Emilia Clarke (37 años), conocida mundialmente por su interpretación de Daenerys Targaryen en Juego de Tronos, enfrentó una batalla personal y silenciosa durante el rodaje de la exitosa serie. En una reciente entrevista con la revista británica ‘Big Issue’, la actriz compartió detalles sobre los dos accidentes cerebrovasculares que casi le cuestan la vida y su carrera.
En febrero de 2011, a poco tiempo de estrenarse la primera temporada de la aclamada serie de HBO, la británica sufrió su primer accidente cerebrovascular mientras se ejercitaba en un gimnasio. Un dolor de cabeza insoportable la dejó sin fuerzas, obligándola a arrastrarse hasta el vestuario, donde comenzó a vomitar violentamente. «Llegué al vestuario y me arrodillé junto al inodoro, vomitando sin parar», recordó la actriz.
Fue trasladada de urgencia al hospital, donde los médicos confirmaron la gravedad de su condición y se sometió a una cirugía de emergencia. La recuperación duró y mes, durante el cual sufrió afasia y pérdida de memoria. «Las palabras no tenían sentido y entré en pánico. Pensé que no volvería a ser la misma», explicó y además, agregó que durante ese proceso los médicos descubrieron un segundo aneurisma en su cerebro, que podría permanecer inactivo.
Sin embargo, la posibilidad de otra emergencia médica causaba una profunda incertidumbre en Clarke. En su entrevista con ‘Big Issue’, la actriz reveló el temor constante de perder su papel en la serie debido a su salud. «Cuando tu identidad se ve tan alterada por una lesión cerebral, todas tus inseguridades se amplifican. Me aterraba que me despidieran porque no pudieran confiar en mi capacidad para seguir trabajando», confesó.
Solo unas semanas después, Clarke decidió volver al set tras ser dada de alta, aunque el miedo a una nueva hemorragia la acompañaba constantemente. En 2013, tras finalizar la tercera temporada de Juego de Tronos, la estrella se encontraba trabajando en Broadway cuando descubrieron que el segundo aneurisma había crecido. Aunque le aseguraron que la cirugía sería sencilla, el procedimiento falló, y Clarke se despertó en un dolor insoportable. Los médicos tuvieron que realizar una operación más invasiva, dejándola con una recuperación larga y dolorosa.
Durante este difícil proceso, Clarke temía las posibles secuelas cognitivas y sensoriales: «Me preocupaba si afectaría mi concentración, mi memoria, o mi visión periférica».
A pesar de estos desafíos, Clarke ha encontrado maneras de ver su experiencia con humor. «Digo en broma que lo único que me ha quitado es el buen gusto en los hombres», escribió. Sin embargo, el impacto de sus experiencias fue profundo y la motivó a fundar SameYou, una organización benéfica para apoyar a personas que se recuperan de lesiones cerebrales y accidentes cerebrovasculares.
Desde su lucha personal hasta su dedicación a ayudar a otros, Emilia Clarke sigue siendo una figura de inspiración y fortaleza, tanto dentro como fuera de la pantalla.