Home » Santi Gigliotti: Gildas

Santi Gigliotti: Gildas

by Marko Florentino
0 comments


Qué os ha dado con las gildas, queridos amigos. De qué va este último grito que, como todas las ‘novedades’ contemporáneas, se limita a rescatar cosas más antiguas que el hilo negro para desvirtuarlas, para ahogarlas en un delirio marketiniano que hace que diletantes de gorrita plana y tote bag, duques del gastrotimo, se erijan como los autores intelectuales de la pólvora. Ahora lo moderno es reinventar conceptos. Esto es, buscar la manera más cuqui de sablearte y de que además des las gracias. En la actualidad, todo el mundo va en busca de ‘experiencias’, y una de las más comunes es la de sentirse ‘castizo’. Se ha encontrado una veta en estimular una nostalgia trucada.

Dice mucho de estos tiempos que la tendencia más popular consista en evocar al pasado. Está Españita repleta de papanatas que dejan morir Bares Manolos y Mesones Casa Diego, pero que luego pierden el trasero en locales chics que emulan con vinilados cutres al original porque son vintage, aesthetic, posteables y no sé cuantas pamplinas más. Son éstos, los mismos melindrosos que en casa de la abuela les ponían pegas a los potajes, los que ahora se enorgullecen a los cuatro vientos de conocer un rinconcito libre de guiris, los que sueltan discursitos sobre volver a las raíces y los secundan gastándose barbaridades en dos aceitunas pinchadas entre una piparra y una anchoa.

Se conoce que la gilda tiene su origen en la San Sebastián de 1940, en el Bar Casa Vallés. Un cliente empezó a combinar en un palillo los ingredientes y popularizó entre los parroquianos el invento. El nombre se le acuñó por el título de una película protagonizada por Rita Hayworth, la bautizaron así en honor a la actriz que desempeñaba un papel «verde, salado y un poco picante», según esta célebre clientela. Esa es la versión más extendida. Quién les diría a estos simpáticos señores, que ochenta y cinco años después, su descubrimiento, que se extendió rápido por el norte de España, iba a colonizar todo el país para convertirse en un flamante sacacuartos por obra y gracia de Tik Tok.

Que oye, entiendo que haya gente a la que le encanten los encurtidos, con muchas eses al final, que le vaya súper al vinito blanco, como suelen decir algunas, pero a mí me tienen que explicar en qué momento hemos cambiado el darle la pataíta al olivo (Compadres dixit) por el ensartamiento de riñón que supone que te claven un estocazo por dos banderillas. Quizás sea parte de la famosa ‘experiencia’.

Sospecho que ha sido en el mismo instante en el que hemos dado por bueno que haya jetas que al sándwich mixto lo llamen bikini trufado y lo cobren como caviar iraní o cuando han proliferado los cafés de especialidad, que nos están acostumbrando a pagar la taza a precio de plato combinado. Es curioso, suena igual que cuando hablan de las bondades del ‘coliving’ entre los jóvenes para esconder la realidad de que independizarse se ha convertido en misión imposible. A ver si en vez de como un cohete, la economía en realidad va como una gilda.



Source link

You may also like

Leave a Comment

NEWS CONEXION puts at your disposal the widest variety of global information with the main media and international information networks that publish all universal events: news, scientific, financial, technological, sports, academic, cultural, artistic, radio TV. In addition, civic citizen journalism, connections for social inclusion, international tourism, agriculture; and beyond what your imagination wants to know

RESIENT

FEATURED

                                                                                                                                                                        2024 Copyright All Right Reserved.  @markoflorentino