Una de las cuestiones irresueltas en el seno de ERC es saber si el perfil de Gabriel Rufián sirve para «ampliar la base» del independentismo o, por el contrario, la debilita. Con el inicio del procés, pareció que ERC había encontrado a su mirlo blanco, capaz de seducir a ciudadanos castellanohablantes que nunca habían experimentado una querencia particular por el nacionalismo. La «República catalana» prometía ser integradora con todos, con independencia de sus orígenes o su lengua materna.
Los perfiles «castellanohablantes» como Rufián fueron objeto de deseo tanto de ERC como de Junts, quien también le tanteó para ficharle. Era una manera de expulsarse el estigma de burgués o indepe de pueblo y apelar directamente a los votantes del PSC, que en votos siempre han sido mayoría.
La Operación Rufián de ERC consistió en hacer con el PSC lo que el PNV o Junts han podido hacer en el País Vasco y en Cataluña a expensas del PP: convertirse en la principal alternativa del «centroderecha». Bajo la dirección de Junqueras, ERC quiso crecer a costa de los socialistas. Miraban a Escocia como ejemplo, donde en esos años también el Partido Nacionalista Escocés se había convertido en el partido hegemónico en detrimento del Partido Laborista.
“En ERC y en la izquierda independentista el sentir sobre Rufián es otro. Hay quienes afirman que su éxito fue un espejismo… Quizás una ensoñación más del procés”
Pero el alcance de esta operación siempre se ha puesto en duda. En 2021, Sociedad Civil Catalana, la entidad de referencia del constitucionalismo, elaboró un informe donde concluía que Rufián sí funcionaba en los feudos socialistas, en el llamado cinturón rojo, subiendo incluso siete puntos en Barcelona.
Sin embargo, en ese mismo año electoral, Junqueras decidió a última hora cambiar Barcelona por Gerona para celebrar su gran acto central de campaña. Y con la compañía de Otegi. El líder de ERC quiso amarrar bien los «votos seguros» y que más ponderan en la Cataluña interior y evitar experimentos metropolitanos. La jugada le salió bien. En esos comicios, ERC empató con 33 escaños con el PSC y superó a Junts. Eran otros tiempos.
Ahora ERC no pasa por su mejor momento electoral. Y Podemos explora una «coalición de progreso» junto a Bildu, ERC, etc. que Rufián ve con buenos ojos. Pero en su partido y en la izquierda independentista el sentir es otro. Y hay quienes afirman que el éxito de Rufián fue un espejismo… Quizás una ensoñación más del procés.