Los platos son de usar y tirar pero compostables; las cucharas, de plástico; y el menú, el típico de fiesta mayor. De forma ordenada, los más de 200 payeses que cruzaron el martes sus tractores en la autopista AP-7 y la Nacional II a la altura de Pontós (Girona) y bloquearon así el acceso a Francia, se preparan en fila para recoger el rancho y comer este miércoles. Vaso de vino, trozo de pan y plato generosísimo de fideuá con alioli que manos expertas han cocinado en mitad de la autopista gracias a unas bombonas de butano y a unas paelleras gigantes. De postre, manzanas de Girona. Las preguntas que se repiten en los corrillos una y otra vez los agricultores son: “¿Hasta cuándo vamos a estar aquí? ¿Vendrán los Mossos a echarnos?”. Además de cruzar los tractores en la autopista, también han cortado pinos y barreras y las han colocado, a modo de trinchera, en mitad de la calzada. El ambiente es más festivo que reivindicativo. En varios altavoces se reproducen clásicos de la verbena estatal como Dolores se llamaba Lola de Los Suaves junto con canciones de Obrint Pas o Txarango, más propias de celebración cupaire.
Han pasado más de 24 horas del corte iniciado el martes y todo sigue igual en este punto de la AP-7 donde la risas, cada vez más, piden permiso al aburrimiento. Jordi Colls tiene 32 años y es de Vilamacolum (Girona). Recoge manzanas y calabazas como lo hicieron su padre, su abuelo y su bisabuelo. “Ahora mismo, mi principal problema es que me han reducido en un 80% el riego de agua. Si no puedo regar, la cosecha será de pena. Yo tengo diez trabajadores, cámaras frigoríficas… estos políticos en vez de darme soluciones me envían directo a la ruina”, lamenta Colls. Mira, desde la distancia, las dos furgonetas de Mossos d’Esquadra que hay varios metros detrás de los tractores. “No sé lo que aguantaremos aquí, pero espero que estas movilizaciones sirvan de algo porque los payeses, de seguir así, estamos en vías de extinción”, lamenta.
Josep Font tiene 62 años y siempre ha sido payés en Sant Pere Pescador (Girona). “Llevo mi vida trabajando los siete días de la semana y nunca habían estado tan mal las cosas como ahora. Entre la cantidad de papeles que hay que rellenar y la cantidad de trabas que coleccionamos es imposible vivir. Mi hijo tiene 20 años y ya ve que es imposible seguir así”, asegura. “Estaremos aquí hasta que nos den una solución”.
Entre los tractores destacan media docena de banderas piratas (las de la calavera y las tibias) y carteles reivindicativos en contra de todos los gobiernos ya estén cerca lejos. En un remolque, una pancarta destaca entre el resto: “Tengo 16 años y quiero trabajar de payés, no de gestor”. Dentro del remolque hay media docena de jóvenes de entre 16 y 21 años que, por primera vez, sienten que se está haciendo algo por su futuro. Han dormido en colchones dentro del remolque y sus primeras reivindicaciones tienen algo de pijamada entre amigos. “Somos de Torroella de Mongrí y Parlabá (Girona) y somos el futuro de la agricultura de esta zona. Eso si nos dejan trabajar de lo que han hecho nuestros antepasados”, destaca Arnau. El resto de jóvenes se muestran orgullosos de las palabras de su amigo, pero no pueden evitar una carcajada mitad tímida, mitad adolescente. Fuera del remolque, otro compañero ha aprovechado la proximidad de dos tractores para colocar una hamaca y echarse una siesta de media mañana.
Tomás es de Bàscara (Girona) y ya hace décadas que trabaja de payés. “En 2023 compramos las semillas de cereal muy caras y se vendió muy barato. Pero además, todo lo demás solo ha hecho que subir. Aquí plantamos cebada, trigo y colza. La colza sin agua está muriendo, creemos que hemos perdido el 75% de la cosecha”, lamenta. Se une a la conversación Josep Maria de Vilademuls: “Yo tengo cerdos y me restringen el agua. Tendré que criar menos y eso supondrá que ingresaré mucho menos gastando casi lo mismo”, se lamenta.
