La guerra en Ucrania y el conflicto en la franja de Gaza han impulsado las campañas de desinformación a través de internet contra España, sobre todo desde Rusia. Así lo destaca el último informe, referido a 2023, del Departamento de Seguridad Nacional, dependiente de Presidencia del Gobierno, que si bien señala al Kremlin como principal actor de estas campañas que tienen como objetivo “desestabilizar y polarizar a la sociedad y socavar su confianza en las instituciones”, también apunta el papel de “los medios oficiales chinos y sus propagandistas en redes sociales en castellano” en favor de las narrativas rusas.
El documento, que recalca que este tipo de maniobras no deben confundirse con la difusión de informaciones falsas (fake news) o la errónea (misinformation), también hace hincapié en “la creciente difusión” de este tipo de campañas durante las elecciones de mayo y julio de 2023, con las que se buscaba “crear desconfianza en dichos procesos y en el sistema democrático”. El informe sitúa las campañas de desinformación como la mayor amenaza para la seguridad nacional, con una “intensidad de riesgo muy alta”, con una puntuación de 17,43 sobre 25. En la Estrategia Nacional contra el Terrorismo para el próximo quinquenio, que el Consejo de Seguridad Nacional aprobó el pasado martes, se recalca la necesidad de “incrementar las capacidades de las Administraciones públicas y de las unidades de investigación de las fuerzas de seguridad frente a las campañas de desinformación que afecten a la seguridad nacional y tengan por objeto fines terroristas o de radicalización”.
En el caso del Kremlin, Seguridad Nacional destaca que, por un lado, “ha manipulado el apoyo de España a Ucrania para lanzar campañas de desinformación destinadas a introducir en el debate público dudas sobre la pertenencia de España a la OTAN”. Pero también que ha instrumentalizado cualquier apoyo a Israel en el conflicto con Palestina para mostrar a Occidente, incluida la Unión Europea, “como un colectivo que respalda acciones con fines imperialistas y neocolonialistas”. El objetivo de Rusia en este caso es el de presentarse como “un aliado fiable” en los países del denominado “sur global” (África y América Latina, especialmente) para “desplazar la influencia occidental y aislar al bloque de la UE y países afines del resto de la comunidad internacional”. En el caso de España, el Kremlin ha centrado estas campañas en “tratar de difundir una imagen distorsionada de la migración en el Mediterráneo y de la situación en Ceuta y Melilla”.
El papel de China
En este punto, los expertos de Seguridad Nacional destacan también el papel jugado por China para amplificar “muchas de las narrativas prorrusas”, lo que se ha traducido en “una confluencia de los mensajes, basados fundamentalmente en expresar un rechazo a Estados Unidos y al orden internacional vigente”. En este sentido, el documento recalca que “en el marco del discurso antiespañol difundido en América Latina durante el 12 de octubre se utilizaron las redes sociales para emitir mensajes contrarios a España y su historia”. Y destaca el uso de TikTok, una red social del grupo tecnológico chino ByteDance que cuenta con más de mil millones de usuarios activos en todo el mundo y que ha logrado posicionarse, en cuestión de un lustro, como la sexta más usada del planeta. “Estos contenidos fueron amplificados mediante el uso de bots [cuentas automatizadas], lo que evidencia una estrategia coordinada a la hora de difundir esta narrativa”, añade el análisis.
Seguridad Nacional también pone el foco en las campañas dirigidas contra las misiones militares y civiles españolas desplegadas en el extranjero, que considera “objetivos comunes” de estos ciberbulos. “Los contingentes militares españoles que operan en el exterior están expuestos a campañas extranjeras de desinformación durante el desarrollo de sus misiones”, señala antes de destacar que por ello las Fuerzas Armadas están “desarrollando una estructura conjunta para detectar, identificar y mitigar la desinformación extranjera” dirigida contra ellas y que puedan afectar a estas misiones.
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El documento también recalca que durante las elecciones celebradas en 2023 ―las autonómicas y municipales del 28 de mayo y las generales del 23 de julio― se evidenció un incremento en las campañas de desinformación que buscaban minar la confianza de los ciudadanos en el proceso electoral. Seguridad Nacional recuerda que el Ministerio del Interior activó una red de coordinación para la seguridad, que contó con un grupo dedicado a la lucha contra este tipo de ciberbulos. Entonces, el departamento de Fernando Grande-Marlaska ordenó a las fuerzas de seguridad la “búsqueda” de estas campañas con el objetivo de impedir que estos ciberbulos se propaguen, más que actuar contra los supuestos autores ante las dificultades legales para actuar contra los que los ponen en circulación, sobre todo cuando se trata de hackers asentados en el extranjero que son auspiciados por países interesados en debilitar a otros Estados con propaganda desestabilizadora, en referencia a Rusia.
El Departamento de Seguridad Nacional plantea la necesidad de “abordar los nuevos retos asociados a las tecnologías de la comunicación y a la inteligencia artificial (IA)” que ha derivado en “el empleo de deep fakes [vídeos falsificados] y de proxies [entidades intermedias sin vinculación aparente] cada vez más sofisticados y desvinculados del Estado origen de la campaña de desinformación”. Ello se ha traducido en una mayor dificultad a la hora de atribuir el “origen estatal” de algunas campañas, pero también “discernir las motivaciones de los propagandísticos”, además de obstaculizar a los ciudadanos la posibilidad de detectar la falsedad de esa información. El documento recalca que “las campañas de desinformación no conocen fronteras y en numerosas ocasiones se dirigen contra varios Estados a la vez o contra instituciones de las que España forma parte”, por lo que considera “esencial” la cooperación internacional para hacer frente a la amenaza que supone.
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