Periodista «de vocación y profesión», Olga Esteban dejó su trabajo hace dos años para dedicarse a lo que hasta entonces había sido su afición: reciclar muebles. Ocho años antes había creado el blog y canal de YouTube ‘Inventando baldosas amarillas’ para dar salida a esa parte de su vida, que hoy ocupa un lugar central y que descubrió casi por casualidad, durante una enfermedad que la retuvo un tiempo en casa.
La experta en DIY (‘do it yourself’) acaba además de publicar su primer libro, ‘Cómo reinventar tus muebles en casa’ (editorial Oberon), en el que comparte ideas inspiradoras, junto con técnicas y trucos, para dar una segunda vida a los objetos que dan utilidad al hogar. Lo hace a través de diez muebles en los que interviene para transformar completamente valiéndose de pintura, papel, resinas, hilos o escayolas. «No es sólo una forma de fomentar el reciclaje, también la creatividad. Que dediquemos algo de tiempo a crear un espacio que nos haga sentir bien», dice.
¿Qué muebles se pueden reciclar y reformar y cuáles no merecen la pena?
Prácticamente todo se puede reciclar. La gran mayoría de muebles son un lienzo en blanco con infinidad de posibilidades. Puedes darle un nuevo uso o aspecto a cualquier mueble que tengas o emplear alguna de sus piezas. Eso sí, de lo único que debes de huir es de la melamina deteriorada. Si ves que se ha abombado por la humedad o tiene muchos daños, es mejor quitar todo el tablero y buscar uno nuevo. Los conglomerados de madera no son muy caros y cuando tienen ese tipo de problemas es casi imposible dejarlos bien. Por lo demás, seguro que es posible darle una segunda oportunidad, es cuestión de tiempo e imaginación.
¿Deben ser muebles ‘buenos’ o pueden ser también los de Ikea?
Deben de ser lo que tu quieras que sea. Lo importante es que tu entorno más cercano, lo que ves cada día, sea un espacio que te haga feliz, que te provoque sentimientos positivos. Y dedicar un poco de tiempo para que tus muebles están a tu gusto es una forma de invertir en tu felicidad. Si te levantas por la mañana y lo primero que ves es una cómoda que tú misma has pintado, ese sentimiento de ser capaz de crear cosas bonitas te va a hacer sentir bien. En cambio, si cada vez que abres el ojo lo que estás viendo es un mueble que no te gusta nada, más allá de su valor económico, la sensación que te crea no es buena. En el libro aparecen muebles de todo tipo: muebles antiguos con mucho valor sentimental, muebles de los que se han fabricado millones de unidades o incluso una silla que encontré en la basura. Y cada vez que veo cualquier de ellos me hacen sentir especial, orgullosa del trabajo y del resultado.
¿En qué muebles de la casa sí conviene invertir más?
Es muy recomendable que los muebles de la cocina o del baño sean de calidad. Son estancias donde van a tener mucho desgaste y unas condiciones de humedad muy específicas. Si tienes la suerte de tener unos muebles buenos, que no se te ocurra tirarlos aunque su aspecto sea horroroso. Hoy en día tienes pinturas y resinas diseñas específicamente para ese tipo de piezas que te permiten cambiar su color de una forma duradera.
«Un trabajo manual transforma tanto nuestro entorno como nuestro interior»
Olga Esteban
Experta en reciclado de muebles
¿De dónde sacas las ideas y los trucos?
De todo un poco. Me encanta aprender y cualquier cosa que veo me provoca interés. La idea de bordar la madera para decorar los muebles surgió viendo la serie ‘The Crown’. Esas alfombras que salen, esas paredes enteladas… quería trasladar esos diseños llenos de color a los propios muebles. Y por supuesto, las redes sociales, es imposible no tomar ideas de los millones de proyectos que se publican cada semana.
Usas mucho color y estampados, ¿cómo utilizarlos y que quede bien? Da un poco de miedo lanzarse y luego que el resultado no sea el buscado.
Hay un truco muy sencillo, pero que funciona fenomenal. Tómate el tiempo que necesites, sin prisa. Cotillea, echa un ojo a todo lo que te pueda servir: catálogos, tiendas, redes sociales… haz un pequeño archivo de las cosas que te gustan, ya sea haciendo fotos en el móvil o en una carpeta en tu ordenador. Cuando veas que te apetece, entre todo lo que has recopilado, busca lo que sea similar y selecciona el estampado que más te guste. Cuando tengas el diseño elegido, entonces coge un color que aparezca en el estampado, así tendrás el color sólido que puedes usar para crear las combinaciones. Otra opción es actuar por impulso. Si te enamoras de una tela o un papel, adelante con él. Y haz lo mismo, busca un color que aparezca en el estampado. Si tienes miedo de que te vayas a cansar, selecciona un color que contenga el estampado que sea neutro: grises, marrones… muy claros. En cambio, si prefieres arriesgarte, usa un color vivo.
¿Qué herramientas necesitamos para ponernos a dar nueva vida a nuestros muebles?
Una lija, una brocha, un poco de pintura, papel y pegamento. Con eso y ganas puedes transformar desde el cabecero del dormitorio hasta hasta las lámparas del salón. Y sin necesidad de tener grandes conocimientos previos. Aunque aviso que esto de transformar tus muebles en casa engancha y según vas avanzando es recomendable pasar a la lijadora eléctrica por la salud de tu muñeca.
Un tarjetero ‘intervenido’ por Olga Esteban. Aplicó en el mueble las técnicas de découpage y efecto oxidado.
¿Cómo llegaste al DIY y por qué?
Durante un verano, me encontré metida en casa por culpa de una neumonía. Empecé a pintar unos marcos y me salieron realmente mal. Pero de ahí pasé a las cajas de madera, luego una mesilla, un cabecero.. y al final se ha convertido en un modo de vida. Ahora no puedo dejar de imaginar qué haría con un papel, unos hilos o un mueble. Cuando paso cerca de los contenedores siempre bajo la velocidad del coche para ver si puede haber algún tesoro.
¿Qué te ha aportado dedicarte a esto?
Soy mucho más feliz. He aprendido que no pasa nada por tomar decisiones y equivocarte. Ante la duda, hazlo, y si no te gusta, siempre puedes lijar y volver a pintar. El hacer cosas a mano es una terapia, una forma de dedicar tiempo a hacer algo que realmente te gusta. Te enseña a ser más paciente, pero más decidida, a valorar el proceso y no solo el resultado y te permite dejar de consumir para ser una persona más creativa.
