Las últimas maniobras y declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de sus ministros y de los demás portavoces socialistas están llevando al máximo el grado de agresividad y de tensión política dejando entrever que la preocupación en el PSOE es máxima y que saben que todo puede empeorar todavía más. Que lo que empezó siendo el caso Koldo, luego el caso Ábalos, el caso Air Europa, el caso Begoña, el caso Delcy, o el caso Plus Ultra puede acabar todavía peor. Y eso sin contar ramificaciones como el caso Armengol, el caso Torres o el inicio del caso Illa. Y lo que falta.
Todos a una, los voceros socialistas han acatado la orden de Sánchez de encender el ventilador a tope contra los populares. El objetivo es convertir la vida política en tal estercolero que los ciudadanos pierdan todo sentido de la magnitud, de la gravedad y de la veracidad de los hechos que se denuncian sobre el PSOE. Que crean que todos son igual. Son conscientes de que tras el caso Koldo están llegando otros. De momento Ábalos calla y se refugia en el Grupo Mixto, pero todo tiene su «tempo». Y los medios han encontrado hueso y no lo van a soltar.
El cruce de casos empieza a ser un laberinto en el que se suceden los nombres propios: Barajas (aeropuerto internacional), Venezuela (narcodictadura), Delcy Rodríguez (vicepresidenta chavista portamaletas), José Luis Ábalos (exministro, ex número 3 del PSOE), Koldo García (exsegurata, exasesor, conseguidor), Víctor Aldama (comisionista y comisionista). Y por encima de todos, o junto a todos, el nombre de Air Europa. Algunas informaciones apuntan a que la compañía aérea intentó que José Luis Rodríguez Zapatero (expresidente de gobierno de España, amigo de Maduro, amigo de Delcy) recuperara los más de 160 millones de euros que le debía el régimen chavista. Al final, parece que fracasó y tuvo que ser, según esas informaciones, Aldama el que lo consiguiera.
Air Europa se ha convertido en la madre de todas las batallas. La aerolínea recibió 140 millones de euros avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y además ayudas por otros 475 millones a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas. Dicen los expertos que se trata del mayor rescate del sector en España. Y es una empresa con una relación muy intensa con Begoña Gómez, la mujer del presidente Sánchez. Tan intensa que hasta en dos ocasiones acudió en persona al despacho de Javier Hidalgo, CEO de Air Europa, justo en los días en que se negociaba el rescate público. Eran relaciones antiguas porque en 2019 Air Europa creó, según la denuncia presentada por el PP en la Oficina de Conciliación, un hub de innovación turística llamado Wakalua, que acabó siendo el patrocinador de varios ciclos de conferencias y de varias becas del Africa Center del IE (Instituto de Enpresas) que dirigía… Begoña Gómez. El rescate se aprobó en esos días en Consejo de ministros con la presencia y el voto a favor del propio presidente de Gobierno. Hasta aquí, de momento, lo que se conocía de la historia y de la relación de Air Europa, Pedro Sánchez y Begoña Gómez. Desde hoy hay más. La decisión del PP de denunciar esta situación a la Oficina de Conflictos de Intereses es un escalón más que se ha subido a raíz de la sesión del Congreso.
«Para los ‘estrategas’ del PSOE y de la Moncloa, era conveniente cuanto antes encontrar un caso que permitiera igualar o intentar tapar el caso Koldo o el caso Air Europa»
Para los «estrategas» del PSOE y de la Moncloa, era conveniente cuanto antes encontrar un caso que permitiera igualar o intentar tapar el caso Koldo o el caso Air Europa. Había que subir todavía más la potencia del ventilador de basura. Y ningún objetivo mejor que la bestia negra de Sánchez: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ya al principio del caso Koldo intentaron el «y tú más» comparándolo con caso del hermano de la presidenta por su participación en la venta de mascarillas durante la pandemia. Sin embargo, y a pesar de todo el ruido en el que parece que sólo picó Pablo Casado, tanto la Fiscalía Anticorrupción como la Fiscalía europea rechazaron incluso abrir diligencias ante la falta de evidencias delictivas.
Tras el intento fallido surge uno nuevo: el del novio de la presidenta al que la Fiscalía ha denunciado por dos supuestos delitos: uno de fraude fiscal y otro de falsedad documental a través de un entramado de facturas falsas y sociedades pantalla. Le acusan de haber defraudado 350.000 euros. Una cantidad que al parecer habría abonado a Hacienda incluso antes de que la Fiscalía ejerciera la denuncia, aunque con ello no se para el proceso al tratarse de un pago que supera los 120.000 euros y entra ya, por tanto, en el código penal. Un procedimiento habitual y automático. La Fiscalía denuncia en cuanto recibe la notificación de la Agencia Tributaria y esta lo traslada en cuanto se supera esa cantidad.
Sin más. Pero sí ha habido más. Una casualidad que a muchos no sorprendió y que acabó siendo justificada cuando María Jesús Montero, la responsable de Hacienda y por tanto de la Agencia Tributaria, declaraba a los medios que, según lo publicado, era un caso de comisiones de mascarillas. Lo decía casi cuatro horas antes de que ningún medio publicara nada sobre comisiones. La vicepresidenta del Gobierno desvelaba datos privados de un ciudadano no publicados previamente por ningún medio. La justicia tendrá que pronunciarse sobre los hechos privados del novio de la presidenta. Y también debería hacerlo sobre el uso indebido e interesado de información para fines políticos y partidistas.
Sánchez necesita más madera. Agrupar a la izquierda detrás de él y en contra de su gran enemiga. Hasta cinco veces ha exigido la dimisión de Ayuso en la sesión de control en el Congreso de los Diputados. Nada ha dicho de Koldo, ni de Air Europa, ni de su mujer Begoña. Solo de Isabel Díaz Ayuso. Cinco veces ha pedido una dimisión sin que se sepa todavía de que le acusaba a ella. Porque si de lo que se trata es de la responsabilidad política por la pareja de uno la respuesta es un tiro en el propio pie de Sánchez.
Sánchez ya ha demostrado ser un kamikaze institucional, jurídico y político. Es el presidente que quiere un muro de la mitad de España, el que con su ley de amnistía rompe el Estado de derecho, la igualdad de los españoles y la independencia del poder judicial. Ahora está dispuesto a enfangar a todos y todo con tal de camuflar la corrupción en su partido. Y eso es vitamina electoral para los extremos. Sánchez sigue jugando con fuego. Se lo ha jugado todo a la amnistía y a una legislatura con los siete votos de Junts. Y se puede quemar porque el 12 de mayo hay ya una cita con el adelantamiento electoral en Cataluña. Puigdemont no estará amnistiado para ese día. Ahora los independentistas van a jugar más duro todavía en su competencia electoral directa. Y eso lo pueden pagar los presupuestos. Y Sánchez.