almacenar energía es de forma potencial, ya sea con esas presa o en forma de gas natural… que en un futuro debería poder sustituirse por hidrógeno verde. Este se crea separando las moléculas de oxígeno y las de hidrógeno aplicando energía eléctrica al agua. Si esta electricidad procede de renovables, toma ese epíteto, verde, que también puede ser rosa si lo produce una central nuclear.
¿Ayudaría esto al sistema?
Sí, y no únicamente por el hecho de prolongar la producción renovable más allá de las horas de funcionamiento de la eólica y la fotovoltaica. Como decíamos, el sistema de conservar el equilibrio entre oferta y demanda. Actualmente es muy común que se den lo que en el sector se conocen como ‘vertidos’, que viene a ser producción no utilizada; un molino o un panel que no puede entrar al sistema, a pesar de ser capaz de producir en ese momento, porque no hay demanda. Usar esa electricidad para alimentar baterías de cualquier tipo facilitaría la gestión del sistema.
¿Los sistemas nacionales están conectados?
Sí, los países generalmente envían y reciben electricidad a sus vecinos. España suele ser exportadora hacia Marruecos y Portugal, mientras que con Francia la situación varía con más frecuencia. De hecho, los vecinos -salvo Portugal, que también cayó- fueron clave para poner de nuevo en marcha el sistema peninsular.