Policonsumo. Cronificación de la adicción por el envejecimiento de la población atendida. Problemas de salud mental e ideación suicida. Brecha de género. Juego online… Los perfiles de pacientes con adicciones, tóxicas y no tóxicas, son cada vez más complejos, y este escenario plantea grandes desafíos en la intervención desde las entidades especializadas. Así lo advierte una de ellas, la Asociación Patim, con siete recursos asistenciales en Comunidad Valenciana y que en su memoria de actividad de 2023, presentada este martes, arroja otras cifras “inquietantes” al respecto, al igual que algunos de los testimonios de personas que han logrado recuperarse.
Rafa tiene 35 años. Es un jugador rehabilitado y representa ese binomio adicciones-salud mental al alza que ya radiografía el Plan Valenciano de Salud Mental y Adicciones, presentado en enero. “La adicción al juego, en mi caso a las apuestas deportivas, va convirtiéndose en un bucle que te atrapa sin que te des cuenta. Yo toqué fondo el 8 de septiembre de 2015. Esa noche cogí todo lo que tenía en el banco y lo deposité en mi cuenta de la casa de apuestas para jugarme todo a un único set de tenis de mesa de unos jugadores asiáticos que ni conocía. A la mañana siguiente subí a la azotea de mi casa para tirarme y acabar con todo. No era yo, era la sombra de la sombra de lo que yo era”, explica.
Rafa dio un paso atrás en ese intento. “Bajé de nuevo a casa, hablé con mis padres y pedí ayuda”. Tras su ingreso en Patim, el próximo 8 de septiembre cumplirá “nueve años sin recaídas. He logrado remontar. Ponerme pautas. Con terapia y mucho trabajo para la reconstrucción de esa persona que estaba, pero perdida”, dice.
Esta presencia de la ideación suicida -”el paso previo a la planificación y consecución del suicidio”- como consecuencia de la adicción en ocho de cada diez pacientes atendidos en Patim, evidencia “que tenemos que trabajar mucho este tema con esta población y que urge desplegar toda una batería de acciones ante unas cifras inquietantes”, señalan desde la entidad, que incorpora a sus programas talleres y terapias para el tratamiento y la prevención del suicidio.
Las apuestas deportivas y las máquinas tragaperras compiten por convertirse en la causa principal de tratamiento en los centros de Patim. En el último año, representan el 38,1% y el 36,3%, respectivamente, de los casos por adicción al juego atendidos. Rafa sucumbió a las apuestas deportivas con “un poco de risa, con el euro que me sobró de una cena entre amigos en un partido de UEFA entre el Valencia CF y un equipo búlgaro”, recuerda. Le siguieron más apuestas: de 5 euros y con un premio de 1.000. “Al final acabas pensando: ¿para qué matarte a trabajar si con dos horas o menos de faena, yo que vengo del mundo del deporte, y lo conozco, puedo ganar el dinero que haga falta estando sentado desde mi casa?”.
La ludopatía le llevó a perderlo todo. “No solo tu dinero, sino tu vida”. Tocó fondo, pero enumera con orgullo sus nueve años sin juego. “He seguido una línea recta de querer seguir. Cada día sin jugar es una victoria”, apostilla, aunque reconoce que la tentación no se va, “porque el juego está al alcance en cualquier dispositivo. Puedes hacer trampas. Si quieres jugar acabas jugando”, dice en alusión a esas “grietas” que, a pesar de la ley –autonómica y estatal- que establece los límites, se detectan en las restricciones de acceso al juego y que afectan a menores, exjugadores y pacientes en tratamiento por ludopatía.
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La cocaína como sustancia única o en combinación con otras –alcohol, heroína o incluso el juego- está presente en el 48% de los 458 casos que han acudido a dichos recursos. En segundo lugar, se sitúa el juego (21%) y a muy corta distancia el alcohol (18%), como causa principal del tratamiento. “Cada día es menos frecuente que alguien llegue por un problema con una sola sustancia”, explica Nerea Martínez, criminóloga y monitora en la Comunidad Terapéutica Los Granados, que Patim gestiona en Castellón.
Los datos siguen en lo que a salud mental se refiere. Un 35% de las personas ingresadas en la entidad en este periodo lo hizo con un diagnóstico de patología dual -coexistencia de una adicción y un trastorno mental en el mismo paciente- y en las terapias individuales y grupales realizadas en los centros de día y la comunidad terapéutica, el 80% de los pacientes reconoció haber tenido episodios de ideación suicida.
Desde la entidad especializada en el tratamiento de adicciones ponen el foco en la proliferación de máquinas multijuego en los negocios de hostelería y que ha multiplicado la oferta que acercaban las tradicionales tragaperras. “Cada máquina es como si estuvieras dentro de un casino, basta con tocar la pantalla para saltar de un juego a otro sin moverse del sitio”, explica la asesora jurídica de Patim, Carolina de Mingo.
Autoprohibición
Esta experta aboga por incrementar los mecanismos de control para evitar el acceso de menores, especialmente adolescentes, a estas máquinas. “Disponemos de la tecnología para ser más eficientes, podemos incorporar un sistema de activación-desactivación por control remoto similar al de las máquinas de tabaco o un reconocimiento de identidad digital, pero casi cuatro años después de la aprobación de la Ley del Juego todavía no se ha puesto en marcha este aspecto”, lamenta. Un mecanismo que también resultaría muy eficaz para proteger a las personas que se han autoprohibido el juego, bloqueando su acceso de forma automática. “Muchos de nuestros pacientes reconocen que son capaces de entrar en un casino pese a tener en vigor la autoprohibición, sin muchas dificultades”, añade.
Patim atendió el pasado año a un total de 1.304 personas a través de 31 programas distintos, lo que supone un 1% más que en 2022, de las que 458 recibieron tratamiento en su programa asistencial, mientras que 455 pasaron por el programa de prevención, 200 por el programa de asesoramiento y 191 por el de integración laboral.
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