La isotretinoína, el fármaco antiacné que se comercializa con varios nombres, entre ellos Accure, Accutane, Acnotin o Roacután, ha estado envuelto de polémica prácticamente desde su comercialización, en 1982, por la farmacéutica Hoffman-La Roche, debido a sus posibles efectos en la fertilidad de la mujer y la sospechosa vinculación de su ingesta con ideaciones suicidas.
Indicado originalmente para cuadros severos de acné, aunque desde hace años se receta también para acné moderado e incluso leve, la observación clínica relaciona este medicamento con la aparición en algunos pacientes de efectos secundarios graves en la fertilidad, problemas estomacales, oculares, y cuadros severos de depresión y pensamientos suicidas, según denuncia en declaraciones a ABC Miriam, presidenta de la Asociación de Víctimas en España del Roacután y otros Genéricos de la Isotretinoina (Verogi), que está en contacto con asociaciones de Reino Unido, Francia e Italia.
La sospecha está fundamentada, según apunta Miriam, en el hecho de que la vitamina A en altas dosis (base de este tratamiento), es tóxica y acumulativa (no se elimina), provocando «alteraciones a nivel cerebral y en el organismo». Los dermatólogos abogan por prescribir dosis más bajas de isotretinoína para que sea mejor tolerada por el organismo y así, reducir los indeseables efectos adversos, pero dado que el tratamiento es acumulativo, «es muy dudoso que evite o minimice muchos de los efectos colaterales que conlleva este agresivo tratamiento», señala la presidenta de Verogi que, a raíz de tomar el tratamiento sufre sequedad ocular severa y permanente que le ha obligado a cursar una baja laboral.
«Bajo la premisa de las dosis bajas muchos especialistas están comenzando a utilizar la peligrosa e irresponsable práctica de adaptar este tratamiento a incluso pacientes con acné leve en lugar de acné severo que es lo indicado en el prospecto, sometiendo al paciente a una peligrosa lotería de indeseables efectos secundarios», señala la afectada y advierte de que en algunos casos «las secuelas graves son de por vida». En Reino Unido, desde abril de 2023, las autoridades sanitarias han restringido la isotretinoína a casos severos de acné y se obliga a los dermatólogos a informar a los pacientes de los posibles efectos adversos mediante consentimiento escrito, que debe ser completado por dermatólogo prescriptor y paciente. Asimismo, los pacientes tienen un tiempo para decidir y si deciden hacer el tratamiento deben firmar este consentimiento.
En el caso de que los que la tomen sean menores de edad, dos especialistas independientes deben haber evaluado el caso antes de poder prescribir isotretinoína. Asimismo, antes, durante y después del tratamiento se monitoriza cualquier alteración de la salud mental y función sexual de los pacientes.
A pesar de estas restricciones introducidas en otros países vecinos, la comercialización de este fármaco aumenta exponencialmente en países como España, «obviando» los graves peligros que entraña, denuncia Miriam. «No podemos olvidar que es un fármaco desarrollado en su origen para el tratamiento quimioterapéutico de distintos tipos de cáncer, por lo que es un tratamiento agresivo que requiere un mayor control», precisa la afectada, de 34 años y que, a raíz de las dos tandas de tratamiento que recibió, también ha sufrido, según apunta, daños importantes en su reserva ovárica. «Nos llegan casos de mujeres que han estado tomando el tratamiento y sufren enfermedades intestinales, y cuadros de menopausia precoz», asegura Miriam y pide a los dermatólogos que no banalicen sus efectos e «informen a las pacientes de las posibles secuelas de ese agresivo tratamiento ya que, en algunos casos, son para siempre».