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Perdigones de plata
No hay desdoro en lavar al mayor que ya no puede valerse por sí mismo
Si en verdad no somos capaces de limpiar el culo de nuestros mayores esto indica que somos unos mierdecillas en fase decadente de falsa pulcritud. Nuestros padres limpiaron nuestro apestoso trasero cuando éramos bebés de gemidos como de gusano asmático, por lo tanto es … de justicia que luego devolvamos con amor las tareas de higiene ingrata. Todo esto viene por las desafortunadas palabras de un diputado del PSOE, algo atropellado de cabeza, cuando aseguró que necesitamos a los inmigrantes para que «limpien el culo a los abuelos». Hombre, perfume clasista sí ha derramado este padre de la patria. Si sólo necesitamos mano de obra extranjera para realizar esas faenas que deberían pertenecer a la estricta intimidad doméstica, pues estamos perdidos, pues apaga y vámonos, pues sujétame el cubata, pues me pinchan y no sangro.
De todas formas, seamos sinceros: algo de razón sí le cubre la espalda a este señor. Basta fijarse en el zafarrancho de las calles o en el deambular del personal en los parques: muchos viejos van acompañados o teledirigidos por inmigrantes. Nuestro abuelos contemplan el horizonte desde una mirada anémica de cariño real que me parte el alma y los cuidadores posan su vista en la pantalla del móvil para entretenerse mientras vigilan de reojo al ‘patrón’. También se le antoja a uno que la furiosa reacción de algunos inmigrantes resulta pelín desproporcionada. No hay desdoro en lavar al mayor que ya no puede valerse por sí mismo. Más bien al contrario. Se precisa cierta vocación y mucha bondad para efectuar ese cometido sin herir ni la piel ni la dignidad del provecto. Asear cuerpos ajenos y marchitos o los cristales de las fachadas de los rascacielos son trabajos honrados. Pero sucede que los españoles nos hemos vuelto muy finos, muy delicados, y lo de mantener sin mancha la puerta de atrás de nuestros padres nos parece, ay, un poco asqueroso. Pero si no estás dispuesto a limpiar orgulloso el orto de los que te trajeron a este mundo, no eres sino un indeseable, pura escoria. Que lo sepas.
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