En uno de los momentos más difíciles para Haití, con pobreza extrema, violencia y desestabilización política, Diario Libre visitó la frontera para documentar cómo están funcionando los principales mercados binacionales.
Recorrimos la frontera de sur a norte, desde Pedernales a Dajabón, pasando por Jimaní y Elías Piña. Los mercados binacionales significan un soplo de aire fresco para la economía de Haití. Ahora, con el dominio de las pandillas y sin un sistema político claro, estos mercados mantienen a flote a muchas comunidades cercanas a la frontera.
Frontera con muro y sin muro
A lo largo del límite fronterizo, antes delimitado sólo por las famosas pirámides amarillas, un muro de cemento y acero separa los dos países. Pero no en todo el territorio. Algunas zonas, como la Carretera Internacional, se sirven de la naturaleza para separar Haití de República Dominicana.
Un ejemplo de esta ausencia de muro es Bánica, en Elías Piña, un pueblo a la orilla del río Artibonito. Tan solo 15 metros de agua separan los dos países. Dominicanos y haitianos se juntan para intercambiar y negociar. Las canoas de madera flotando en el agua adornan un paisaje peculiar, también binacional.
Otro punto interesante del recorrido es Tiroly, en la Carretera }Internacional. Diario Libre documentó este pequeño pueblo haitiano en el que, entre otras muchas cosas, venden galletas de tierra, hechas con arcilla, mantequilla y sal.
Este documental es el viaje a través de una frontera entre dos países muy distintos, enfrentados a lo largo de la historia, pero que hasta en los momentos más difíciles abren sus puertas para intercambiar, negociar… sobrevivir, al fin y al cabo.
