Lo citó en el aparcamiento de un supermercado de Benalmádena (Málaga). El anfitrión había llegado desde Francia y su invitado, desde Marruecos. Tenían un negocio entre manos, con flecos pendientes y querían hablar para cerrar un acuerdo. La jornada en la Costa del Sol fue bien. Por la tarde, el individuo francés ofreció un traslado hasta una finca en Torrox, en la costa este de Málaga, para continuar las conversaciones. Al caer el sol pararon en una gasolinera a tomar dátiles y dulces para romper el ayuno, porque estaban en pleno Ramadán. Comieron, tomaron agua, unos refrescos y continuaron hacia el destino. Allí todo cambió. El marroquí, de 32 años, fue atado de pies y manos por dos individuos corpulentos, de 39 y 43 años. Y arrancó así un secuestro planificado desde una prisión francesa que duró 11 días, durante los que la víctima llegó a sufrir la mutilación de parte de una oreja. La Policía Nacional ha detenido a dos responsables del rapto, uno en París y otro en Estepona (Málaga), en cuya casa había un fusil de asalto AK-47 y tres pistolas.
La cita ocurrió el 8 de abril de 2023, pero la relación entre las partes había empezado antes. Según han explicado fuentes de la investigación, el individuo marroquí formaba parte de una organización que había vendido 3.000 kilos de hachís a un grupo de narcotraficantes franceses. Estos habían pagado 1,4 millones de euros por un producto de calidad. Cuando la mercancía llegó, resultó ser peor de la que esperaban y habían pactado. Enfadados, exigieron a sus proveedores que se la llevaran y les devolvieran el dinero. No lo consiguieron a la primera y ahí comenzó una negociación larga, con tiras y aflojas. Y, cuando todo parecía caminar hacia buen puerto, los compradores pidieron una cita en la Costa del Sol para cerrar el acuerdo. Quedaron en un parking de Benalmádena. A partir de ese momento comenzó una pesadilla de bridas en pies y manos, ojos tapados y golpes repetidos por todo el cuerpo.
Los secuestradores avisaron a su familia del raptado. Le dijeron que lo habían capturado, le enviaban fotografías en las que se lo veía desnudo y atado. Exigían 1,4 millones de euros para su liberación, justo lo que habían pagado por el hachís. Los días pasaban y los mensajes se sucedían entre las partes, sin demasiados avances. Para demostrar que iban en serio, los captores dieron un paso más. Enviaron un vídeo en el que se apreciaba cómo le cortaban parte de una oreja a la víctima con un machete. Aquellas imágenes asustaron a los familiares, que enviaron a la pareja de la víctima hasta Málaga para denunciar los hechos ante la Policía Nacional.
La mujer primero explicó que su marido había viajado para una reunión de negocios y que, después, le habían perdido la pista. La Policía Nacional fue, poco a poco, atando cabos hasta que ella, finalmente, les contó la negociación que mantenía con los captores. También les enseñó el vídeo recibido y las circunstancias en las que su familiar permanecía retenido: no recibía nada de comer y solo pudo beber agua en contadas ocasiones. El caso quedó en manos del Grupo I de Crimen Organizado de la Comisaría Provincial de Málaga, especializado en secuestros, donde arrancaron una investigación para intentar liberar al hombre. No era fácil dar con su ubicación y mientras se sucedía la investigación, la víctima fue liberada en un paraje de Mijas el 19 de abril, once días después de su desaparición. “No sabemos si lo soltaron por presión policial al enterarse de que estábamos investigando o si fue porque finalmente se pagó su rescate”, explican fuentes del caso.
Organización “muy peligrosa”
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Tras recibir atención hospitalaria, su testimonio fue clave para que los agentes pudieran recomponer los hechos. Primero, ubicaron el lugar donde se había producido la cita entre las partes y, después, identificaron la furgoneta para reconstruir el trayecto hasta una finca a las afueras de Torrox, zona montañosa con miles de viviendas diseminadas en la comarca de la Axarquía, al este de la provincia de Málaga.
La casa había sido alquilada con una identidad falsa. En su interior, los miembros de la Brigada Provincial de Policía Científica hallaron restos de sangre y el machete que aparecía en el vídeo con el que habían seccionado la oreja. Acto seguido, los agentes consiguieron identificar a la persona que llevó a la víctima hasta la vivienda y luego lo hirió: un hombre francés de origen argelino y residencia en una urbanización aislada de Estepona, en la zona oeste de la Costa del Sol.
Los agentes también lograron saber quién había sido el instigador del secuestro: otro francés que en esas fechas se encontraba en una prisión de París. “Formaban parte de un grupo muy serio y bien organizado. Eran muy peligrosos”, añaden las mismas fuentes. El primero fue detenido en agosto de 2023 y en su casa se hallaron tres pistolas y un fusil de asalto AK-47, además de medio millar de cartuchos de distintos calibres.
Al segundo individuo —que cuando fue identificado ya había salido de prisión—no se lo encontró hasta abril de 2024, cuando las autoridades francesas lo arrestaron en París gracias a una Orden Europa de Detención y Entrega (OEDE) emitida por el Juzgado de Instrucción número 1 de Torremolinos (Málaga). No ha sido hasta su arresto que la Policía Nacional ha decidido contar los hechos para no dejar cabos sueltos en la investigación. A los dos hombres se les imputan los delitos de secuestro, lesiones, pertenencia a organización criminal y depósito de armas de guerra y munición. El juzgado decretó el ingreso en prisión provisional para ambos, y continúan en la cárcel.
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