La opinión pública italiana abre el debate sobre si el temor a alimentar prejuicios racistas han contribuido a silenciar el caso en los medios y a convertir a la chica violada en una víctima de segunda
«Horror, degradación, locura». Son algunas de las palabras de condena para denunciar la violación sufrida por una adolescente de 13 años por un grupo de siete jóvenes egipcios, tres de ellos menores, en Catania (Sicilia). Para ellos ha pedido la castración química