Poco después de Navidades, el tenor Miguel Elejalde recibió la llamada de una amiga, Carmen López, hija de una fallecida durante los días de 2020 de abandono en las residencias de Madrid. En nombre de las víctimas, le proponía participar en un concierto homenaje con ocasión del cuarto aniversario de aquella tragedia, por la víctimas en la región de la capital y en el resto de España. Elejalde aceptó sin dudarlo y se puso a reclutar a otros músicos voluntarios con la colaboración de la soprano Elisa Belmonte. Poco a poco, el número fue creciendo hasta el punto que hubo que modificar el cartel en varias ocasiones hasta incluir a los 13 intérpretes que este sábado al mediodía actuaron en el Ateneo de Madrid en una sala que se llenó con 300 personas.
Una hora y cuarto antes del evento el público ya hacía cola para entrar. En la puerta depositaban donaciones en una hucha y recogían chapas con el nombre de las dos plataformas organizadoras, la madrileña Verdad y Justicia y la estatal Marea de Residencias, junto a una cifra que se ha convertido en un símbolo que aparece en carteles, folletos y camisetas: el número de mayores que fallecieron en marzo y abril dentro de residencias de Madrid sin ser trasladados al hospital, 7.291.
Los músicos ensayaban en la sala del evento, la Cátedra Mayor, y Carmen López llegaba al acto con un ramo de rosas en señal de agradecimiento por su participación desinteresada. López cuenta que en los días previos han recibido llamadas a diario incluso de fuera de Madrid y que han tenido que pedir un conserje extra para controlar el aforo. Hace tres semanas, el 15 de marzo, esta misma sala también se quedó pequeña cuando presentaron el informe final de la Comisión Ciudadana por la Verdad en las Residencias de Madrid, compuesta por juristas y sanitarios. Concluyeron que se podían haber evitado 4.000 muertes.
La fecha del concierto, 6 de abril, ha coincidido con el aniversario de la muerte de algunos familiares presentes en el acto. Hace cuatro años a las ocho de la mañana, Mari Paz Villanueva recibió la llamada fatídica de la residencia informándole de que su madre, Paz Sanz, había fallecido. “Hoy cuando me he despertado es lo primero que se me ha venido a la mente”, dice conteniendo las lágrimas antes del evento. Su padre, Eduardo Villanueva, murió tres días después en la misma residencia. Antes del recital, Villanueva leyó unas palabras de recuerdo a la generación de sus padres y criticó a “las instituciones que ahora miran a otro lado como si no hubiéramos asistido a la mayor vulneración de derechos de la historia de nuestra democracia”.
Nuevos apoyos
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Los músicos eligieron un repertorio con arias de ópera y canciones líricas españolas y argentinas. “Queríamos que fuera emotivo pero no todo tiene que ser triste”, explicaba antes del comienzo la soprano Belmonte. “Ayer en el ensayo había cuatro familiares y al momento empezaron las lágrimas. Eso es bueno porque el mayor objetivo de un cantante es emocionar”. Junto a Belmonte y al tenor Elejalde actuaron Tania Menéndez, José Varela, José Julián Frontal, José María Mañero, Carmen G. Montano, Yolanda González, Virginia Aparicio, Celia Laguna, Juan Ignacio Martínez, Óscar del Saz y Ricardo Rubio.
Al término de los 80 minutos de actuación, los 13 intérpretes subieron al escenario. El público se puso en pie y los despidió con un minuto de ovación y corearon una sola palabra: “¡Justicia, justicia, justicia!”.
Con los fondos recaudados este sábado, las dos organizaciones van a traducir al inglés el informe de 148 páginas de la Comisión ciudadana. Ya han entregado el documento a la Fiscalía de Madrid y a la Asamblea regional. El lunes a las 11.00 lo harán en la Fiscalía General del Estado y el Defensor del Pueblo. Y más adelante planean hacer lo mismo en el Congreso de los Diputados, Moncloa, Casa Real y la Eurocámara. Además, están haciendo campaña para salir en medios internacionales. La semana pasada aparecieron en el diario británico The Guardian.
Con el paso de los años el movimiento de los hijos no se desinfla, sino que más bien crece, dice López. A pesar del fracaso de la investigación política y del estancamiento en el plano judicial, cada vez reciben más apoyos, tanto de la ciudadanía común y corriente como de familiares que hace cuatro años optaron por no tomar acciones judiciales para intentar pasar página.
“Hemos recibido correos de personas que no hicieron nada en su día”, dice López. “Creo que han visto que hay más gente en esta lucha y que no van a estar solos. Por mucho que se quiera, esto es un duelo que no se va a cerrar. Es como la memoria histórica. Cuando pierdes a un familiar de esa manera no se va a superar porque no ha habido justicia”.
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