Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de la Cataluña huido de la justicia española, ha asegurado este sábado que “ninguna ley”, en referencia implícita a la amnistía que ahora negocia con el PSOE apurando los plazos, acabará “con la represión del Estado” al independentismo. Y también mantiene que la unilateralidad es una herramienta válida para enfrentarse a aquellos que validan “saltarse el Estado de derecho” para salvaguardar la “sagrada unidad de España”, mencionando al Poder Judicial. El líder de Junts y eurodiputado ha hecho estas declaraciones ante la asamblea territorial del Consejo de la República (organismo privado que él mismo lidera desde Bélgica) y que se ha reunido en Elna (Francia).
Esta ha sido la segunda aparición pública del fundador de Junts per Catalunya después de que el jueves el Tribunal Supremo abriera una investigación por un presunto delito de terrorismo en su contra, coincidiendo además con la recta final de las negociaciones en el Congreso para aprobar la ley de amnistía. El también eurodiputado es uno de los beneficiados con la medida, y podría poner fin a su huida de más de seis años en Bélgica, adonde se fugó para no responder ante la justicia por los hechos del procés. “Es evidente que viene una etapa nueva, en la que podemos quitarnos la losa del exilio”, ha dicho, pero ha augurado que “la pulsión represora no se ha acabado, está más excitada que nunca”.
El dirigente independentista y eurodiputado ha afirmado que el Consell tiene el deber de prepararse “para la unilateralidad” y ha asegurado que solo el Parlament tiene capacidad de deshacer la declaración unilateral de independencia (DUI) de 2017. Y ha defendido hacerlo “mientras el Estado español no resuelva democráticamente la demanda democrática del pueblo catalán”. Puigdemont ha asegurado que el principal enemigo del movimiento independentista es la desunión y ha alentado a abandonar las “conversaciones separadas”. Para él, cuando el independentismo ha estado unido, es cuando ha logrado resultados “extraordinarios” como el 1-O.
“Tenemos que confrontar eso, claro. Mientras el Estado español no resuelva la demanda democrática de los catalanes, tenemos el derecho a prepararnos para la unilateralidad”, ha asegurado Puigdemont, que ha logrado revalidar su primacía en el Consejo. El viernes, el expresident había evitado referirse a la apertura de la investigación en su contra, donde el Tribunal Supremo lo sitúa en la cúspide de la organización del Tsunami Democràtic, la plataforma que convocó protestas contra la sentencia del juicio al procés.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
“Esas entrañas profundas del Estado español son capaces de saltarse el Estado de derecho, sin darle explicaciones a nadie, en nombre de una cosa sagrada que es la unidad de la patria”, ha dicho Puigdemont, refiriéndose a lo que considera una manipulación de los hechos para inculparlo por terrorismo y, así, dejarlo fuera de los supuestos de la amnistía. En contraste, ha agregado, hay otros “que tenemos una cosa sagrada que se llama libertad y justicia. Y la confrontación es esa confrontación de cosas sagradas, que no la podemos huir. No estamos hablando de lo mismo, quien pone por encima de la libertad y la democracia el valor de la unidad de la patria, no habla nuestro mismo lenguaje. Esa es la confrontación a la que decimos sí”, ha asegurado.
El Consejo de la República es una de las estructuras paralelas a la Generalitat autonómica ideadas por el independentismo en 2018, aunque en la práctica ha funcionado como espacio de representación simbólica y sin competencias efectivas, presidido por Puigdemont y visto con enormes recelos por ERC, que temía que Junts lo utilizara como contrapoder al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Se trata de una nueva etapa que el Consejo de la República “tiene la obligación” de liderar: “Todo lo que hemos hecho hasta ahora, ahora toma todo el sentido del mundo”, ha dicho el expresident. En esta nueva etapa, ha dicho Puigdemont, será posible “dejar atrás el exilio” y desprenderse “de la losa de la represión que pesa sobre la cabeza de miles de familias”.
“Con todos los servicios secretos persiguiéndonos, con todos los teléfonos pinchados, con todas las policías fabricando informes y con todos los jueces disparando a matar”, ha concluido el expresidente, pocos movimientos independentistas aguantarían “la ofensiva de uno de los Estados más poderosos y más represores que existen en la Europa Occidental”.