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En los tres carriles que suben hacia Francia por la AP-7, en el corte sur se encuentran Marc Coll, Fran Vidal y Marc Parramón. Los tres se manifestaron la semana pasada por el centro de Barcelona. “No nos teníamos que haber ido de allí sin una solución”, se enfada Vidal. “Este trabajo solo es apto para locos. El año pasado planté una hectárea de manzanas y me costó 50.000 euros. Tardo más de tres temporadas en recuperar la inversión. Si encima no me dejan regar, cuando tengo agua en mi pozo, me está perjudicando la propia administración”, lamenta Parramon. Coll critica que las subvenciones se están retrasando: “Subvencionan para que no se acaben los cultivos y la ciudadanía pueda pagar el precio, pero no nos están dando el dinero”, destaca Coll. “Yo ahora mismo, lo que le aconsejo a alguien que quiera ser payés es que se compre un piso. Por el precio que cuesta un tractor te compras un piso y disfrutas la vida”, concluye Vidal.
El ambiente festivo sigue con música y una cantidad de fideuá muy por encima del hambre de los 200 payeses, que a las 15.45 han puesto fin al corte de la autopista. Aún así, amenazan con que la “revolución payesa” no se acabará hasta que las administraciones aporten soluciones y anuncian nuevas movilizaciones para el próximo 28 de febrero.
La Generalitat estudia flexibilizar las restricciones de agua a los agricultores y ganaderos
El gobierno catalán se ha comprometido este miércoles a estudiar la flexibilización de algunas restricciones de agua aplicadas a agricultores y ganaderos incluidas en el plan especial para combatir la sequía en Cataluña.
Esta es una de las principales conclusiones de la reunión que ha mantenido este miércoles en Manresa (Barcelona) el conseller de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, David Mascort, con representantes de Plataforma Pagesa, un encuentro que es consecuencia de la reunión que ya mantuvo el Govern con representantes el sector el pasado 6 de febrero, cuando la marcha de tractores llegó a Barcelona.
Según ha informado el Govern en un comunicado, se trabajará conjuntamente con el sector agrario para «poder ajustar las restricciones en el marco del plan especial de sequía a los umbrales de viabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas».
En esta línea, el Govern estudiará «flexibilizaciones» en el acceso al agua para «aquellas explotaciones que hayan realizado mejoras en el riego, así como nuevas ayudas para hacer frente a las posibles pérdidas».
En esta línea, el Govern se abre a indemnizar económicamente con hasta un 80 % de las pérdidas valoradas en condiciones reales a aquellos productores agrarios que han sufrido restricciones de agua.
En el caso de la ganadería, el ejecutivo catalán también se ha comprometido a estudiar «flexibilizaciones» de acceso al agua teniendo en cuenta el tipo de explotación y «un plan de choque para resolver los déficit de agua de las explotaciones ganaderas que no tienen acceso al agua».
En el caso de la ganadería, se estudiará la flexibilización del plan actual para «atender a las diferentes tipologías de explotación, de engorde y no engorde», asegura la Generalitat.
En cuanto a las ayudas de la PAC, el conseller Mascort ha dicho a los agricultores que hoy mismo se ha publicado en la web del departamento el calendario de pagos correspondiente a 2024.
El conseller también ha reiterado su compromiso con la simplificación y la agilización de la tramitación administrativa, y ha reiterado que aplazarán cualquier nuevo trámite que dependa de la Generalitat y pedirán al ministerio de Agricultura posponer la aplicación del cuaderno digital de explotación hasta 2026.
En paralelo, la Generalitat analizará propuestas para hacer más fácil los controles asociados a la Declaración Única Agraria o la simplificación de los trámites para las explotaciones agrícolas y ganaderas de pequeño y mediano formato y para los pequeños mataderos.
Asimismo, ambas partes han acordado volverse a ver el próximo 27 de febrero para seguir trabajando en las soluciones que el sector reclama.
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