Llega corriendo de una reunión en La Zarzuela con los Reyes y grandes empresarios y se quita rápidamente la americana. Zapatillas deportivas New Balance y un modernísimo reloj color fosforito que podrían llevar cualquiera de sus tres hijos veinteañeros. Salvador Tasqué (Barcelona, 57 años), Salva para todo el mundo, tiene diez triatlones Ironman a sus espaldas y una vida en constante movimiento. En 2021, se embarcó en el gran reto de su andadura profesional: potenciar la figura de la princesa Leonor y acompañar a jóvenes de toda España en sus carreras. Cuatros años después, la Fundación Princesa de Girona es a la que los reyes Felipe VI y Letizia Ortiz dedican más tiempo en sus agendas. Hoy entrega sus premios en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.
Pregunta. ¿Cómo acaba un ingeniero químico convirtiéndose en embajador del trabajo de la Casa del Rey?
Respuesta. Alguien pensó que como venía del mundo de las big four, había sido profesor en ESADE y sabía organizar grandes eventos en la Fira de Barcelona, como el Mobile World Congress, podía encajar. Empecé mi carrera en una empresa grande, P&G, que trabajaba competencias con los jóvenes como comunicar, liderar, influir… Desde entonces, siempre me ha preocupado ayudarles.
P. La fundación se conoce, sobre todo, por los premios, pero nace tras la crisis económica de 2008 para impulsar a las nuevas generaciones en su desarrollo profesional.
R. Sí, porque para desarrollarte tienes que apoyarte en alguien. A eso nos dedicamos: mentoría, becas, formación…, pero también a poner en valor el futuro de la Casa Real a través del papel de la princesa Leonor. Cuando me propusieron dirigirla, me invitaron a Zarzuela para conocer al jefe de la Casa, entonces Jaime Alfonsín, y el Rey se presentó en esa reunión porque tenía un interés especial.
P. ¿Han ayudado a normalizar la presencia de la Familia Real en Cataluña tras el procés y reforzado su imagen?
R. Casi toda la presencia de la princesa en Cataluña ha sido a través de nuestras actividades. La normalización se hace desde la normalidad cuando se ve el impacto de lo que hacemos. La gente ve que el Rey no viene solo a inaugurar, sino que participa de pleno, que conoce a los jóvenes, los programas…
Veo a la princesa Leonor muy afín al mundo de las carreras científicas»
P. ¿Cómo es la princesa Leonor en las distancias cortas?
R. Se parece mucho a su padre en la escucha activa, en la ilusión por lo que hace. Y tiene una complicidad muy grande con la infanta Sofía. La infanta le ayuda a preparar los discursos, le da feedback… La cara más visible es la princesa, pero son muy cómplices. Es muy bonito. Al final de alguna intervención he ido a preguntarle a Sofía cómo había visto a su hermana y me decía: “Leonor lo ha hecho muy bien, pero tengo alguna cosa que decirle para mejorar”.
P. Dicen que ella es más reservada y Sofía más pizpireta. ¿Es así?
R. Quizás Sofía tiene un punto más de espontaneidad y Leonor primero escucha y a partir de ahí interpela. No es una cuestión de timidez. Son formas de expresión diferentes. En nuestras actividades, siempre vienen las dos a la par, con el mismo protagonismo.
P. ¿Cuáles son los temas que más interesan a la futura reina?
R. No sé lo que va a estudiar, pero la veo muy afín al mundo STEM [acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, y Matemáticas] y a las carreras científicas. Le atrae mucho saber toda la parte científica que hay detrás de los proyectos que premiamos.
P. ¿A qué achaca el fenómeno de la leonormanía?
R. Leonor tiene carisma. Transmite buenas vibraciones. Su imagen es una de las mejor valoradas entre los jóvenes que suelen detectar muy rápido cuando algo es auténtico. Es un referente, con capacidad de inspirar, influir y conectar.
P. ¿Cómo cree que será su reinado?
R. A saber qué Europa, qué mundo y qué país tendremos porque la geopolítica es tan convulsa… Los retos sociales y climáticos se acentuarán. Tenemos gente joven muy preparada, pero hay mucho desempleo. Esta brecha indica que no estamos orientándoles hacia dónde están las oportunidades.
España tiene el mayor grado de sobrecualificación de Europa y es uno de los primeros en abandono universitario»
P. Los jóvenes que se incorporan al mercado laboral se quejan de la precariedad, de que las empresas son piramidales… ¿Qué está fallando?
R. Hay dos preguntas que se formulan mal. La primera: “¿Qué tengo que estudiar?”. Lo que tienen que pensar es en qué son buenos y qué les interesa. Y la segunda: “¿En qué empresa voy a trabajar?”. Les tiene que preocupar más con quién van a trabajar que en dónde porque los primeros jefes son los que pueden ayudarles a desarrollar su talento.
P. ¿Qué es el talento?
R. No es algo innato, sino la capacidad para orientar nuestras propias capacidades. Todos tenemos talento, solo necesitamos esfuerzo, perseverancia y que alguien nos ayude.
P. ¿El sistema universitario está realmente orientado hacia la empleabilidad?
R. Yo cuando terminé la universidad no sabía hacer una presentación en público y al presentar el TFG [Trabajo de Fin de Grado] me tuve que tomar un calmante. Soy el mentor de un joven ingeniero informático y, por ejemplo, me contaba que solo había tenido una asignatura sobre IA. España tiene el mayor grado de sobrecualificación de Europa y es uno de los primeros en abandono universitario. Tenemos a jóvenes desorientados, con una oferta que no se adapta.

P. ¿Qué aprende del contacto diario con ellos?
R. Todo. Esta semana, vengo de estar con voluntarios docentes que han ayudado en colegios afectados por la dana y de premiar a jóvenes emprendedores. A veces, los criticamos, pero tienen ganas de hacer cosas, iniciativa y mucho compromiso social. Veo un cambio con respecto a nuestra generación.
P. Dicen en su equipo que ha conseguido contagiar a los Reyes la ilusión por el proyecto de la Fundación…
R. ¡Yo creo que ha sido al revés! [Se ríe]. Si no haces las cosas con pasión, no las hagas. Creo mucho en lo que hacemos.