Con Carlos Alcaraz ya en Málaga tras caer eliminado en la fase de grupos de la Copa de Maestros, el equipo español de Copa Davis tiene tres días por delante para acoplarse y organizar la mejor combinación posible con vistas a ese primer partido de la eliminatoria contra Países Bajos, el martes 19 a partir de las 17.00 horas.
A pesar de que él no quiera, todo va a girar en torno a Rafael Nadal, que se despide en un torneo en el que tendrá el apoyo de sus compañeros de expedición y medio planeta pendiente de su adiós. Ya lo dijo Alcaraz: «Es más importante la despedida de Rafa que la Davis, que hay todos los años». Y eso al balear no le gusta demasiado. Así se ha expresado el balear, que llegó el miércoles para ponerse en marcha con la pista y para que al capitán, David Ferrer, le cueste menos tomar decisiones en cuanto a posibles combinaciones de quién jugará los individuales y el dobles.
«Más o menos se podía hacer una buena preparación, por eso estoy aquí. Hay que ver en el día a día, llevo tiempo sin competir. Me apetece vivir esta semana sea de la forma que sea. Con la ilusión de cerrar una etapa muy bonita y larga de mi vida, viviendo estos últimos momentos con ilusión, con normalidad y desde la aceptación de que es un principio y un final», admitía el balear en una entrevista a la Federación Española de Tenis. Por el momento, no sabe qué papel jugará en el equipo, pero no quiere ser él el centro de la eliminatoria.
No ha perdido ninguna eliminatoria de las que ha jugado con España, y han sido 20 años de méritos y sacrificio por el país. Pero este Nadal es el de los 38 años y dos cursos con competiciones a medias y muchos parones por las siempre inoportunas lesiones. «Si no me veo listo, soy el primero que voy a hablar con el capitán. Ya se lo he dicho a David en multitud de ocasiones, que no tomen ninguna decisión en base a lo que es mi última semana como tenista profesional», comentó.
Vivirá la eliminatoria y su despedida de igual forma sea jugando individual, dobles o en el banquillo, subraya el manacorense. Que esta competición está grabada en su piel desde el inicio de su carrera: «Mi primera gran alegría como tenista profesional creo que fue la Copa Davis de 2004, así es como se han dado las circunstancias. Se me ha presentado la oportunidad de poder estar aquí. Hay que ver cómo me voy sintiendo estos días en los entrenamientos y si yo no me veo listo para tener opciones de ganar el individual yo soy el primero que no voy a querer jugar».
Por eso señala que cualquier final será perfecto, porque será en equipo, aunque puestos a soñar, por qué no con la copa en las manos: «Siempre hay opciones de ganar, pero son superficies difíciles. No puedo pedir nada más. Estoy satisfecho y agradecido. Me gustaría que el equipo funcione bien y tener opciones de ganar una Copa Davis ya sea jugando o animando desde la grada.