¡A las armas! ¡Hay que tomar el termostato! Los rigores del verano recrudecen la sempiterna batalla por la temperatura en la oficina. La cuestión ecológica agudiza la tensión de los partes de guerra y las facturas de la luz con una paradoja: cuanto más calor hace, más trabajan los aparatos de aire acondicionado… cuyo gasto energético colabora en la subida de la temperatura global.
Más allá de la tensión en el ambiente (el laboral y el medio), la
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