Sudor y sangre le costó al Betis doblegar al Celje. Literalmente: Natan tuvo que ser sustituido, con una enorme brecha y su cabeza sangrante, tras anotar el 1-0 en el minuto 75 e impactar su cráneo con el defensor. En el 81, el lateral español del equipo esloveno, Juanjo Nieto, empató de un remate acrobático, digno de un delantero centro. A punto estuvo el Celje de llevarse el triunfo, cuando el Betis parecía derrotado, en ánimo y espíritu. Pero en la última jugada del partido, a unos segundos de que el árbitro pitara el final, Juanmi marcó el 2-1 en un contragolpe, picando el balón por encima del portero. El Betis venció, pero no convenció a su público, una buena parte del cual le dispensó silbidos y abucheos, durante y después del partido. Los antiguos romanos consideraban el juicio ponderado, el equilibrio y la justa recompensa como valores esenciales de su civilización. El cónsul que lograba una sonada victoria contra un feroz enemigo tenía derecho a esperar que el Senado le diera permiso para celebrar un ‘Triunfo’ (‘Triumphus’), es decir, una entrada victoriosa en Roma, en la cual el general, con su ejército, era aclamado mientras desfilaba en un carro, exhibiendo el botín y, a veces, a los enemigos hechos prisioneros. Eso sí, el ius triumphandi —las reglas que determinaban la concesión del triunfo— especificaba que el enemigo batido debía ser de envergadura. A muchos generales y sus ejércitos no se les concedió tal honor porque el adversario era pequeño o porque las bajas en las huestes enemigas no superaron los 5.000 soldados. Si había dudas, siempre se podía conceder al cónsul un premio de consolación, el ‘triumphus minor’, un ‘triunfo menor’, sin la parafernalia ni los reconocimientos de un verdadero desfile triunfal. Si los antiguos romanos tuvieran que juzgar el mérito de la victoria bética sobre el Celje, no tendrían dudas. La ciudad eslovena, de mismo nombre, no llega a los 38.000 habitantes, la misma población que tiene el municipio de La Rinconada. El NK Celje va cuarto clasificado en una liga de tan solo diez equipos. La mayoría de sus jugadores son eslovenos. Juanjo Nieto, el autor del gol visitante, ha militado en España mayoritariamente en equipos de Primera RFEF y Segunda División. El Celje tiene un nivel equivalente a un Segunda de nuestra Liga. Pero el Betis casi pierde el partido, porque volvió a pecar de falta de intensidad, especialmente en la primera parte. Ganó, pero no mereció el aplauso. En el tenis, si el español Jaume Munar, que ocupa el puesto número 62 en el ranking ATP, vence al esloveno Bor Artnak —clasificado en el puesto 392—, nadie felicita al vencedor: se da por supuesto que ha cumplido con su trabajo, nada más. El Betis ocupa el puesto 48 a nivel mundial, frente al 295 del Celje, justo delante, en la lista, del Como 1907 y del Sporting de Gijón. Las diferencias entre la plantilla bética y la del equipo esloveno son sencillamente abismales. El valor de mercado del Celje no llega a los 15 millones de euros, frente a los 192 de la escuadra verdiblanca. Algunos futbolistas del Betis, como Cardoso, superan en valor de mercado a los 22 jugadores eslovenos. Evidentemente, hay que felicitarse porque —¡por fin!— el Betis haya ganado en la Conference. Pero, sinceramente, el Celje no es una buena vara para medir el compromiso de los jugadores verdiblancos en Europa. Necesitaron un gol in extremis y recurrir a la épica, por no haber planteado un partido europeo como lo que es: una batalla en la que se no puede dar tregua al rival. Hay que estar feliz por toda victoria en Europa. Por supuesto. Pero nada de aplausos, ni reconocimientos. Los romanos tan solo hubieran concedido un ‘triunfo menor’, sin más alharacas.
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Triunfo menor
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