La política local, alejada de los intensos focos del contubernio nacional, se presta mucho a caciquismos más propios de otra época. Eclipsados por espectáculos indecentes para una democracia consolidada, los ciudadanos prestamos poca atención a la política más cercana a nosotros cuando, en muchos casos, nos afecta de forma muy directa. Mientras permanecemos atónitos viendo la enésima vuelta de tuerca del prófugo catalán o anestesiados con la negociación del Consejo General del Poder Judicial, siempre hay algún autócrata autóctono dispuesto a vulnerar derechos fundamentales en beneficio propio.
Hace unos meses estuvo en la diana pública el alcalde socialista del ayuntamiento asturiano de Siero, Ángel García (alias ‘Cepi’), por haberse gastado casi 10.000 euros en una cafetera para el consistorio. Lejos de entonar el mea culpa, con una soberbia propia de líderes tribales, el edil sacaba pecho ante los medios de comunicación. Nada que sorprenda a los habitantes de Siero, dado el sectarismo totalitario de este personaje que ya fue condenado por agresiones a un vecino mientras le cogía por el cuello y le gritaba «te voy a matar, te voy a arrancar la cabeza, hijo de puta». Algo que la Federación Socialista Asturiana solucionó mirando para otro lado mientras decía que se trataba de una situación correspondiente «al ámbito civil y nada tiene que ver con la gestión pública». Parece que para la FSA un representante público puede agredir, violar o matar, mientras no lo haga dentro del ayuntamiento. Coherencia sin fisuras.
Ahora, el amigo Cepi vuelve a ser noticia por vulnerar derechos fundamentales de los ciudadanos. En particular (lo que hace la situación todavía más grave) de las personas más vulnerables, los niños con capacidades especiales. El Ayuntamiento de Siero lanzó un programa llamado «Plan de Corresponsabilidad» que pretende favorecer la conciliación de las familias con hijos entre 3 y 16 años. Si ningún tipo de rubor, estos que tanto se llenan la boca con la igualdad y la inclusión, han denegado la participación de un niño de cinco años con autismo.
¿La excusa? Que la actividad no cuenta con el personal cualificado para atender a niños con capacidades especiales. Este tipo de discriminación resulta, simplemente, inadmisible. Más cuando ha sido financiada por la Dirección de Igualdad del Principado de Asturias. La Dirección de Igualdad… Orwell estaría orgulloso de ellos. Imaginen ustedes cómo será la cosa cuando han conseguido poner de acuerdo a Podemos, PP y VOX para denunciar esta situación. ¿Qué mensaje estamos dando a los niños al decirles que uno de sus vecinos no puede participar en actividades públicas con el resto de niños porque al alcalde tiene otras «prioridades presupuestarias»?
Si no tienes personal cualificado, lo contratas. Que para gastarte 10.000 euros de dinero público en café no has tenido ningún problema. Ni para comprarte un coche eléctrico con el dinero del consistorio. Ni para gastarte 9.000 euros de dinero público en comprar pitufos como regalo institucional. Han leído ustedes bien, este personaje se ha gastado esa cantidad en figuritas del «pitufo gruñón» para regalar. Obviamente, debe desconocer que los pitufos fueron elegidos por la ONU en 2023 para abanderar una campaña internacional contra los discursos de odio. Algo, a todas luces, incompatible con amenazar a tu vecino con arrancarle la cabeza.
Déjenme darles la última muestra de las prioridades presupuestarias de este individuo. Ayer, dos vecinos de ese ayuntamiento (Mario Corujo y Esteban Díaz) ganaron en Madrid el campeonato de España de Judo, en su modalidad de Kata. Estos dos deportistas ya habían quedado subcampeones de España en otra ocasión y terceros en la Copa de Europa. El ayuntamiento del amigo Cepi les otorgó este año la friolera de 90 euros de subvención, para todo el año. Con eso no les alcanzó ni para pagarse el viaje de ayer a Madrid para poder competir. Viajes y alojamientos que pagan siempre de su bolsillo al no contar con ningún tipo de apoyo institucional. Y es que este ayuntamiento destina un presupuesto de 3.825 euros anuales para becas a deportistas de alto nivel, mientras se gasta cinco veces más en cafés y pitufos.
A pesar de todo ello, esta semana conocíamos una noticia espectacular. Hace unos 200.000 años existió un neandertal con síndrome de Down. Sabemos que además de este síndrome, era sordo y apenas tenía equilibrio. Y sabemos que los neandertales le cuidaron con un amor y un grado de compasión a los que todavía no han llegado el alcalde de Siero ni su concejala de Educación, Igualdad y Juventud (Eva Iglesias). Que no hayan sido cesados de manera fulminante por la FSA dice mucho de este socialismo indecente que utiliza a los más vulnerables únicamente como bandera ideológica. Ya saben que la política es cuestión de prioridades… generalmente suelen ser las que les permiten atornillarse al sillón.
